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El presidente Donald Trump muestra el texto del acuerdo firmado por los líderes de Egipto, Turquía y Qatar

El presidente Donald Trump muestra el texto del acuerdo firmado por los líderes de Egipto, Turquía y QatarSaul Loeb / AFP

Otra forma de interpretar lo ocurrido en Gaza

Nuestro «sheriff del Condado Occidental» reparte labores, castiga, impone o reduce aranceles en virtud de si has sido buen palmero o no y todos ellos corren para estar en la foto de Egipto

Desde que este individuo, Donald Trump, ha llegado a nuestras vidas todo ha cambiado de un modo impresionante, hemos normalizado cuestiones que hace poco tiempo nos parecerían inasumibles o una locura. Todas ellas pasan ahora por delante de nuestros rostros, adormecidos o aletargados, para justificar, con el beneplácito del sistema montado para ello, la mediocridad de nuestros líderes e incluso elevarlos a la categoría de profetas.

En este sentido, este personaje, salido de la peor película de Hollywood, no hay guionista que pueda imaginarse una trama así, ha sentado a nuestros amados líderes europeos cual alumnos de instituto y los ha abroncado en público, mostrándolo a todo el mundo. Nuestro «sheriff del Condado Occidental» reparte labores, castiga, impone o reduce aranceles en virtud de si has sido buen palmero o no y todos ellos corren para estar en la foto de Egipto, y en todas las que él quiera, y sonreír.

Su llegada a Egipto es la de un ególatra ahora enloquecido y convencido de que ya ha logrado lo que nadie esperaba y va allanando su camino al Nobel de la Paz. Cuando observamos su cara, todos sabemos lo que ese rostro refleja, y no me refiero precisamente a la inteligencia, todos intuimos su catadura moral y sus valores, o mejor dicho la ausencia de ellos, todos somos cómplices de atribuirle una inteligencia que no posee y de acompañarle cual fieles corderitos al acantilado para que nos despeñe.

¿Por qué motivo antes no se podía pensar en la paz y ahora sí? Nada ha cambiado sino a peor, más muertos y más tragedia sobre la mesa, más odio y rencor de unos y otros. Pero ha llegado Trump y lo ha cerrado de un plumazo. Todo lo anterior no importa, eso lo habían ejecutado políticos imbéciles e ineptos que no sabían cómo sacar este asunto adelante, por eso ha tenido que venir a resolverlo. La historia de guerras y desacuerdos desde el nacimiento del Estado de Israel ha llegado a su fin. Su frase más genial «soy bueno resolviendo guerras, se me da bien» y todos los palmeros, nuestros líderes europeos, riendo y aplaudiendo.

Su cara parecía lanzarnos un mensaje oculto que decía «Nada de conflictos ni rollos, Israel que pare sus ataques, Hamás que desaparezca, los europeos a aplaudir para no recibir más aranceles, y dejarme todos tranquilos para que me pueda centrar en construir mi Gaza Resort». ¿Saben ustedes cómo va a finalizar todo esto? Pues mal, como siempre. Entre otras muchas cuestiones porque falta un actor invitado, Irán, que ha perdido gran parte de sus capacidades militares, pero no la de financiar grupos terroristas como Hamás y otros en la zona. También porque, aprovechándose de la figura debilitada del presidente de Israel, Netanyahu, más preocupado por él mismo y su futuro que por su país, se ha arrastrado a firmar un acuerdo de locos, que intenta vender como un éxito, pero que realmente no lo parece.

Después de sufrir un ataque por parte de Hamás y asesinar a más de 1.100 ciudadanos de Israel, después de más de dos años de enfrentamientos con unas bajas de más de 1.000 militares israelíes y un sinfín de heridos, después de prolongar las acciones militares iniciales y causar miles de bajas civiles entre un pueblo que la propaganda marcaba como connivente con los terroristas, ahora resulta que nada de esto es importante, parece que nada de eso haya existido y, lo más grave, hemos normalizado que Israel negocie con un grupo terrorista, que el interlocutor de Palestina sea el grupo terrorista Hamás y no la Autoridad Nacional Palestina, es decir, queremos alumbrar un país que nace sobre las negociaciones con unos miserables terroristas. Si el final iba a ser este, ¿para qué tantos muertos y heridos? Resulta que estamos como al principio, con los mismos locos al mando, pero con miles de muertos sobre el terreno. ¿De verdad mereció la pena todo esto?

Desde luego es siempre positivo que una guerra termine, que no mueran inocentes, que se utilice la cabeza y no las armas, pero creo que se están aceptando unas bases de futuro que son francamente preocupantes. Los terroristas a la calle, perdonados, indultados, los militares y civiles inocentes muertos a sus fosas y pasemos a la casilla siguiente. Todos los que estaban y están interesados en que esto no finalice están vivos y es por ello por lo que pensar que no va a finalizar es lo más sensato.

Y nuestro papel ha sido tremendo. Corrimos a estar presentes para que el pelirrojillo preguntase «…… y España, dónde está España, que bien lo están haciendo», para unos minutos después afirmar «aquí hay dos personas que no me caen bien, con las que no me llevo bien, pero no lo van a saber, o igual sí». Tremendamente gracioso este señor, aupado desde el guiñol a la presidencia de los Estados Unidos. Y parece que no ha tardado en apuntar a uno de los países que no le caen bien, porque la realidad es que si nuestro presidente no le cae bien, lo pagamos todos. Se reúne en Washington con Milei y nos informa a todos de que España puede sufrir más aranceles por parte de Estados Unidos por no cumplir con el 5 % de gasto en la OTAN. ¿Estamos en el bando de los demócratas o de los dictadores?.

La reunión con el presidente argentino también es un ejemplo del mundo que están construyendo personajes como este. Trump ha concedido una ayuda de 20 mil millones de dólares condicionada a la victoria electoral del presidente argentino. ¿Cómo dirían que se llama esto? ¿Injerencia, compra, democracia condicionada? Los argentinos le importan un bledo, solamente le importa obtener los beneficios que le otorga Milei, que llegó como un revolucionario loco y va a acabar saliendo solamente como un loco, algo que también algunos dijimos desde el primer momento.

Pues bien, todas estas cuestiones y otras muchas nos deben llevar a pensar, en mi humilde opinión, que estamos ante unos líderes locos que nos llevan a destruir todo aquello que costó años construir, con dos guerras y muchos millones de muertos por medio.

La única forma de cambiar esto es que ellos y sus hijos se enfrentasen en las guerras que ellos crean y muriesen en los campos de batalla que generan. Mientras que los que mueran en esas guerras sean nuestros hijos no habrá solución alguna.

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