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19 de abril de 2024

Chica adolescente ignorando a su madre

Chica adolescente ignorando a su madreGTRES

Cinco habilidades que todo adolescente necesita y cómo fomentarlas, según Harvard

Las que entran en esta lista se engloban entre las habilidades de función ejecutiva, que se usan para la autorregulación, y se conocen como soft skills

La adolescencia es un periodo de cambios, tanto físicos como mentales, para toda persona que la atraviesa. Es el momento en el que el anhelo por la independencia y la autonomía se aviva tanto que es el adolescente el que quiere hacerlo todo solo. No obstante, hay ciertas habilidades que hay que ayudar a fomentar, según explica el Center on the Developing Child de Harvard, para que en el futuro, los chicos no solo tengan un buen trabajo, sino que también sean personas completas y felices.
Se trataría menos de calificaciones o actividades extraescolares y más de todo aquello que ayuda a la persona a afrontar los desafíos que la vida le pondrá por delante. Cinco son las habilidades que resaltan desde la prestigiosa universidad, que se encuentran entre las conocidas como soft skills.
Las que entran en esta lista se engloban entre las habilidades de función ejecutiva, que se usan para la autorregulación. Hay dos periodos clave para fomentarlas en los más pequeños: cuando tienen entre 3 y 5 años, y más tarde, entre que cumplen los 13 y los 26.

Las cinco habilidades más básicas

  • Planificación.
  • Atención.
  • Autocontrol.
  • Conciencia.
  • Flexibilidad.

1. Planificación

Sobre todo en los primeros años, lo más normal es que el niño no organice, sino que le organicen a él. En el colegio, en casa... hacen su cama o recogen sus libros porque alguien así se lo dicta, pero cuando crecen han de ser ellos los que comiencen a planificar sus cosas, empezando quizá por cosas sencillas: su ropa, su cuarto, sus enseres del baño...
El consejo de Harvard para los padres, en este sentido, sería no microgestionar la vida del adolescente, sino establecer ciertos límites que le ayudarán a organizarse él mismo: hay que hacer los deberes, hay que dormir 8 horas o hacer ejercicio físico. Ha de ser él mismo el que descubra cómo hacerlo. Involucrarle en la organización de las vacaciones familias o renovaciones del hogar, y que hagan sus propias propuestas también puede fomentar su planificación.

2. Atención

Pasar tanto tiempo delante de una pantalla y todos los impactos que esto tiene en el cerebro, ha provocado que disminuya el nivel de atención y la cantidad de tiempo que una persona puede permanecer totalmente concentrada. Sentarse a hablar con ellos sobre las redes sociales es la manera de que sean plenamente conscientes de cómo estas pueden interferir en su vida diaria.
Una comida en familia, o tiempo de calidad juntos, sin que haya pantallas cerca, fomenta una mayor independencia de estos dispositivos. Igualmente, es útil fomentar actividades prácticas que no involucren móviles ni ordenadores, como coser, cocinar, leer, pintar o hacer jardinería.

3. Autocontrol

Uno ha de ser plenamente consciente de las reacciones que pueda tener ante una determinada situación, para poder anticiparse y prepararse. Cómo unos padres reaccionen ante la ira o la frustración será también cómo el niño aprenda a hacerlo. La comunicación emocional es parte de la gestión de los sentimientos y de fomentar ese autocontrol.

4. Conciencia

El adolescente es el centro de su propio mundo y muchas veces no sabe ni puede ver más allá, pero también han de aprender que viven en un planeta lleno de otras muchas personas que pueden no tener la misma suerte ni oportunidades que ellos.
Ver las noticias en familia o hablar sobre la actualidad, o cómo ciertos actos afectan a otras personas, es la recomendación de Harvard para que los más jóvenes tomen consciencia del mundo en el que viven, pero también hará aumentar su empatía y sensibilidad, al igual que viajar o simplemente dar un paseo por algún barrio de la ciudad que no conozca.

5. Flexibilidad

El saber adaptarse ante situaciones imprevistas es fundamental, puesto que el mundo es cambiante y ser flexible es la clave para no atascarse ante las dificultades. No ser demasiado rígido con el horario, ayudarlos a priorizar y a diferenciar entre lo urgente y lo verdaderamente importante son algunos ejemplos para no estancarse en las rutinas, como fomentar un poco de espontaneidad.
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