
La carta de Sánchez a Mohamed VI, analizada por una profesora de Lengua
Aunque para el lector medio puede parecer un escrito perfectamente válido, la versión que ha trascendido en español incurre en varios errores
En nombre de la «discreción», la carta de Pedro Sánchez a Mohamed VI fue durante días el secreto mejor guardado de la Moncloa hasta que apareció publicada en un periódico el pasado miércoles. Ese documento, en el que España confirmaba su cambio de postura en torno al Sáhara occidental, ha sido analizado desde el punto de visto estratégico, geopolítico, pero no tanto desde un prisma lingüístico.
Aunque para el lector medio puede parecer un escrito perfectamente válido, la versión que ha trascendido en español incurre en varios errores que denotan que el documento está falto de, al menos, «una segunda lectura», tal y como explica a este periódico Pilar Fernández, profesora titular de Lengua en la Universidad San Pablo CEU.
Por hacer un resumen rápido, para la docente el texto incurre en al menos tres errores: cambios continuados en el tratamiento que se dispensa al destinatario, pobreza léxica y un uso inadecuado de algunos tiempos verbales.
«Hay algunas incongruencias –comienza a valorar Fernández–. Él [Pedro Sánchez] empieza a tratar al Rey de Marruecos de vos, cosa que es lógica, pero al poco tiempo cambia de registro. Empieza con ese tratamiento y en el cuarto párrafo ya le trata de usted».Es precisamente en ese cuarto párrafo, de apenas tres líneas, donde se observa más este cambio de registro:
«La palabra 'respeto' y la palabra 'relación', para ser un texto tan corto, sale muchas veces», reflexiona Fernández a la hora de valorar la riqueza léxica del texto, que no es especialmente abundante. «En el quinto párrafo, por ejemplo, utiliza la expresión 'nuestros dos países' hasta tres veces. Ocurre igual en el último párrafo, donde habla de 'nuestros dos Ministros', que además debería ir con minúscula, según la norma que nos da la Academia».
Ese último párrafo presenta para la profesora un fallo bastante más visible que todos los anteriores, y es un mal uso de los tiempos verbales. Pedro Sánchez empieza el enunciado en presente de indicativo para pasar a futuro simple en una frase en la que lo normal y lo correcto sería utilizar un presente de subjuntivo:
El quinto párrafo de la misiva es especialmente conflictivo para Fernández: «Es un párrafo larguísimo, difícil de seguir y tiene una falta de concordancia».
Aquí el párrafo completo:
«Es de imaginar que a estas cartas, si son cartas formales, deberían echarles un vistazo. ¿Que no es una cosa gravísima? Pues no, al lado de lo que está ocurriendo en el mundo pues no tiene importancia ninguna», concluye la profesora. «Da la sensación de que es una carta que se ha hecho con muchas prisas. Es como el trabajo de un alumno del que dirías: 'Si te lo hubieras leído una segunda vez, te habrías dado cuenta'. Es un poco esa sensación, desde mi experiencia de profesora. Parece un trabajo precipitado».
El cargo de Albares
Tampoco ha pasado desapercibido el cargo que Pedro Sánchez atribuye al ministro José Manuel Albares, a quien se refiere en la carta como «Ministro de Asuntos Europeos, Unión Europea y Cooperación» cuando su puesto –al menos así figura en la misma web del Ministerio– es el de ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación.
Este último detalle invita a pensar que el ministro Albares no llegó a leer la carta o que, de hacerlo, no lo hizo con la suficiente atención. No obstante, por lo que dijo en la última sesión del control al Gobierno dio la impresión de que conoció su contenido íntegro una vez apareció publicado en el diario El País.