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25 de abril de 2024

Entrevista a Beatriz Saura, abogada penalista y candidata a Decana del ICAM

Entrevista a Beatriz Saura, abogada penalista y candidata a Decana del ICAM

Entrevistas jurídicas a los candidatos del ICAM

Beatriz Saura: «Cuando maltratan a un abogado en un juzgado toda la Abogacía con el Colegio tiene que defenderlo»

Licenciada en Derecho por la Universidad de Alicante y Doctora por la Universidad Miguel fue profesora en la misma y directora del área Civil

Beatriz Saura es una abogada senior, experta en Derecho Penal de empresa y tecnológico y Cumplimiento Normativo «que lleva ya bastantes años de profesión dedicada al mundo jurídico en distintos ámbitos.» A la que le «gusta el ejercicio de su profesión, por la que siento vocación, a la que le gusta la gente» y que, en su día, ya fue presidenta de la Asociación de Abogados Jóvenes en Alicante. Es, además, una de los siete candidatos a Decano del Colegio de Abogados de Madrid (ICAM) que celebrará comicios al cargo el próimo día 20 de diciembre.
Saura lamenta que «el Colegio cada vez está más lejos de las personas, de la profesión, de la Abogacía, veo que todos estamos desencantados y encima, claro, como la situación económica tampoco ayuda, estamos también muy a disgusto con las cuotas que la mayoría pensamos que no nos sirven para nada». Por eso, decidió dar un paso al frente y presentarse a liderarlo: «Yo creo que se puede hacer algo, pero no yo todo, sino toda la Abogacía y todo mi equipo, porque mi planteamiento de Colegio dista mucho de lo que está siendo ahora.
Nuestra idea es hacer algo abierto, participativo y que no todo sea la figura del Decano y a su alrededor un colegio como difuso, sino que esté todo muy claro, muy estructurado a donde dirigirte, quién es el responsable, quién hace esto y que además se hagan todas las cosas que hasta ahora se han podido hacer y no se han hecho. O sea, queremos una nueva etapa para para el Colegio de la Abogacía madrileña».
–Usted habla de un Colegio más profesional, social, digital y transparente. ¿Cómo piensa conseguirlo?
–Son muchas cosas pero quedándome con lo digital, por ejemplo, y enlazando con la participación, no tenemos un voto electrónico. El Colegio de Málaga lo tiene, luego no es una cosa imposible que me estoy inventando yo. Lo han prometido otros años y nadie ha tenido tiempo de hacerlo. Hemos pasado por una pandemia en la que todas las empresas han aprovechado para digitalizar. Entonces, creo que la digitalización es un tema que hay que hacer ya por incluso por apertura y transparencia. Creo que la digitalización es el medio para poder facilitar el resto de las actuaciones que plantea mi candidatura. La tecnología hace que todos tengamos esa accesibilidad inmediata y todos llevamos un móvil. Los juzgados tienen su plataforma, la Fiscalía tiene su plataforma, la Abogacía... no tenemos una plataforma propia.
–Una propuesta que no llegará a tiempo en estas elecciones pese a que ha habido quejas por el voto por correo...
–Estamos hablando de que de los 77.000 abogados de Madrid, votan 7000, y no llegan. Es un 10% que no puede ser. Y no es culpa de los colegiados, sino del Colegio y de cómo se están haciendo las cosas. Toca plantear un cambio para que la institución nos acoja y formemos parte de ella. Todas las personas, todos los profesionales, no sólo en la Junta de Gobierno o la decana. Hace falta alguien que diga que hay esperanza, que no somos más de lo mismo. El problema es que, al final, ahora mismo de las candidaturas que nos presentamos hay tres compañeros que han salido del equipo actual pero han tenido tiempo de hacer y no han hecho. Entonces, claro, ahora hay mucha gente que dice si es que son los mismos. Otra vez los mismos. Cómo vamos a votar los mismos para quedarnos igual...
–¿Cree entonces que la abstención deriva de que los abogados no se sienten representados por el Colegio?
–Absolutamente. Creo que es cierto que nos sentimos, en general, distantes porque ya hace tiempo que el Colegio no nos está recogiendo nuestros intereses ni protegiendo cuando tenemos incidencias. No se puede aceptar que traten mal a un abogado, a una abogada, en un juzgado, y nadie haga nada. Toda la Abogacía, entera, tiene que estar detrás, con el Colegio para defendernos. Yo creo en la Abogacía, creo que que los abogados somos gente seria, trabajadora, responsable socialmente, con compromiso. Sin embargo, los representantes que hemos tenido dan una imagen alejada de eso. ¿Por qué no estamos sabiendo trasladar esa imagen que lleva luego muchas más cosas, como por ejemplo, a la Abogacía preventiva?.
–¿Qué peso debería tener tener la abogacía, según usted en la mediación y el arbitraje?
–Muchísimo, muchísimo. Me parece tan importante la mediación que yo, incluso, la introduciría dentro del Colegio. A veces, que hay quejas entre compañeros, más que irnos al típico expediente administrativo, yo apostaría por una mediación y que nos podamos entender, en lo interno y en lo externo. Las soluciones con mediación, al final, son siempre más satisfactorias para todas las partes. Lo mismo que el arbitraje. Me parece que, teniendo en cuenta los problemas que hay ahora mismo en la Justicia, el atasco que hay en los juzgados, el arbitraje sería una solución estupenda y lo apoyo totalmente. Hay que incentivarlo.
–Tampoco sale mejor parado el turno de oficio en la remuneración y la consideración. Parece como que los abogados pro bono son peores que el resto o saben menos...
–Creo que esa imagen se está superando pero queda mucho por hacer. En mi equipo viene Silvia Córdoba, que es quien en nuestra candidatura, que hemos ordenado por materias entorno a diputados-consejeros según su área de experiencia, se encargará del turno de oficio. Hace poco hablando con ella le dije escríbelo todo porque esto no lo sabemos, no lo sabemos... A un abogado del turno de oficio le pagan 30 euros por ir a prisión a hacer una visita a un preso. Con eso no te están pagando ni la gasolina. Es gente meramente vocacional que, además de llevar sus asuntos, están llevando cuestiones de turno de oficio. Y hay que mejorarles mucho: en que se nos considere autoridad para que estén defendidos o, en cosas tan simples como que tengan una plaza de aparcamiento cuando llegan a un juzgado a atender una guardia que no saben qué hacer con el coche.

