
Los 12 meses en los que Feijóo volteó las encuestas para un PP que heredó roto
Los populares han pasado de ocupar el segundo puesto en los sondeos durante la crisis interna a adelantar al PSOE con la llegada del dirigente gallego al frente del partido
Hace justo un año se materializaba un nuevo relevo al frente del Partido Popular, que venía de atravesar una crisis interna que se antojaba difícil de resolver, al menos, a corto plazo. El desgaste provocado por la disputa entre la anterior dirección, liderada por Pablo Casado y su mano derecha, Teodoro García Egea, y la líder madrileña, Isabel Díaz Ayuso, que venía fraguándose durante meses, se acusaba cada vez más en las encuestas electorales. 365 días después, el liderazgo de Alberto Núñez Feijóo ha dado la vuelta a los sondeos.
En las semanas previas a su llegada, el enfrentamiento entre Génova y Sol había pasado factura, y un PP que estaba roto asistía a una frenada del ascenso que había alcanzado meses atrás. En el mes de marzo, se situaba en un 22,69 % en intención de voto, lo que le colocaba en segunda posición, por detrás del PSOE, muy lejos del 27,83 % que tenía a finales de 2021, y con Vox amenazando con sobrepasarle –con un 19,79 %–, según reflejaba el barómetro de encuestas de El Debate.
En los meses sucesivos, el partido fue ampliando su ventaja hasta consolidarse en la primera posición que hoy mantiene, a la vista de los datos que arroja el agregado de encuestas de este periódico: un 31,56 % de Feijóo frente al 25,88 % de Pedro Sánchez. De celebrarse elecciones generales en estos momentos, PP y Vox –con quien trata de marcar distancias en pleno año electoral– sumarían una mayoría amplia que les situaría cerca de desbancar al actual presidente del Gobierno.

Barómetro de encuestas
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«Creo en la moderación y en la serenidad», aseveró en su discurso del XX Congreso Nacional de Sevilla, en el que recogió el testigo de Casado. Allí, expresó también: «Guárdense las soflamas y empecemos de una vez a trabajar como adultos en la política española». Y en ello ha incidido durante sus intervenciones públicas a lo largo de este año de andadura al frente del PP.
En 2018, sonó su nombre para suceder a Rajoy, pero entonces optó por quedarse en Galicia. Cuatro años después, obtuvo el respaldo del 98,3 % del partido
Un político que ha seguido de cerca la trayectoria del dirigente gallego, José Luis Barreiro, habla en su libro A propósito de Feijóo de la «excepción Feijóo» para referirse, entre otras cosas, a lo inusual de la llamada que los barones populares le hicieron en plena crisis para que dejara Galicia –donde gobernaba con mayoría absoluta por cuarta vez consecutiva– y se trasladara a Madrid para liderar la formación a nivel nacional, y, además, hacerlo con un respaldo unánime del partido: el 98,3 % de los votos de los compromisarios en aquel Congreso en Sevilla que lo encumbró como nuevo líder. Años atrás, en 2018, su nombre sonó como uno de los candidatos a suceder a Mariano Rajoy tras su salida, pero entonces optó por quedarse en Galicia.
Hasta que llegó al cargo, pasó por varios pasos intermedios, pero, a diferencia de lo que suele ser más habitual, afiliarse a un partido e ir escalando, Feijóo no se afilió hasta diez años después de comenzar a trabajar en un Gobierno del PP de Galicia. Él mismo ha reconocido que ni siquiera ha pensado siempre lo mismo, incluso ha confesado que en 1982 votó a Felipe González.
Sin embargo, tras una década ejerciendo cargos en la Xunta y en el Gobierno de José María Aznar, decidió afiliarse al PP en 2002. A cuenta de su primer aniversario como líder popular, en el acto celebrado este sábado en Zaragoza, esgrimía las razones que le habían llevado a tomar esa decisión, que aseguró haber hecho «por convicción» y de forma libre y personal. Entre ellas, haber vivido «un modelo de gestión» que entre otras cosas pasaba por «dejar las cosas mejor que cuando llegaste» o haber visto cómo en aquella época ETA asesinaba a compañeros del partido solo por defender unas ideas.

Aznar, Rajoy y Feijóo en Valencia
Tras 13 años al frente de la Xunta de Galicia, aceptó la llamada de su partido y dio el paso para liderarlo. Según ha expresado en alguna ocasión, esta fue una decisión nacida de una «profunda incomodidad» al constatar «que España no tiene ni la política ni el Gobierno que merece». Lejos queda para los populares la crisis que hace un año les puso en jaque y de la que han querido pasar página con rapidez y demostrando unidad. Una unidad que quedó plasmada con la foto que dejó el acto de arranque hacia las municipales del 28-M en Valencia, con Aznar y Rajoy respaldándole.