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17 de mayo de 2024

Imagen del pozo donde se encontró el cadáver de la mujer

Imagen del pozo donde se encontró el cadáver de la mujerPolicía Nacional / EFE

El asesino del pozo: «Le di varios golpes en la cabeza y como no moría la acuchillé»

El hombre explicó que cometió el crimen porque la mujer le amenazó con una denuncia falsa

El 6 de julio Buran Fouruzan, iraní de 64 años, desapareció: se volatilizó. Vivía en Jerez de la Frontera y solía frecuentar algunos albergues del municipio. De hecho, fue en uno de estos lugares donde la víctima fue vista por última vez. La Policía Nacional no tardó apenas nada en catalogar la desaparición de riesgo extremo. La mujer no tenía contexto familiar, estaba en situación de exclusión y debía tomar medicación diaria. Además su capacidad económica era tan escasa que difícilmente se podría haber ido y establecido en otro lugar.
Las pesquisas no avanzaban, así que los investigadores pidieron colaboración ciudadana: necesitaban información desentrañar el misterio. Mientras, siguieron avanzando. Interrogaron al entorno y así lograron averiguar que existía un hombre con el que ella se relacionaba de forma esporádica. Le vigilaron, analizaron su teléfono y movimientos y finalmente localizaron el pozo donde estaba el cadáver.
Ese hombre tenía 71 años y un detalle altamente alarmante. Había pasado 15 años en la cárcel por matar a un amigo de una puñalada tras una discusión. Le detuvieron y no tardó en confesarlo todo. Nervioso y desencajado se justificó lo primero: «Es que como se había quedado en mi casa varios días, me amenazó. Dijo que si no le daba 400 euros me iba a denunciar a las autoridades por violación».

Me di cuenta de que respiraba y no se moría. Así que cogí un cuchillo y se lo metí en el corazón

Establecido el presunto móvil, solo faltaba conocer cómo se habían desarrollado los hechos. «Pues tras la amenaza le di unos golpazos en la cabeza. Uno y otro. Con un martillo grande. Me di cuenta de que respiraba y no se moría. Así que cogí un cuchillo y se lo metí en el corazón. Falleció enseguida». El asesino no quería que le pillasen como ya ocurrió en el pasado. Sabía que tenía que deshacerse de las pruebas. Descuartizó el cuerpo y lo metió en varias bolsas: «A un contenedor de basura no lo podía tirar porque podían encontrarlo, así que me lo lleve al pozo y allí arrojé las bolsas. Luego recogí piedras y las tiré encima».
Este miércoles pasó a disposición judicial y el juez decretó para él prisión provisional sin fianza. El hombre, de 71 años, ha regresado a la cárcel, al mismo sitio al que juró no volver tras su primera codena.
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