El exministro de Transportes José Luis Ábalos a su salida del registro tras presentar su paso al Grupo Mixto
Crónica de ambiente
Lágrimas de Ábalos, carreras atropelladas y una sala de prensa repleta
una vez expiradas las 24 horas del ultimátum que el PSOE había otorgado a José Luis Ábalos para que entregara su acta como diputado por la presunta corrupción –que afecta de manera directa al Gobierno de Pedro Sánchez– en las adjudicaciones de contratos durante la pandemia, el número 3 de los socialistas, Santos Cerdán, había anunciado que Ábalos iba a emitir un comunicado. Sin embargo, el documento no ha llegado; sino que ha sido sustituido por una comparecencia del político advertido en el Congreso.
No se había anunciado la hora, y el que fuera ministro de Transportes Sánchez se ha hecho esperar. Los periodistas –que no cabían en todos los asientos que hay en la sala de prensa del Congreso y muchos se han tenido que quedar de pie– han estado más de media hora amontonados en la entrada esperando a que apareciera el exmiembro del Gobierno y especulando sobre a qué hora comenzaría la comparecencia. «¡Ya está al parquin!», se ha gritado 10 minutos antes de que Ábalos entrara por la puerta.
El exministro de Transportes y diputado del PSOE, José Luis Ábalos, a su llegada a la rueda de prensa, en el Congreso
De hecho, cuando el ya diputado del Grupo Mixto ha iniciado su intervención, algunos de los cronistas parlamentarios han pedido silencio, a lo que Ábalos –con media una sonrisa de soslayo muy elocuente– ha replicado que «mucho ruido el de las cámaras». «Vengo solo en mi coche, no tengo secretaria. No tengo a nadie detrás, ni al lado. Me enfrento a todo el poder político, quién me lo iba a decir, de una parte y de otra, y lo tengo que hacer solo», ha afirmado después de manera desacompasada.
Cuando ya estaba acabando, ha decidido mandar un mensaje a Sánchez, pero camuflado en una recado a la prensa: «Les advierto que no voy a responder a preguntas, sé que tienen muchas. Yo también tengo muchas respuestas». A renglón seguido, y dando un pequeño puñetazo en el atril, a Ábalos se le han saltado las lágrimas a los ojos mientras ha afirmado que «mis ultimas palabras quiero dirigirlas a los magníficos diputados, a las magníficas diputadas, que conforman el Grupo Parlamentario Socialista».
Tras finalizar su comparecencia, Ábalos ha abandonado apresurado la sala de prensa, y los periodistas han salido, literalmente, corriendo tras él. El exministro no ha comentado nada, sino que se ha dirigido al registro para presentar su traspaso al Grupo Mixto, trámite que ha realizado en apenas unos minutos. Así, el PSOE se queda con un diputado menos en el Congreso, mientras que Ábalos pretende defender su «honor» desde su nuevo puesto en la Cámara Baja.
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