
Un momento de la mesa redonda con los expertos de HLA
Los expertos piden un Plan de Salud Mental que contemple «un sistema de conciertos» para ayudar a las familias
Los profesionales sanitarios que participaron en la Mesa redonda de El Debate y el Grupo Hospitalario HLA coinciden en señalar la importancia de acabar «el estigma económico» que impide a muchos padres llevar a sus hijos al psicólogo «incluso cuando se detecta que les hace mucha falta»
Uno de los mayores escollos en el ámbito de la salud mental que sufren las familias españolas es «el estigma económico». Una traba social que impide a muchos padres «acudir a un profesional cuando sus hijos lo necesitan, o cuando lo necesitan ellos mismos, porque carecen de recursos económicos suficientes para abonar una consulta privada, y en el sistema público no reciben la atención que necesitan porque no hay suficientes psicólogos ni psiquiatras».
Esta es una de las reclamaciones expresadas por los profesionales sanitarios que participaron en la Mesa Redonda La repercusión de la Inteligencia Artificial en los menores, organizada de forma conjunta por El Debate y el Grupo Hospitalario HLA.
Un estigma económico
«La mayor parte de los profesionales de la atención primaria que reciben a los niños y a sus padres cuando tienen un problema de salud mental no son licenciados en psicología, de forma que lo que hacen es sugerirles que se vayan al ámbito privado, porque en el sector público las listas de espera son de meses», explicó en el encuentro Santiago Pérez Hernández, director de la Unidad de Psicología HLA Montpellier y especialista en Psicología del Trauma.
Así, en ese momento, es establece una barrera económica, «porque los psicólogos y psiquiatras del ámbito privado tienen que cobrar una serie de honorarios, que además se sostienen muchas veces durante meses, y eso termina por generar un estigma económico, no solo social: solo aquellos que se lo pueden pagar tienen la capacidad de tratar sus problemas, que en muchos casos esconden psicopatologías de gravedad tanto en los niños como en los propios padres», apuntó Pérez Hernández.
Un problema estructural
Esta circunstancia apunta al «problema estructural que tenemos en España, y que también se ve en el hecho de que no tengamos un Plan Nacional de Salud Mental», apuntó Cristina Sarabia, máster en Psicología Clínica por el Centro de Terapia de Conducta de Valencia y responsable de la Unidad de Psicología de HLA Vistahermosa.
Por ese motivo, Santiago Pérez Hernández explicó la necesidad de incluir a los profesionales de la salud mental que actualmente trabajan en el ámbito privado dentro del sistema público, a través de un sistema de conciertos.
«Es imposible introducir de un golpe en el sistema público a todos los psicólogos y psiquiatras que necesita la sociedad; por eso, lo que deberían hacer los Gobiernos es reunirse con los profesionales y llegar a convenios económicos para que atendamos a un número determinado de pacientes, a los que se les subvencionaría un porcentaje del 75 o del 80 % del coste: así se terminaría con el estigma económico y se daría acceso a la salud mental a quien lo necesite».
Un sistema de detección precoz
También la Elena Notario, máster en Psicología y Psicopatología Perinatal e Infantil por la Unidad de Valencia, psicóloga infantil en HLA Clínica El Rosario y miembro de la Sociedad Española de Medicina del Adolescente, apuntó la importancia de implementar un correcto sistema de detección temprana de posibles problemas psicológicos en el ámbito pediátrico. «El porcentaje de población infantil y juvenil que requiere de atención psicológica y psiquiátrica es cada vez mayor. Y si contamos con un sistema de detección precoz, podríamos evitar muchas psicopatologías futuras», destacó.
Una propuesta que Santiago Pérez Hernández llevó algo más allá: «Un buen plan nacional de salud mental debería incorporar la necesidad de hacer evaluaciones psicológicas en el ámbito familiar cuando se detecte la necesidad o un indicio de psicopatología. Porque hoy, tu hijo tiene que ir obligatoriamente al pediatra para revisiones rutinarias, pero ni el niño ni los padres tienen que ir obligatoriamente a un psicólogo infantil para que evalúe qué es lo que está pasando dentro de la familia, incluso cuando los propios padres reconocen que necesitan ayuda». «Queda mucho por hacer y es importante que las autoridades políticas se tomen en serio la salud mental», concluyó.