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La hija y el sobrino de Isabel Preysler ganan dinero utilizando sus títulos de marqueses de Griñón y Cubas

La hija y el sobrino de Isabel Preysler ganan dinero utilizando sus títulos de marqueses de Griñón y Cubas

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Ahora los marqueses facturan: ¿de qué viven Tamara Falcó y Álvaro Falcó?

Sus miles de seguidores virtuales les generan los ingresos que antes proporcionaban las tierras y los tributos

En España, según la guía de títulos de la Diputación de la Grandeza, hay 2.825 personas que pueden poner en sus tarjetas de visita, que son Marqueses, Duques, Condes, Barones o Vizcondes. Entre ellos y con meses de diferencia los primos Falcó, Tamara y Álvaro. Una lo es de Griñón y el otro de Cubas. Y ahora ambos los comparten con sus respectivas parejas, Isabelle é Iñigo. Los titulares son los primos y sus parejas son marqueses consortes y por cortesía, lo serán mientras duren sus matrimonios.

Con siete meses de diferencia morían los hermanos, Fernando Falcó, marqués de Cubas y Carlos, marqués de Griñón. Tamara terminaba 2020 como marquesa y Álvaro, el único hijo que tuvo el aristócrata en su matrimonio de siete años con Marta Chávarri, seis meses después. El joven casi a la par que iniciaba las gestiones para ser noble, le pedía la mano a su novia, la coach nutricionista, Isabelle Junot, hija del que fuera primer marido de Carolina de Mónaco.

Isabelle tiene estudios de Arte Dramático y le hubiese gustado ser actriz pero se dedica a enseñar a comer sano como coach nutricional. Álvaro, que juega muy bien al golf, ha heredado el carácter empático y sociable del padre. Se licenció en Administración y Dirección de Empresas en la Universidad Francisco de Vitoria.

Es director de ventas en una empresa de marketing digital y viven en Madrid con su hija recién nacida pero con raíces en Marbella. Ambos primos, se casaron en un palacio, que es la suerte de sus linajes que vienen con propiedades. Los Falcó-Junot eligieron el palacio extremeño de Mirabel, título nobiliario que lleva la hermanastra de Tamara, Sandra Falcó y es una propiedad que comparten al 33 por ciento algunos miembros de la familia. Tamara eligió para su boda el Palacio del Rincón del que también comparte propiedad. Como son una familia de buen comer lo reflejaron en sus enlaces. Un primo se decantó por un chef con dos estrellas Michelin, Mario Sandoval y la otra por un cocinero de cinco, Eneko Acha.

Álvaro es el cuarto Marqués de Cubas de su rama familiar que no es la directa a la que Isabel II se lo concedió. A Fernando Falcó su bisabuelo le hizo marqués cuando cumplió 14 años. Álvaro tuvo que esperar más. Los primos, Tamara y Álvaro, están también unidos por negocios. Fernando Falcó tenía una pequeña participación en la bodega de Malpica en Toledo, que pasa por ser la joya de la corona de los Griñón.

Cubas, que vivía en la casa de su ex mujer Esther Koplowitz en Madrid, tuvo el acierto de vender en vida su estupenda finca extremeña «El Valero». Él sabía que su hijo Álvaro tenía otros intereses y a él, que en su día presentó batalla para que no se la expropiasen, se le presentó la oportunidad de venderla y no lo dudó. Era una finca de caza magnífica, donde el rey Emérito se cobró varios de sus más preciados trofeos cinegéticos y en donde pasaba largas jornadas junto a su buen amigo y compañero de estudios.

Como así me contaba; «de pequeños éramos buenos y no nos escapábamos pero luego, ya un poco más mayores, alguna hicimos. Cuando Don Juan Carlos vivía en casa preparándose para las Academias nos escapábamos. Por supuesto que era para ligar y no queríamos que nos viera el director de estudios, el general Martínez Campos, duque de la Torre, que era muy severo pero conseguíamos escaparnos de su ojo implacable». Hasta ese punto era la amistad entre el padre de Álvaro Falcó y el Rey Juan Carlos. Con Griñón, salió menos pero también lo visitaba en su bodega y algunos vinos compartían.

El día en el que Esther Doña pudo conocer al Rey

Un día, estando Griñón casado con Esther Doña, que se moría de ganas de alternar con la realeza, el Rey Juan Carlos se presentó en la finca de Malpica a comer, pero a Esther Doña se la excusó. Ella se quedó compuesta, pero sin Rey. Tanto Cubas como Griñón eran personajes que representan una época que se extingue. Ahora sus hijos son marqueses influencers. Sus miles de seguidores virtuales les generan los ingresos que antes proporcionaban las tierras y los tributos. Y espera a ver qué les toca a los próximos Onieva-Falcó y Falcó-Junot que nacen con la IA debajo del brazo.

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