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29 de marzo de 2024

Los amigos de Juan, el joven muerto en Íllora llevaron el féretro en su entierro el pasado martes

Los amigos de Juan, el joven muerto en Íllora llevaron el féretro en su entierro el pasado martesEFE

La chispa que hizo saltar la convivencia en las calles de Íllora

El Debate analiza qué hay detrás del asalto a las casas de la familia del agresor que presuntamente mató a Juan y qué se puede hacer para evitarlos

«Confiamos en la Justicia y en que Íllora recupere la paz, que ese sea su legado», expresó el jueves la familia de Juan, el joven que falleció el pasado lunes en la localidad granadina de Íllora cuando otro joven presuntamente le agredió y en su caída se golpeó contra el bordillo de la acera.
Y es que este municipio andaluz, de unos 10.000 habitantes, ha vivido una de las semanas más tensas. A la muerte de Juan, de tan solo 19 años, se sumaron los incidentes registrados el martes después de una manifestación cuando parte de los manifestantes asaltaron las viviendas de los familiares del presunto homicida y provocaron numerosos destrozos, además de obligarles a abandonar el pueblo. De hecho, este viernes, estas familias regresaron a Íllora para recoger algunos enseres y volver a abandonar la localidad.
La situación vivida en Íllora esta semana no es nueva. De hecho, sucesos de este tipo se repiten cada cierto tiempo en España. «Pero ocurre únicamente a las personas gitanas», considera Mari Carmen Cortés, abogada, gitana y coordinadora del servicio de asistencia a víctimas de discriminación racial o étnica por parte de la Fundación Secretariado Gitano. «Si una persona gitana comete un hecho delictivo, se generaliza a todo su entorno y esto es lo que no puede ser porque si una persona no gitana comete un acto delictivo, no se generaliza a todo su entorno».

Tradición histórica que va calando

Cortés apunta a que «hay una tradición histórica que ya desde la época de los Reyes Católicos y a lo largo de los siglos ha ido sembrando que la comunidad gitana era sospechosa», afirma Mari Carmen Cortés, «y esto va generando un calado social, una asimilación, una normalización de que los gitanos y las gitanas somos de una determinada manera». Considera que sucesos como los de Íllora pueden responder a que «hay gente que puede asociar a que cuando hay gitanos, hay problemas y conflicto. Y esa imagen generalizada actúa como una chispa, como detonante de comentarios, de actos vandálicos, de agresiones por la profunda creencia de que la persona gitana merece menos en cuanto a derechos, o que nos merecemos lo que nos pase. Nos deshumanizan y ya no somos personas».
El suceso conmocionó a toda la localidad granadina

El suceso ocurrido el lunes conmocionó a toda la localidad granadinaEFE

Sin embargo, no están tan de acuerdo con que exista esta generalización desde la plataforma ‘Unión Ciudadana de Íllora’, surgida esta misma semana. Según recoge Europa Press, «desde la plataforma plantean por último que en el pueblo hay una buena relación con el pueblo gitano ilurquense, que también sería víctima de la conducta de esta familia concreta (la del agresor)».

¿Qué se puede hacer?

Desde la Fundación del Secretariado Gitano recuerdan que el pasado 27 de mayo se sumó al Código Penal el agravante de antigitanismo y el 12 de julio se aprobó la Ley Integral Igualdad de Trato que también reconoce la figura del antigitanismo. «Si no tenemos el elemento jurídico que sancione esas conductas, lo que hace es lanzar el mensaje de que la discriminación a las personas gitanas está permitida. Ahora lo que hace falta es difundir estos elementos normativos y, sobre todo, aplicarlos donde corresponda», afirman.
Pero también destacan el papel de las administraciones públicas. «Deberían lanzar mensajes o comunicados que no inciten», asegura Mari Carmen Cortés en relación a las palabras del alcalde de la localidad de Íllora, que afirmó que trataría de «desterrar» a la familia del implicado en la muerte de Juan. «Lo que usted debe de promover es que evidentemente que actúen los agentes que tienen que actuar. Y que se aplique la ley a quien se tenga que aplicar», le contesta Cortés.
A este respecto, el consejero de la Presidencia de la Junta de Andalucía, Antonio Sanz, hizo un llamamiento al «respeto» en Íllora y pidió «que se depuren las responsabilidades» y que pague «quien haya sido autor de una agresión de este tipo». La subdelegada del Gobierno en Granada, Inmaculada López Calahorro, aseguró al día siguiente del asalto a las casas de los familiares del autor de la agresión que comprendía «la crispación y la indignación» por lo sucedido el lunes, pero hizo un llamamiento «a la calma y el sosiego» y pidió confianza en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y en la Justicia.
Finalmente, desde la Fundación del Secretariado Gitano resaltan también la incorporación de la historia del pueblo gitano al currículum escolar. «La comunidad gitana seguimos siendo los grandes desconocidos. Siempre aparece la imagen de que somos incívicos, de que no nos queremos incluir, que parece que vivimos al margen. Y no, no vivimos al margen. Otra cosa es la situación de marginación y rechazo social que impide y limita el ejercicio de derechos de las personas gitanas a participar en determinados espacios».
Por eso piden «medidas y acciones desde las instituciones públicas para promover que eso no pase, para promover que las personas gitanas puedan participar y puedan compartir los espacios como cualquier otra persona».
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