Hay que exigir la actualización de los honorarios –reales, razonables y proporcionales– al trabajo que prestan los abogados del turno de oficio

Y lo de los honorarios... es que no puedo ni calificarlo. Hablamos de dignificar la Abogacía y en pleno siglo XXI hay profesionales a los que por un servicio tan importante como es el Derecho de Defensa de una persona que está privada de libertad, les abonen 30 euros. Ahí no están pagando ni la formación, ni el trabajo, ni el tiempo... Hay que exigir una actualización a unos honorarios reales, razonables y proporcionales al trabajo que se presta.
–Usted ha sido muy crítica con la «presencia femenina simbólica» en los actos del 425 Aniversario del Colegio. Aseguró que «era una vergüenza». ¿Realmente está tan infrarrepresentada la figura de la mujer en una Abogacía mayoritariamente femenina?
–Somos el 52 % de la profesión. Es decir, la mayoría. Y se celebra un 425 Aniversario, que tampoco era necesario, y sigo sin poder explicarme esas fotos en las que no había casi ninguna mujer. Es un frontal desprecio hacia las abogadas. Me parece que no se puede hacer ostentación de esas imágenes en las que en las mesas de las ponencias el papel de las profesionales es meramente testimonial. Y muchos de los candidatos que se presentan ahora estuvieron en la organización o participaron en ella y en mesas sin mujeres o a lo mejor, con una. A mí me parece mal, muy mal, porque además se habla con mujeres, no de mujeres. El tema está en el foco.
Y no estoy hablando de cuotas porque la excelencia es la excelencia y no depende de que las personas seamos ni mujeres, ni hombres. Pero claro, cuando somos más de la mitad de la profesión y quedamos representadas siempre en un 30 % yo no lo puedo entender porque pienso que hay quienes todavía tienen el foco mal puesto y quienes no son capaces de ver el valor de las personas. No creo que tengan más valor los abogados que las abogadas.
–Hay siete candidaturas de las que cuatro son de hombres y tres de mujeres. ¿Le parece que eso se ajusta más a la realidad de la profesión?
–El problema es que si quien organiza eventos no te llama... A mí nadie me ha llamado para esas mesas del 425 Aniversario pero, como a mí, a ninguna otra abogada penalista. ¿No hay buenas penalistas en Madrid? Y no es porque no conozcan a ninguna, yo sé que sí, es porque tienen su foco en su espacio y, en ese espectro, las mujeres estamos muy limitadas. Me parece que no es de recibo un trato así porque supone estar a años luz de lo que es la realidad de la sociedad madrileña y de la Abogacía madrileña. Si yo estoy aquí hoy sentada, delante de usted y delante de esta cámara, es porque vi esas fotos de la conmemoración y pensé que era un bochorno intolerable. A mí esas imágenes no me representan y me dan vergüenza como colegiada. Y me dije, preséntate, me puse manos a la obra para buscar un equipo de gente que esté alineada conmigo y a ver si, entre todos, conseguimos cambiar esto y que haya una nueva etapa en la Abogacía en la que profesionales normales y corrientes gestionemos.

