El embajador de España en Sudán, Isidro González, el día en que entregó las cartas credenciales
Evacuación de Sudán El embajador español en Sudán, entre el valor y la diplomacia en un país en guerra
Isidro González, como embajador en la delegación en Sudán, ha sido el último español en abandonar este país en guerra tras la evacuación de los nacionales
Según la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961, las funciones de una misión diplomática consisten principalmente en representar al Estado acreditante ante el Estado receptor; proteger en el Estado receptor los intereses del Estado acreditante y los de sus nacionales, dentro de los límites permitidos por el derecho internacional; negociar con el Gobierno del Estado receptor; enterarse por todos los medios lícitos de las condiciones y de la evolución de los acontecimientos en el Estado receptor e informar sobre ello al gobierno del Estado acreditante y fomentar las relaciones amistosas y desarrollar las relaciones económicas, culturales y científicas entre el Estado acreditante y el Estado Receptor.
Sobre el papel, estas funciones quedan muy bien y suenan apasionantes. Pero a la hora de la verdad, la realidad puede no ser tan atractiva. Sin embargo, el embajador siempre debe estar ahí, al pie del cañón. Y así estuvo el embajador de España en Sudán, Isidro González, desde que estalló la crisis en el país africano hasta que este lunes por la mañana toda la colonia española pisó el aeropuerto de Torrejón de Ardoz (Madrid).
Tras más de 20 años de carrera diplomática y apenas un año después de presentar sus cartas credenciales a Abdelfatah Al Burhan, presidente del Consejo de Soberanía de Transición tras un Golpe de Estado en 2019, Isidro González Afonso probablemente ha vivido estos días su misión más complicada, la evacuación de todos los españoles de Sudán: ha sido el encargado, y responsable, de reunir a todos los compatriotas que viven en aquel país africano y darles cobijo en la Embajada española en Jartum.
Acogida en casa
Ha llegado a tal punto su responsabilidad y trabajo por su país que ha renunciado a la intimidad y tranquilidad que todos buscamos en nuestros domicilios y también ha acogido a algunos de los refugiados en su propia casa, según reconoció la ministra de Defensa, Margarita Robles, el pasado sábado.
Pero el embajador no solo ha demostrando gran responsabilidad en su labor en una plaza tan complicada como Sudán, sino un gran valor. Isidro González ha sido el último español en abandonar el país africano, del que están huyendo todos los extranjeros al ver cómo los enfrentamientos entre el Ejército sudanés y los paramilitares opositores están alcanzando unas cotas que rozan la guerra civil.
El embajador en Sudán, Isidro González, fue recibido ayer por el ministro Albares
Sudán es la primera embajada en la que Isidro González ha trabajado como máximo responsable de los intereses de nuestro país, aunque ya había ejercido en otras embajadas, y no fáciles, como la de Chipre, Marruecos y en el Consulado General de España en Jerusalén. Eso sí, su carrera diplomática la inició, a comienzos de los 2000, en la Representación Permanente de España ante la OSCE.
Entre una embajada y otra, en dos etapas diferentes, ha trabajado en el Ministerio de Asuntos Exteriores como Jefe de Servicio en el Gabinete del Subsecretario y Jefe de Área. También ha sido Consejero Técnico y Vocal Asesor en el Gabinete del Ministro.
Formación exhaustiva
Para tener todos estos cargos se ha tenido que formar duramente. Así, es licenciado en Derecho y Licenciado en Ciencias Políticas. Posee el Diploma Superior de Comercio Internacional de la Cámara de Comercio de Madrid y ha realizado el Programa de Negociaciones para Conflictos del Negotiations Strategy Institute de la Universidad de Harvard.
Así que, cuando José Manuel Albares le llamó para que se ocupara de la Embajada de España en Sudán, a finales de 2021 era el Secretario General Adjunto de la Unión por el Mediterráneo.
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