El gesto de amor absoluto del presidente alemán que le cambió la vida a su mujer

El pasado domingo 16 de octubre los Reyes Felipe y Letizia comenzaron su viaje de Estado más esperado. Después de ocho años sin pisar suelo germano, los monarcas se han trasladado a Alemania, entre otras cosas, para presidir la inauguración de la Feria del Libro. Un compromiso oficial que ya ha empezado a copar los titulares de la prensa internacional.

Como era de esperar, Felipe VI y Letizia Ortiz están teniendo unos muy buenos anfitriones durante este viaje de Estado, y estos no son otros que el presidente federal Frank–Walter Steinmeier, y su esposa, la primera dama Elke Bündenbender.

A primera hora de la mañana de este lunes, los Reyes han sido recibidos por el presidente y su mujer en una ceremonia oficial que se ha celebrado en el Palacio de Bellevue. Allí ha sido donde se han dejado ver juntos por primera vez, y donde incluso han posado para los medios gráficos haciendo alarde de la aparentemente buena relación que comparten.

Desde que se conoció el que se ha convertido en el primer viaje internacional conjunto de los Reyes en este 2022, se supo que el presidente alemán y su esposa serían quienes los acompañarían en la mayoría de los actos previstos para estos días. De este modo, mientras el Rey haría frente a varios compromisos oficiales en solitario, la Reina y la primera dama presidirían otros actos en una agenda paralela a la del jefe de Estado.

Aprovechando su especial sintonía y su admiración por el arte, las causas solidarias y la figura de la mujer, se espera que, a lo largo del próximo martes, ambas visiten la exposición Escribir todos sus nombres, un evento que tendrá lugar en el Palais Populaire de Berlín y en el que se deleitarán juntas de una muestra que reúne diferentes obras de mujeres artistas.

Y es que, el hecho de que Elke Bündenbender esté acompañando a la Reina Letizia a cada uno de los actos en solitario que marcan su viaje de Estado, ha despertado una gran curiosidad por conocerlo todo sobre ella.

Nacida en Siegen, la esposa de Frank–Walter Steinmeier ha peleado mucho por llegar hasta donde está. Aunque su papel se vea muchas veces eclipsado por el del presidente federal, lo cierto es que la primera dama arrastra a sus espaldas una vida marcada por las dificultades y la lucha incansable, que le han hecho aprender a crecerse ante las adversidades y hacer realidad gran parte de sus sueños. Sabe lo que es esforzarse por conseguir lo que uno quiere y prueba de ello es un curriculum profesional y académico.

Tras terminar la educación secundaria, Elke empezó a trabajar como dependienta en una fábrica, para después poder costearse los estudios de Derecho en la Universidad de Gieben. Cuando logró licenciarse, se preparó las oposiciones para juez, llegando incluso a ejercer como tal en el tribunal administrativo de Berlín. Sin embargo, cuando su marido alcanzó la presidencia, se vio obligada a dejar su trabajo, pues se había convertido en la primera dama.

Desde entonces, no solo apoya a su esposo en su andadura política al frente del país germano, acompañándole en aquellos actos institucionales que requieren su presencia, sino que también tiene una agenda propia marcada por eventos y acciones que mucho tienen que ver con la cooperación y las causas benéficas.

En cuanto a su vida personal, Elke lleva casi 30 años con Frank–Ealter Steinmeier, a quien conoció en la facultad. Tras varios años de noviazgo, decidieron pasar por el altar en 1995, y poco después dieron la bienvenida a Merit, su primera y única hija. Actualmente tiene 26 años y, aunque es rara la ocasión en la que se deja ver en público, se sabe que ha cursado la carrera de árabe y que ha completado su formación con estudios islámicos.

Lo cierto es que el matrimonio ha pasado por momentos realmente complicados, pero juntos ha sabido superarlos confiando en su relación, y como no, en el amor que sienten el uno por el otro. Así lo demostraron en 2010, cuando, después de que a Elke le comunicasen que necesitaba someterse a un trasplante de riñón, a causa de los importantes daños que le estaban ocasionando en su cuerpo los problemas renales que padecía desde hacía varios años, el presidente decidió donarla su órgano tras comprobar que era compatible.

Su paso por quirófano le llevó a estar convaleciente durante varios meses, pero, teniendo en cuenta que su mujer logró salir adelante y superar con creces sus problemas de salud, para él todo el proceso por el que tuvo que pasar mereció la pena.

A sus 60 años, Elke Bündenbender ha conseguido que muchos la reconozcan como una mujer discreta, sensible, inteligente y muy unida a su marido, a la que le gusta pintar, pasear en bicicleta y la jardinería.