El amigo joyero de Jaime de Marichalar que le acompaña en sus vacaciones en Ibiza

Jaime de Marichalar ya ha dado el pistoletazo de salida al verano con una primera parada en Ibiza. El exduque de Lugo, fiel a sus compromisos profesionales (y a sus amistades) ha aterrizado en la isla pitiusa para reencontrarse con la familia Rabat y asistir a la fiesta que una marca de relojes ha organizado para presentar su nueva colección. Un evento que tampoco se ha querido perder Victoria Federica, embajadora de la marca, compartiendo una vez más su pasión por la moda y el mundo de las joyas con su padre.

Durante su estancia ibicenca, el exmarido de la Infanta Elena ha contado con la compañía de Esteve Rabat, íntimo amigo y uno de los joyeros más aclamados de España. La relación de amistad de Marichalar y Tito -como le conocen en su círculo más cercano- se remonta años atrás, pero se intensificó tras el divorcio de los exduques de Lugo. Entonces, el que fuera yerno de doña Sofía comenzó a perder amistades, pero Rabat siempre estuvo a su lado.

El reconocido empresario se convirtió en uno de sus apoyos fundamentales, tanto es así que cuando Rabat se casó por segunda vez, pidió al padre de Victoria Federica que fuera el padrino de su boda. Fue en 2016 cuando el joyero y su entonces prometida, Rosa Mairal, se dieron el «sí, quiero» en los juzgados de Sant Cugat del Vallés. Un enlace en el que todas las miradas estuvieron puestas en Marichalar, que tiempo atrás fue relacionado con una mujer alta y rubia que resultó ser la mujer de su íntimo amigo.

El nombre de Rabat comenzó a sonar con fuerza tras la creación de su firma de joyas. Una empresa que comenzó al recibir un taller de joyería como pago de una deuda y que en 2015 abrió su primer local en Paseo de Gracia. Poco a poco, la marca se fue colando en los sectores más altos de la sociedad, llegando a ser una de las firmas de joyería de cabecera de socialites como Isabel Preysler. «Yo era y sigo siendo un botigue que empecé en Badalona con una tienda muy pequeña a la que bautizamos como Flash. Me daba apuro poner mi nombre. Me parecía pretencioso», confesó Esteve en una entrevista. Sus clientes de cabecera fueron los futbolistas de élite y el local de Badalona se pasó a ser uno de los más aclamados del sector. Con el paso del tiempo, el matrimonio compuesto por Rabat y Rosa se hizo más conocido en la jet set gracias a la presencia de Marichalar en los eventos de la marca, un acercamiento que hizo posible esta relación de amistad que perdura a día de hoy.

Más allá de las joyas, el apellido Rabat ha conseguido ganarse un buen puesto en el mundo de las motos. El hijo del empresario, Tito Rabat, que nunca quiso saber nada del negocio familiar, se inició en el mundo del motor con 12 años, consiguiendo llevarse a casa el título de campeón del mundo de Moto2. Por el contrario, quien sí quiso continuar con el legado del clan fue Jordi, el otro hijo del reconocido empresario, que se puso al frente de la firma tras el fallecimiento de su madre en 2012. «Tengo la suerte de tener dos hijos que son dos muy buenas personas: Tito en las motos y Jordi en las joyerías. Esto nos permite, de vez en cuando, tomarnos un respiro y poder seguir a Tito confiando aún más la gestión del día a día de las joyerías en Jordi, buen profesional en gestión y con un gusto exquisito para la joyería», dijo Esteve Rabat para las páginas de Vanitatis.