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Santiago Abascal, junto a dirigentes internacionales aliados de Vox, en el acto Europa Viva 25 que Vox celebró este fin de semana en el Palacio de Vistalegre

Santiago Abascal, junto a dirigentes internacionales aliados de Vox, en el Europa Viva 25 en VistalegreCarlos Luján / Europa Press

Europa Viva 25

Abascal marca terreno ante el PP con un Vistalegre volcado y el discurso migratorio como bandera

La nueva edición del Europa Viva 25 de este fin de semana fue el pistoletazo de salida del nuevo curso para Vox. El acto político de este domingo en el Palacio de Vistalegre, en Madrid, que contó con las intervenciones de sus aliados internacionales y la del propio Santiago Abascal, reunió, según informó el partido, a 8.500 personas.

Participaron Javier Milei, Viktor Orbán, Giorgia Meloni, el checo Andrej Babiš, el austriaco Herbert Kickl, la líder opositora venezolana, María Corina Machado, el expresidente colombiano Álvaro Uribe o el chileno José Antonio Kast, de forma online, y otros presencialmente, como el portugués André Ventura, Afrodita Latinopoulio, de Grecia, el alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, o el belga Tom Van Grieken. Con discursos en defensa de la libertad, de la soberanía de las naciones o contra la inmigración ilegal y descontrolada. Y en todos ellos muy presente el recuerdo y el legado de Charlie Kirk, el joven conservador estadounidense que fue asesinado este miércoles en Utah por sus ideas, cuando debatía en un campus universitario.

Uno de los objetivos de este evento era plantear la «alternativa» política, en España y en Europa, al bipartidismo y sus políticas. Y en ello quiso incidir Abascal, al sostener durante su intervención, que recibió una ovación cerrada, que, a su juicio, hace muchos años que el PP y el PSOE «son lo mismo y actúan de la misma manera». Así, él y sus socios en Europa y al otro lado del Atlántico enarbolaron la bandera de la «reconquista», que fue lo que todos a una también habían expresado en la cumbre de Patriots, su grupo en la Eurocámara, que se celebró en febrero.

Abascal manifestaba de nuevo su oposición frontal a Pedro Sánchez y al socialismo e igualmente marcaba todas las distancias con los populares, a los que recriminaba no haber revertido ninguna política de los socialistas. Lo hacía en un momento en el que el viento sopla a su favor en las encuestas. Este mismo domingo, El Debate publicaba un nuevo sondeo elaborado por Target Point que reflejaba que Vox continuaba en ascenso, llegando a cifras récord, y comiendo terreno al partido de Alberto Núñez Feijóo, que bajaba un punto y medio respecto a las últimas generales.

Si hay una de las cuestiones en las que Vox se erige como alternativa con más rotundidad es en la cuestión migratoria. Esta fue uno de los ejes principales del discurso de Abascal, incidiendo, por un lado, en su planteamiento de frenar la «invasión migratoria» y llevar a cabo expulsiones de inmigrantes ilegales, y de aquellos que delincan, y de los que traten de imponer su religión sobre las normas españolas, también de aquellos que menosprecien o maltraten a las mujeres, de los que hayan venido a vivir del esfuerzo de los demás y de los menores no acompañados, enumeró. Todos ellos -defendió- «se tienen que ir». Y, por otro lado, en su postura contra la islamización de España, y de Europa. «Nunca aceptaremos el califato de Bruselas. Nunca es nunca», aseveró.

Unos planteamientos que manifestaron en línea más o menos similar otros intervinientes en el Viva, como la eurodiputada griega, Afrodita Latinopoulio, que abogó por deportaciones masivas, por el cierre de las fronteras y de las mezquitas: «El islamismo tiene que salir de la Europa cristiana», afirmó. O Tom Van Grieken, de Flandes, que aludió a la transformación de las patrias que estaba provocando la inmigración masiva. Y, por su parte, la líder de Italia, Giorgia Meloni, que defendió la necesidad de combatir la inmigración ilegal «sin tregua» y celebró que su Gobierno ha logrado reducir un 60 % los flujos de este tipo de inmigración.

Con esta bandera, en los primeros días del curso político, Vox ha emprendido una campaña para fiscalizar el gasto que destinan las administraciones públicas, tanto a nivel estatal como autonómico y local, a la inmigración ilegal y también de forma más concreta a la gestión de los menores extranjeros no acompañados. Ya presentaron hace unos días esa solicitud en el Congreso y en los parlamentos regionales, y esta semana harán lo propio en el Senado. Además, llevan al Pleno de la Cámara Baja una propuesta para modificar la ley sobre derechos y libertades de los extranjeros en España y su integración social, para restringir la regularización de inmigrantes ilegales a través de la figura del arraigo, entre otras iniciativas parlamentarias relacionadas con este tema.

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