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26 de abril de 2024

Joaquín Goyache, rector de la UCM, durante la entrevista con El Debate

Joaquín Goyache, rector de la UCM, durante la entrevista con El DebateEl Debate

Perfil de Joaquín Goyache, actual dirigente de la UCM

El rector que busca revalidar su cargo pero que ha tardado en advertir de los peligros de Podemos

La izquierda estudiantil que apoya a Esther del Campo caldeó la pre-campaña y buscó de manera muy inteligente desprestigiar al actual rector de la Complutense, que solo reaccionó cuando vio que su rival se aliaba con los candidatos derrotados

Hay un antes y después en Joaquín Goyache (Pamplona, 1962) desde que su rival en la segunda vuelta de las elecciones en la Universidad Complutense, Esther del Campo (Madrid, 1963), presentara el llamado 'Acuerdo por el cambio', en el que las tres candidaturas con más respaldo en la primera vuelta que no accedieron a la siguiente fase le dieron su apoyo.
Un anuncio con el que la decana de la polémica Facultad de Ciencias Políticas pretende voltear los pronósticos. No en vano, Goyache batió a Del Campo en la primera ronda, al cosechar el 25,27 % de los votos, por el 18,15 % de su rival. Pero esa alianza contranatura, a la que incluso se ha sumado Iñaqui López, que fue vicerrector con Goyache, han transformado la estrategia de perfil bajo del actual rector.
«Es una unión (en referencia al acuerdo de Del Campo con los candidatos derrotados) donde personas y proyectos que ellos mismos definen como diferentes, yo diría que incompatibles, se unen en lo que aparenta ser una decisión repentina», dijo. Pero según se acerca el 29 de marzo, fecha de la segunda vuelta, ha ido alzando la voz. «Si gana mi oponente (en referencia a Esther del Campo), Podemos también tomará el poder de la Complutense».
Y he ahí el quid de la cuestión. Goyache ha sido el rector de la pandemia y de la crisis energética. El catedrático universitario de Veterinaria y Sanidad Animal podía y de hecho puede presentar como aval la dificultad y el bagaje que le dan haber gestionado la universidad presencial más grande de España en años tan turbulentos, también para la comunidad universitaria.
Así lucen los pasillos de la universidad

Así lucen los pasillos de la Facultad de Ciencias Políticas

Sin embargo, las elecciones a veces se ganan exhibiendo más estrategia y eslogan que gestión, y este error, quizás, lo ha comprendido demasiado tarde, cosa que no ha hecho la izquierda radical que apoya a Del Campo.
Y es que es precisamente esta corriente extremista, que anida en la Facultad de Ciencias Políticas, la que fue calentando la pre-campaña de los comicios para desgastar la figura del rector. Sindicatos de estudiantes y otros grupos afines aprovecharon el caldo de cultivo ideal para sus intereses que les fue servido el día que Goyache como rector, aprobó el nombramiento de 'alumna ilustre' a Isabel Díaz Ayuso. De nada sirvió que este reflejara que el mérito se le daba por haber alcanzado un puesto de notoriedad como la presidencia de la Comunidad de Madrid habiendo salido de las aulas de la Complutense. Sus rivales se lo hicieron pagar con una fuerte campaña de desprestigio que tardó en advertir.
Goyache fue muy tibio, cuando tuvo la oportunidad de hacerlo, al condenar alguna de las cosas que pasan en el campus y que están muy relacionadas con el nombre de Esther del Campo. Este medio le entrevistó el día 1 de marzo, con la campaña electoral recién lanzada. Condenó el escrache a Ayuso y criticó el estado de suciedad y decadencia de la Facultad que gestiona su rival en las urnas. Pero sin grandes críticas. «No me gustan las pintadas», dijo, «pero las facultades son las que gestionan su espacio». Una afirmación que no deja espacio a poderse hacer otra pregunta que no sea esta: entonces, ¿para qué sirve un rector?.
Ahora, cuando ha visto que la decana no solo ha pasado a segunda vuelta, en lo que parece una estrategia muy bien confeccionada, sino que es capaz de ganarse los apoyos de los otros candidatos derrotados, algunos de ellos, de ideología diferente pero buscando a cambio algún puesto o sillón, advierte del peligro de la sombra de Podemos, la marca que sustenta a Del Campo. Por el bien de la universidad pública, y de aquellos que conocen a la perfección el ambiente de Ciencias Políticas, esperemos que no lo haya hecho demasiado tarde.

La aspirante: Esther del Campo

No podemos relacionar a Esther del Campo ni con el escrache a Díaz Ayuso, ni con la turba que intentó linchar a la embajadora de Israel en Somosaguas hasta el punto que un miembro de su seguridad privada tuvo que sacar su pistola para disuadirlos. Pero sí con haber permitido, e incluso auspiciado, carteles amenazantes contra ambas mujeres en su facultad, tal y como comprobó en persona este medio. Para cerrar el círculo, la decana no ha condenado ninguna de las dos protestas violentas.
«No quiero que la Complutense sea un lugar de lucha política», dice, en referencia a su rival, Goyache. Pero ella no elude el envite. Aboga por ofrecer más activismo, participación y expresión a los estudiantes, el sector precisamente que más le apoya –fue este el único grupo en el que pudo batir a su oponente en la primera vuelta–.

«Soy independiente, ni soy de Podemos ni tengo cuernos ni rabo», dice Del Campo, consciente de su relación con el partido ‘morado’. «Iglesias y Errejón solo fueron alumnos míos», añade. Pero no dice que, cuando el ahora profesor asociado era vicepresidente del Gobierno, acogió una charla suya en la facultad presentándolo como «la vuelta del hijo pródigo».

No obstante, allí también son profesores insignes Juan Carlos Monedero y Jorge Verstrynge, y allí, en ese centro, nació Podemos. Además, ella es desde 2002 vocal de la Junta Electoral Central a propuesta de, adivínenlo, Unidas Podemos. Paralelamente, ha sido la directora de un edificio famoso por sus pintadas y radicalismo, que no ha tenido problemas en censurar y boicotear actos de asociaciones discrepantes con la izquierda que allí gobierna.
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