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Cándido Conde-PumpidoTribunal Constitucional

Como avanzó El Debate en primicia

La división entre la izquierda del TC obliga a posponer el Pleno para elegir al nuevo presidente

Cándido Conde-Pumpido ha tratado de concitar el consenso entre sus compañeros de bloque ofreciendo a su rival, la magistrada María Luisa Balaguer, ser su vicepresidenta. La votación se retrasa al miércoles

El nuevo Constitucional se estrena con turbulencias. No han pasado ni unas horas desde que, este mismo lunes, se cumpliese con el último trámite para la incorporación de los cuatro nuevos magistrados designados para la Corte de Garantías que, como adelantó El Debate, la división en el bloque de la izquierda del Tribunal ha obligado a retrasar el primer Pleno del órgano para elegir al que será su presidente o presidenta durante, como mínimo, los próximos tres años.
La disputa entre Cándido Conde-Pumpido –el candidato oficioso de la Moncloa que, a día de hoy, no concita la unanimidad entre los compañeros de su sector– y la magistrada María Luisa Balaguer –quien aspira a ser la segunda mujer al frente de la institución y a quien Conde ha ofrecido ser su vicepresidenta, alterando una norma no escrita en el seno de la institución sobre la alternancia ideológica en sus dos puestos clave– ha abierto una importante brecha en el procedimiento previsto, inicialmente, para este mismo martes día 1o.
Así las cosas, el miembro de mayor antigüedad del TC y, por lo tanto, presidente interino hasta la convocatoria del primer cónclave necesario para despejar la incógnita de la Presidencia, el conservador Ricardo Enríquez, ha retrasado el mismo hasta el miércoles, en espera de que las aguas amainen.
Aunque los cálculos iniciales hacían presagiar a muchos que, una vez consumada la renovación y con ella el cambio en la sensibilidad mayoritaria de la Corte, los siete magistrados progresistas prestarían su apoyo al candidato bendecido por el Gobierno, el jurista gallego Conde-Pumpido, la realidad es el ala izquierda del Constitucional arrastraba importantes dudas sobre la necesaria unanimidad del bloque para confirmar el nombramiento del exfiscal general del Estado.
El papel de la magistrada María Luisa Segoviano, mujer de fuertes convicciones, carácter e independencia es unas de las claves. Pese a que la jurista no ha querido desvelar, en ningún momento, sus preferencias al respecto, si se decantase por apoyar a su compañera del mismo nombre, para conformar una Presidencia feminista, sumaría su voto a los cinco que concitan los cuatro conservadores y el de la propia interesada quien, con seis apoyos, lo tendría todo a favor para convertirse en la segunda mujer al frente de la quinta autoridad del Estado.
Algunas fuentes de la Corte consultadas por El Debate han apuntado, también, a la posibilidad de que el exministro de Justicia, Juan Carlos Campo, que no tiene una posición especialmente próxima a la de Conde-Pumpido, estaría dispuesto a prestar su voto a Balaguer porque «es difícil que Campo no se sume a la opción ganadora», llegado el caso.

Balaguer, favorita de los conservadores

No han pasado tampoco inadvertidos esta mañana, en el solemne acto de toma de posesión de los cuatro nuevos magistrados del Constitucional, ninguno de los gestos de todos y cada uno de los protagonistas llamados a participar de la renovación de la Corte de Garantías, durante las diferentes intervenciones. Si algo hay de interpretable en la posibilidad de que María Luisa Balaguer reciba el apoyo, sin fisuras, del bloque conservador del órgano, la veterana jurista que aspira a presidir el Tribunal ha sido la que con más intensidad y duración ha aplaudido el discurso pronunciado por el titular saliente del cargo, el conservador Pedro González-Trevijano.
Así las cosas, el hecho de que la votación de los candidatos será secreta y requerirá de mayoría absoluta pone en jaque las aspiraciones de Conde-Pumpido y la posibilidad de consumar una candidatura que ha venido fraguando, desde principios del pasado año, con varias visitas a la Moncloa.
En el caso de que, en el primer intento, no hubiera 'fumata blanca', una situación que sólo podría darse si hubiese alguna abstención, se procederá a una segunda votación a resolver por mayoría simple. Si, nuevamente, el resultado alcanzado fuese de empate se procedería a una última votación; y, de persistir las tablas, en tercera instancia se propondrá para el cargo al magistrado de mayor antigüedad: el propio Ricardo Enríquez. Una hipótesis de la que no quiere ni oír hablar Conde-Pumpido que, a esta misma hora y contrarreloj, trata de unir las fisuras de quienes se presuponen más afines con sus posiciones.
Una vez seleccionados, los candidatos a presidente y vicepresidente del TC se elevarán al jefe de Estado, a quien corresponde realizar dichos nombramientos para un periodo de tres años, renovable solamente por otros tres.