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20 de mayo de 2024

Un niño estudia y hace los deberes en casa con la ayuda de su madre

Un niño estudia y hace los deberes en casa con la ayuda de su madreEuropa Press

Vuelta al cole

Cuatro sencillos hábitos para mejorar el rendimiento académico de nuestros hijos

Hay ciertas prácticas que harán más sencillo que los alumnos, llegado el momento, puedan sacar todo su potencial a relucir

Aunque todavía no es época de exámenes, los hábitos de estudio y concentración hay que retomarlos y entrenarlos desde el primer día de clase. Después de los largos meses de vacaciones, no es sencillo recuperar las rutinas del curso anterior, puesto que los horarios se han retrasado –las comidas y el momento de irse a la cama– y las tardes de deberes, extraescolares y juegos se han sustituido por la piscina y la playa.
De cara al nuevo curso que comienza en septiembre, hay ciertas prácticas que pueden implementarse en el día a día que harán más sencillo que llegado el momento los alumnos, grandes y pequeños, puedan sacar todo su potencial a relucir y llegar a un alto rendimiento académico.

La organización es clave

Una buena organización supone disponer de todo lo que se necesita, y también saber dónde encontrarlo. Desde la Fundación Neumors Kids Health indican que esto aplica tanto al material de estudio (cuadernos, carpetas y estuche), como al espacio –hay que escoger un lugar en el que se harán las tareas cada día– y al tiempo, para poder dedicarle a cada actividad (escolar o lúdica) el momento que requiera.

Concentración

Preparar el escritorio y tenerlo ordenado es el primer paso para que se convierta en un lugar que invita a la concentración que requiere el estudio. Además, este entorno ha de estar libre de dispositivos tecnológicos. Para evitar distracciones, es recomendable dejar el teléfono apagado en otra habitación de la casa. Igualmente, tampoco es aconsejable tener aparatos de música o juguetes que puedan hacer al niño preferir cualquier otra actividad que no sea hacer sus deberes.
Una vez se ha conquistado la concentración, también hay que luchar por mantenerla. Para ello, los descansos cada cierto tiempo son el estímulo que necesita el cerebro para poder continuar y terminar la jornada con éxito.

Lo que se empieza, se termina

También juega un papel destacado en la concentración estar enfocado en una tarea en cada momento. Una vez finalizada una actividad podrá avanzarse hasta la siguiente, aunque primero es necesario repasar y asegurarse de que si hay errores, se les ha puesto solución.

La importancia del descanso

Al final del día, todo el esfuerzo acumulado se traduce en cansancio. Si no se duerme las horas necesarias durante la noche, al día siguiente el niño no tendrá la fuerza necesaria para enfrentarse a una nueva jornada escolar. De hecho, un estudio de la universidad de Barcelona concluyó que los niños que duermen menos de nueve horas diarias tenían un peor rendimiento escolar que los que tenían un buen hábito de descanso.
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