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Una familia lee junta en el salón de su hogar

El leer, en extinción

Descenso histórico de la lectura infantil: los padres ya no leen a sus hijos, al considerarlo aburrido

Esta tradición parental está cayendo en picado, especialmente entre progenitores de los nativos digitales o centennials, quienes lo consideran aburrido

En la presente era tecnológica, donde las pantallas se han hecho con prácticamente todo el terreno, cada vez son menos los libros que se leen y son leídos a los hijos. A pesar de que leer a los más pequeños tiene un impacto positivo en su percepción y disfrute de la lectura, un reciente informe publicado por la editorial HarperCollins (Reino Unido) ha revelado que los padres de la 'generación Z', nacida entre 1995 y 2012, ya no les leen, porque «no lo consideran divertido».

Todo ello se traduce en un claro desapego de los niños –que ven la falta de interés de los mayores– hacia la lectura. Y es que, según el documento, a menos de la mitad (41 %) de los niños menores de cinco años se les lee frecuentemente en casa. Esta cifra llama la atención y contrasta enormemente con el 65 % registrado en 2012, reflejando un desplome notable en este aspecto.

De entre los resultados cabe destacar que los varones son aún menos propensos a que se les lea en comparación con las niñas.

Factores que contribuyen

El estudio a su vez indica que, más allá de que a los padres no les resulte leer una labor divertida, muchos desearían tener más tiempo para hacerlo.

Además, algunos aluden a la carga de tareas escolares como causante de dejar poco espacio para una lectura en casa, en lo que parece una tendencia cada vez más extendida.

Reflejo de la realidad que vivimos

La disminución de estas experiencias lectoras en conjunto no es casualidad: responde a cambios en la vida moderna que todos conocemos y hacemos poco por cambiar.

Con todo, la influencia de los adultos continúa siendo fundamental; sembrar el gusto por la lectura desde el hogar puede impactar profundamente a futuro en el crecimiento emocional e intelectual de los más pequeños.

En palabras de Alejandro González Andrade, director del Máster en Neuropsicología y Educación de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), el punto de partida está en la familia, en que los padres lean a sus hijos desde que son bebés. «Es una forma de crear un hábito en ellos, disfruten escuchando lo que pone en el cuento y vean a sus referentes involucrados en un momento especial. Es más, según algunos estudios, estos menores obtienen mejores resultados en pruebas y exámenes académicos», defiende el también doctor en psicología clínica.

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