Aspiro a que el día en que la colegiación no sea obligatoria, los abogados madrileños quieran seguir formando parte de un grupo de profesionales solidarios entre sí y con un proyecto común para su profesión y para la sociedad

–Profesionales normales en los que usted presta mucha atención a los jóvenes abogados... ¿Es que hoy el Colegio no los tiene en cuenta?
–Pues yo diría que no o no lo suficiente. A mí no me trasladan que haya todo lo que proponemos: un observatorio, programas de mentoring, acuerdos de homologación de títulos a nivel UE,... Entonces, si ellos, que son los directamente afectados, me están diciendo que no lo hay, yo creo que no lo hay. Y si lo hay, desde luego, está tan escondido es tan ineficaz o muy reducido. Por ejemplo, yo como colegiada no sé si las prácticas para el máster de acceso a la profesión están ya previstas o no.
–¿Cree que falta transparencia institucional?
–No hay una comunicación clara del Colegio hacia la Abogacía. Basta entrar en nuestra página web y ponerse a buscar una cosa en concreto para darse cuenta de que no lo encuentras. Ya no quiero decir que no aparezca a simple vista es que no es una página visual y comunicativa.
–¿Cómo se financia su campaña? ¿Quién está detrás?
–Pues detrás estamos nosotros, el equipo, profesionales de la Abogacía. De tal forma es que en nuestra candidatura que nadie se espere grandes fastos. Nosotros hemos venido aquí a ofrecer nuestro trabajo, nuestra ilusión, nuestras ganas de hacer cosas, no fiestas y eventos. Nosotros nos ponemos a disposición de la Abogacía para eso, para intentar darles participación, mejorar e iniciar una nueva etapa en la que las cosas se hagan de otra manera diferente a la que ha habido hasta ahora. Pero la inversión va a ser más en tiempo y en ilusión que económica. No tenemos detrás a ningún gran despacho o institución.
–Tres deseos para la Abogacía madrileña y española en los próximos años...
–Es difícil condensar tantos retos en tres ideas pero me gustaría que fuera una Abogacía fuerte, cercana y querida y reconocida por la sociedad. Estoy convencida de que con una buena gestión habría muchos compañeros y compañeras que se darían de alta en el Colegio y que harían cosas pro bono, por ejemplo, que es otra forma también de llegar a la sociedad civil; y, me parece que el Colegio de la Abogacía de Madrid es el sitio ideal para canalizarlo y llegar a acuerdos con ONG, con administraciones y con quien haga falta. Y devolver a la sociedad lo que la sociedad nos da a nosotros.
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