Una escena de la famosa cinta, basada en la novela de William Goldman
«Como desees»: por qué 'La Princesa prometida' es un cuento de hadas de los 80 perfecto para ver en familia
Estrenada en 1987 y de triste actualidad por la muerte de su director, Rob Reiner, la historia de Westley y Buttercup sigue siendo una de las grandes películas para ver y comentar en familia.
Aventura, romance, duelos a espada, gigantes, venganzas, chistes y citas de cine que ya se han convertido en patrimonio de la cultura general. La princesa prometida (1987), dirigida por Rob Reiner y basada en la novela homónima de William Goldman, pasó por los cines sin grandes estruendos, pero con los años se ha convertido en película de culto y en un clásico familiar casi universal.
La trágica muerte de Reiner, que ha sido encontrado sin vida junto a su esposa (presuntamente asesinados ambos por uno de sus hijos), ha vuelto a traer de actualidad un título que es mucho más que un cuento de hadas en tecnicolor.
Además, su estreno en España –el 1 de enero de 1989– y el arranque de la película tienen un componente navideño ideal para una tarde de cine familiar durante las vacaciones.
Una parodia de los cuentos de hadas
La historia es sencilla, pero sigue funcionando para el público actual, incluso entre aquellos que han crecido al calor de las películas de Marvel –tal vez más espectaculares, pero cuya trama palidece ante este clásico ochentero–.
En síntesis, Westley, un mozo de granja, jura amor eterno a Buttercup antes de partir en busca de fortuna. Años después, ella termina raptada por tres malhechores y comprometida con el engreído príncipe Humperdinck.
Pero el regreso del héroe justo a tiempo, bajo la misteriosa identidad del pirata Roberts, desencadena un relato de rescates imposibles, alianzas inesperadas, complots palaciegos, bosques oscuros y duelos memorables.
Con todo, más que un cuento de hadas al uso, Reiner firmó una parodia cariñosa del género. Algo así como un Quijote cinematográfico, que mezcla a Jack Sparrow, Robin Hood e Indiana Jones, y que se burla de los tópicos mientras los abraza, con un equilibrio complejo entre ironía y ternura que gusta a los niños y a los mayores.
Escenas míticas que los niños no olvidan
Pocas películas hay tan citables. El «como desees» de Westley, convertido en sinónimo de «te quiero», resume un amor que se demuestra en actos más que en discursos. El amenazador saludo de Iñigo Montoya –un espadachín español obsesionado con vengar la muerte de su padre– es ya parte del imaginario popular. O el tragicómico momento en que Vizzini explica, entre carcajadas, que «nunca hay que jugarse la vida contra un siciliano y más cuando la muerte está al acecho».
Además, sello de una época en la que el cine no temía aún mostrar las diferencias entre buenos y malos, ni ensalzaba a los villanos para justificarlos, detrás de la comedia, cada personaje encarna un rol reconocible para un niño.
La lista puede ser larga: el amor fiel que cumple sus promesas, el héroe que cae y se levanta, la princesa que debe aprender a decidir, el amigo gigante que protege a los más débiles, el investigador malvado que usa la inteligencia para el mal y no para el bien... Y el abuelo que se presenta ante su nieto enfermo para acompañarlo con cariño e historias de otro tiempo.
¿A qué edad ver La princesa prometida?
Ahora bien, aunque puede ser una cinta para toda la familia, no es cine preescolar. En España, el Ministerio de Cultura le ha concedido la calificación de «para todas las edades». Sin embargo, no parece la mejor de las opciones para los más pequeños de la casa.
De hecho, la organización Common Sense Media la clasifica como adecuada desde los 9 años, destacando que es un «ingenioso y encantador cuento de hadas»... con algo de violencia y un lenguaje que a los niños de menos de 7 u 8 años puede resultarles difícil de seguir.
En la práctica, muchas familias la disfrutan con hijos a partir de 8 o 9 años, siempre con acompañamiento adulto: hay duelos con espadas, amenazas de muerte, un coloso imponente –interpretado por el célebre luchador André el gigante– y alguna que otra criatura inquietante (sobre todo en el momento de atravesar el pantano de fuego).
Pero todo ello, incluso lo que podría resultar más perturbador, está envuelto en un tono onírico y fabuloso, más enternecedor que siniestro.
Valores para conversar en familia
Algunas organizaciones educativas, como Educo, recomiendan La princesa prometida como cine familiar por sus valores claros: tesón, esfuerzo, fe en uno mismo, fidelidad, compañerismo, lealtad y la importancia del ingenio por encima de la fuerza bruta.
Además, la cinta permite hablar con los hijos sobre la fidelidad a la palabra dada, la amistad que conduce por el buen camino, el poder de las malas influencias (Vizzini frente a Iñigo y Fezzik), la justicia ante la crueldad, la capacidad de perdonar, el natural deseo de venganza, el miedo y el coraje. Virtudes y emociones que, en la calma de una tarde navideña, pueden constituirse en un auténtico planazo familiar.