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El separatismo, a la desesperada, ha puesto en su punto de mira al Centro Nacional de Inteligencia

El separatismo, a la desesperada, ha puesto en su punto de mira al Centro Nacional de InteligenciaKindelán

Centro Nacional de Inteligencia  Líderes separatistas sitúan al CNI en su punto de mira a la desesperada: bulos, traidores y falsificaciones

Los líderes independentistas catalanes han adoptado una hoja de ruta contra el Estado basada en ataques «selectivos» como los que está sufriendo el CNI con un doble objetivo: por un lado, mantener la «tensión» en sus bases, en las que cunde el desánimo por la pérdida de iniciativa y visibilidad; por otra parte, necesitan mantener la presión sobre el «enemigo» para no caer en la irrelevancia tras la evidente pérdida de influencia política, territorial e ideológica. Un dato llamativo ilustra esta cruda realidad: la independentista Asamblea Nacional Catalana (ANC) ha perdido 10.000 socios desde 2019, lo que representa una cuarta parte de su base.

Del famoso «España nos roba» a la intentona golpista del 1-O, el separatismo se encuentra en la actualidad en un momento de difícil encrucijada. Tras perder la Generalitat, ERC se encuentra KO y Oriol Junqueras vive de los fantasmas de una etapa ya pasada. El prófugo Carles Puigdemont se encuentra aislado e impaciente. El Supremo acaba de confirmar que no aplicará la amnistía al líder de Junts por el delito de malversación. Éste ha contestado con un ultimátum a Pedro Sánchez a través de su marioneta Jordi Turull y ha amenazado por enésima vez al Gobierno con retirar su apoyo si la amnistía no sale adelante con la inestimable complicidad de Cándido Conde-Pumpido en el Tribunal Constitucional. Por si fuera poco, las grandes cesiones arrancadas al Gobierno, como la quita de deuda, no están revirtiendo como pensaban, al no poder rentabilizarlo desde las instituciones.

Oriol Junqueras y Carles Puigdemont, reunidos en la 'Casa de la República' este jueves

Oriol Junqueras y Carles Puigdemont, reunidos en la 'Casa de la República'de WaterlooERC / X

En este contexto, el separatismo ha apostado por echar el resto en el Congreso, su mayor caja de resonancia en la actualidad. Y en concreto, en las dos comisiones de investigación que han logrado activar: la de la denominada «operación Cataluña»; y la de los atentados yihadistas del 17-A. En ambas, los independentistas han optado por poner en su punto de mira a una de sus «bestias negras»: el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), uno de los «pim pam pum» más recurrentes del independentismo.

Los «cóctel molotov» contra el CNI no dejan de ser de «fabricación casera». Muchos de los ataques son burdos y claramente prefabricados; otros son más sofisticados, pero igualmente manipulados. Es una estrategia de «todo vale». El último episodio ha sido la irrupción en la escena separatista del caso de un exagente del CNI que fue detenido por revelar información reservada a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) estadounidense. Los sistemas de control interno del centro detectaron que se estaban sustrayendo datos sensibles. Inmediatamente se puso el foco en dos agentes y la investigación se fue estrechando. Efectivamente, se pudo comprobar que esas dos personas estaban filtrando información a Estados Unidos y, con las pruebas que se fueron recabando, el CNI puso los hechos en conocimiento de la Fiscalía. La Fiscalía, por su parte, dio traslado a la Policía Nacional, que procedió a su detención. Uno de los agentes permaneció un año de cárcel en una prisión militar.

Pues bien, el medio pronacionalista El Món ha publicado una rocambolesca historia según la cual «ahora el caso se desmorona y apunta que uno de los principales analistas del CNI, ahora investigado, ha sido una víctima de la guerra interna de familias que desde hace tiempo socava el centro». La información trata de sembrar dudas sobre la actuación del CNI y apunta a una «flagrante vulneración de derechos fundamentales del investigado». Lo cierto es que se intenta crear un relato paralelo: se trataría lisa y llanamente de una venganza, y no de un caso de filtración de información sensible a una agencia de un país extranjero. La maniobra coincide «casualmente» con la petición de una de las defensas de los agentes del CNI detenidos para que se revise si el Supremo autorizó la investigación inicial y para que se tome declaración a los agentes que hicieron los seguimientos.

Logotipo del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), a 17 de abril de 2023

Logotipo del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), a 17 de abril de 2023Europa Press

Otro ejemplo reciente de esa manipulación sistemática son los correos fake atribuidos al Centro para sostener una supuesta trama del Estado en la «operación Cataluña». Los mails fueron publicados por El món a RAC1, pero las direcciones de correo que se muestran en los documentos reproducidos ni existen ni han existido nunca en el Centro Nacional de Inteligencia. Como adelantó El Debate, el dominio «areatec» fue utilizado en su momento por el Centro, pero dejó de usarse y fue sustituido por el actual. Sin embargo, el usuario es falso. Por lo tanto, se trata de dar una apariencia de verosimilitud a correos fake supuestamente recibidos por el excomisario José Manuel Villarejo. Se da la circunstancia de que Villarejo también está detrás de la teoría conspiranoica sobre los atentados yihadistas del 17-A en las Ramblas y Cambrils, ya que fue él quien acusó al exdirector del Centro Félix Sanz Roldán de «pretender dar un pequeño susto a Cataluña» que «se le fue de las manos».

La comisión del 17-A ha sido utilizada por el separatismo para atacar al CNI y al Estado mediante teorías conspirativas sin fundamento, que han sido desmentidas por documentos desclasificados y testimonios clave. Estas teorías sostienen que el CNI manipuló al imán de Ripoll, Abdelbaki Es Satty, para desestabilizar Cataluña antes del referéndum independentista del 1 de octubre de 2017. Sin embargo, documentos desclasificados han demostrado que Es Satty nunca fue confidente del CNI, desmintiendo estas acusaciones.

Durante la comisión, el exjefe de los Mossos d’Esquadra, José Luis Trapero, defendió la actuación del CNI y rechazó las teorías conspirativas, afirmando que se hizo todo lo posible para evitar los atentados y que se logró minimizar el número de víctimas. A pesar de la falta de pruebas, Junts ha continuado promoviendo estas teorías, que ha visto impulsadas con la publicación de una información desmentida según la cual el CNI pagaba 500 euros al mes al imán de Ripoll como confidente antes de los atentados del 17-A. El separatismo no solo aplaudió esta información. Este mismo miércoles Junts, BComú y ERC han instado al alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, a pedir al Gobierno de España «transparencia», apoyo y la desclasificación de los documentos del CNI de la investigación de los atentados yihadistas del 17 de agosto de 2017.

La proposición la ha presentado BComú en la Comisión de Seguridad y ha contado con el 'sí' de Junts, ERC y PSC, la abstención del PP y el 'no' de Vox, en un texto que también solicita una nueva comparecencia de responsables del CNI para esclarecer una hipotética relación con el imán de Ripoll (Girona), Abdelbaki Es Satty. Por parte de Junts, el concejal Josep Rius ha realizado un ruego para pedir la desclasificación de los documentos después de la citada información periodística, instrumentalizada a fondo por los enemigos de España.

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