La nueva moda de TikTok viene de China
Micro-telenovelas chinas de un minuto y en TikTok: la fiebre que engancha a tus hijas (y no lo sabías)
A medio camino entre un reel amateur, una película de serie B y un anuncio de Aliexpress, la moda que arrasa entre las jóvenes mueve miles de millones y provoca un consumo compulsivo entre los menores
Ni folletines turcos, ni k-dramas de Corea, ni culebrones venezolanos: el nuevo formato de la telenovela de toda la vida viene de China, se distribuye en TikTok, dura poco más de un minuto y triunfa entre los adolescentes y los jóvenes de la generación Z.
Si el histórico personaje de doña Adelaida (que interpretaba Chari Gómez Miranda) introducía los seriales de los 80 y 90 como Cristal o La dama de Rosa, ahora son los videos de trends protagonizados por Lola Lolita o Marina Rivers los que los jóvenes scrollean para llegar a sus capítulos favoritos.
Tramas delirantes
Por ejemplo, los de My Chubby and Clever Princess, traducida también como La princesa gordita, cuya trama, según el perfil @OMGmovie, versa sobre «una joven universitaria recién egresada de la Facultad de Medicina, que viaja al pasado y se convierte en una emperatriz de 100 kilos, y para derrotar a la mujer maquinadora y recuperar el amor del emperador, comienza a perder peso y emprende una lucha de revancha».
Con una estética a medio camino entre una película de serie B y los banners de AliExpress, este tipo de microtelenovelas llevan varios años arrasando en China, y se estima que sólo en 2024 congregaron a más de 570 millones de usuarios en TikTok. Algunos, incluso, se dedican a hacer videos recopilatorios de varios episodios, para que el resto de los usuarios se enganchen a su perfil durante varios minutos.
Sello de DreamWorks... pero en serie B
La mayoría de las producciones salen de dos factorías. La pionera, Quibi, una plataforma de vídeos para móviles fundada en 2020 por Jeffrey Katzenberg, uno de los fundadores de DreamWorks, y que cerró seis meses después de su lanzamiento, no sin dejar una buena muestra de su creatividad aún accesible.
La segunda, ReelShort, propiedad de la compañía californiana Crazy Maple Studio, que después de oler el negocio ha ampliado su catálogo con más de treinta títulos de tramas y protagonistas no orientales, cuyos microepisodios mezclan –sin orden ni concierto, y con factura amateur– ideas de Urgencias, CSI, Cincuenta Sombras de Grey, Pasión de Gavilanes y Sharknado.
Según explica en un análisis de este fenómeno Elena Neira, investigadora del grupo GAME y profesora de la Universitat Oberta de Cataluña (UOC), «la facilidad para lanzar nuevas series radica en que son productos de bajo coste, con un presupuesto medio de unos 300.000 dólares por micronovela, con equipos técnicos con escasa trayectoria profesional, y con títulos que apenas destinan 50.000 euros a una tanda de no más de 50 o 100 episodios».
Consumo compulsivo
Y aunque parezca hecho por aficionados, todo está específicamente diseñado para «alimentar la voracidad de usuarios que consumen de forma casi compulsiva los episodios, desperdigados por redes sociales y plataformas como TikTok, YouTube o Instagram». Unos auténticos imanes que atraen, sobre todo, a un público adolescentes, «y a mujeres de entre 18 y 45 años enganchadas a tramas de lo más variopintas».
Basta un vistazo por algunos hashtags de TikTok como #shortdramas o #cdrama para encontrar argumentos delirantes, donde se entremezclan gueisas ninja, madrastras malvadas, hombres lobo, esposas engañadas, millonarios seductores, enfermeras sexys, noviazgos imposibles o dioses míticos encarnados en niñas soldado.
Y, por si fuera poco, todo ello aderezado con «historias predecibles y locas, que incluyen el romance, la venganza, personajes arquetípicos y diálogos simplones», como explica Neira. Además, en buena parte de los casos, los capítulos incluyen grandes dosis de erotismo y tanta explícita sensualidad como permiten los códigos de la red social.
Negocio millonario entre los jóvenes
Pero, ¿por qué triunfan entre los jóvenes? Además de contar con el efecto hipnótico de la propia plataforma, «el formato ultracorto de los episodios permite asemejarlos a esos vídeos creados por los propios usuarios en redes sociales», explica Neira.
Aunque, eso sí, «las microtelenovelas tienen detrás un claro componente mercantil», matiza. Porque, ante todo, esta fiebre que se extiende a golpe de reels y tiktoks... es un negocio.
Además de los ingresos orgánicos que la plataforma paga a los creadores por el número de visualizaciones que tienen sus videos –y que busca, en definitiva, mantener a cuanta más gente mejor enganchada en su red el mayor tiempo posible–, estos micro-culebrones tienen su propia industria.
ReelShort, por ejemplo, difunde numerosos episodios gratuitos en sus redes sociales, a modo de anzuelo, y después, para acceder al resto de capítulos y conocer el apoteósico desenlace de la trama, redirige a su propia plataforma... bajo un pago asequible de entorno a 10 euros.
Los datos hablan por sí solos. Según Neira, se estima que en 2024 estos microdramas movieron «casi 7.000 millones de euros al año» y hasta cuentan con su propio Hollywood made in China en la ciudad de Hengdian, donde se grabaron 1.500 producciones en el último año.
«Yonquis de la gratificación instantánea»
Por eso, Neira concluye con una reflexión que los padres deben tener en cuenta sobre los usos digitales de sus hijos, incluso aunque no lleguen a pagar por contenidos: «Son muchos los usuarios dispuestos a pagar o a tolerar bloques eternos de publicidad por saber el desenlace de la historia y tener su chute de dopamina».
Porque este tipo de producción, en realidad, está convirtiendo a los usuarios en «yonquis de la gratificación instantánea, con una fórmula barata, sencilla y muy efectiva».