Fundado en 1910

24 de abril de 2024

Pedro Sánchez y Nadia Calviño este miércoles en el Congreso

Pedro Sánchez y Nadia Calviño este miércoles en el CongresoEFE

24 horas de infarto

Nervios en el Gobierno: negocia con ERC y tantea al PP para salvar el decreto anticrisis

La bola de nieve del «catalangate» ha ido creciendo hasta poner en peligro una votación que el Ejecutivo daba por ganada. Los partidos, salvo el PNV, ocultan su voto. Feijóo quiere gestos

El suelo vuelve a abrirse a los pies de Pedro Sánchez. El presidente revive a esta hora la pesadilla que él y Yolanda Díaz vivieron a principios de febrero con la convalidación de la reforma laboral. Ya se lo ha advertido Gabriel Rufián al presidente en la sesión de control al Gobierno en el Congreso: «Pídale el teléfono a Alberto Casero», en alusión al diputado del PP que con su voto erróneo salvó al Ejecutivo entonces.
El presunto espionaje de más de 60 independentistas ha ido envenenando la política con el paso de los días hasta poner en serio riesgo la convalidación, este jueves, del plan anticrisis que el Consejo de Ministros aprobó el pasado 29 de marzo. El que incluye, entre otras cosas, la bonificación de 20 céntimos por litro de carburante y la prórroga de la rebaja de los impuestos a la electricidad.
A 24 horas de que suene la bocina, las cuentas del Gobierno se han ido por el sumidero, y hay mucha inquietud entre los ministros. ERC amenaza con votar en contra -lo que a su vez podría mover también a Bildu al «no»-, Sánchez ha iniciado un tímido acercamiento al PP buscando su abstención como plan B y Unidas Podemos presiona al presidente para que dé a los independentistas lo que quieren y que este jueves no se rompa el bloque Frankenstein. Solo el PNV mantiene su «sí» y no lo ha cambiado por un «ya veremos». Ésta es la estampa, en resumen.
Gabriel Rufián en su escaño

Gabriel Rufián en su escañoEFE

La sensación que se respiraba este miércoles en el Congreso es que el decreto ley saldrá adelante, aunque sea a trompicones, pero nadie sabe cómo (solo se necesitan más síes que no, las abstenciones no cuentan para bien ni para mal).
Salvo Ciudadanos, que ha anunciado su voto en contra -otra puerta que se le cierra a Sánchez-, todos los partidos esconden sus cartas y se miran de reojo. Ni siquiera Vox, que en su día se negó a participar en la ronda de contactos que llevó a cabo el Gobierno antes de aprobar su plan anticrisis, ha querido anticipar si votará «no». Aunque desde la formación señalan que es su forma de proceder con todas las votaciones y niegan que su voto dependa de lo que hagan otros.
Los independentistas consideran insuficiente la Comisión de secretos oficiales que les sirvió en bandeja el Gobierno este martes. No sin polémica, porque la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, alteró las mayorías de elección para desatascar su constitución. «Esa comisión sirve para lo que sirven», señalan fuentes de ERC. Según el portavoz del PNV, Aitor Esteban, que la pasada legislatura fue miembro de esa Comisión, nunca escuchó allí «ni un secreto».

Bolaños lo intenta con Rufián

Al término de la sesión de control, el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, se ha reunido con Rufián para convencerlo. Pero, tras el encuentro, Rufián ha insistido en que no hay avances. «Ha ido inmejorable porque no puede mejorar», ha ironizado el portavoz de ERC.
Esquerra y el resto de las formaciones independentistas reclaman una comisión de investigación por la que desfilen con luz y taquígrafos todos los posibles implicados en el presunto espionaje, y cuentan para ello con el apoyo de Unidas Podemos. Pero el PSOE esgrime que se trata de materias reservadas por la Ley de Seguridad Nacional y que por tanto una comisión de investigación no sería útil.
En paralelo, la ministra de Hacienda ha hablado en las últimas horas con el responsable del área económica del PP, Juan Bravo, en lo que es una primera toma de contacto. Según la versión de los populares, María Jesús Montero pidió el voto a Bravo y no ofreció nada. De hecho, le reconoció no haber estudiado la propuesta de Feijóo siquiera. Una abstención de los populares valdría la tranquilidad de Sánchez, aunque luego tuviera que vérselas con sus socios por echarse en los brazos de Alberto Núñez Feijóo.
Los populares quieren alguna concesión, y hasta ahora el presidente no les ha hecho ninguna, más allá de pedir su voto gratis et amore. Es más. El martes, la portavoz del Ejecutivo reconoció que no han estudiado la propuesta de 39 páginas que el líder de la oposición había remitido a La Moncloa el pasado viernes.
«El Fondo Monetario Internacional, la Comisión Europea, todos los organismos avalan la política del Gobierno. Solo nos falta contar con el apoyo del principal partido de la oposición. Por una vez estén en el lado correcto de la historia y piensen en el bienestar general», ha pedido Nadia Calviño al PP desde su escaño.
La incertidumbre continúa. Lo único claro es que, hasta el viernes, el Ejecutivo creía que contaría con los votos a favor de ERC, el PDeCAT, Bildu, el PNV, el PRC, Nueva Canarias, Teruel Existe, Más País y Compromís. Y, a día de hoy, está más pendiente de las abstenciones que de los síes para salvar otro decreto ley.
Comentarios
tracking