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15 de mayo de 2024

Benedicta Dinamarca

Benedicta de Dinamarca, en una imagen de archivoGTRES

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Benedicta de Dinamarca: 80 años de una «segundona» intachable

La hermana de Margarita II y Ana María de Grecia ha sabido siempre estar en su sitio, pese a algunos barullos esporádicos protagonizados por su prole

La Princesa Benedicta de Dinamarca es la única de sus hermanas que no ostenta la condición regia: la mayor, Margarita II, reinó sobre el país escandinavo durante 52 años hasta el pasado 14 de enero, mientras que la menor, Ana María, conservará hasta el final de sus días el tratamiento de majestad gracias a su matrimonio con Constantino II de los Helenos, pese a que solo ejerció de Reina consorte hasta 1973, año de la proclamación definitiva de la República en Grecia. Sin embargo, la Princesa Benedicta jamás ha padecido complejo por su situación.
Antes al contrario: no solo ha evitado siempre cualquier queja relacionada con su «segundonía» –a diferencia de la tendencia, lamentable, que impera actualmente en algunas monarquías europeas, Dinamarca incluida–, sino que el haberla aceptado con naturalidad le ha permitido forjarse una excelente reputación pública e institucional: a día de hoy sigue representando a la Corona danesa, patrocinando una treintena de organizaciones benéficas, culturales o deportivas, que abarcan desde la Asociación Nacional de Trastornos de la Alimentación hasta el Club Danés de Orquídeas, pasando por la Asociación Danesa de Equitación, su deporte predilecto. De cara al desempeño de estas funciones, dispone de un apartamento en uno de los cuatro palacios que conforman el complejo de Amalienborg y de una oficina integrada por cuatro empleados.
Para entender esta exitosa gestión de la «segundonía», es necesario retrotraerse, en primer lugar, a su infancia. Nacida el 29 de abril de 1944 en Amalienborg, un año antes de la liberación de Dinamarca de la ocupación alemana, tuvo la suerte de que sus padres, los Reyes Federico IX e Ingrid, fueran uno de los matrimonios más compenetrados y felices de la realeza europea contemporánea. Eso fue la base de una estabilidad emocional que se mantuvo después de que, en 1953, la modificación de las leyes sucesorias permitiese el acceso a las mujeres al trono y Margarita pasara a ser la heredera.
Sus dos hermanas aceptaron la situación con naturalidad, sin ataques de celos o subidones de ego inapropiados. Por su parte, la futura Reina siempre demostró cariño incondicional hacia la Princesa Benedicta y la Reina Ana María. Nada de rivalidades ni de ajustes de cuentas por medio de libros o de estrategias de comunicación sutilmente engrasadas.
En segundo lugar, la Princesa tampoco se quejó –y supo sacar partido– de las duras condiciones que su padre le puso para poder contraer matrimonio con Richard (1934-2017), sexto Príncipe de Sayn-Wittgenstein-Berleburg, cabeza de la Casa alemana homónima del mismo nombre, al que conoció con motivo de las nupcias de la entonces Princesa heredera Beatriz de los Países Bajos con Claus Von Amsberg. Federico IX decretó que, para poder seguir pretendiendo a la sucesión del Trono danés, la descendencia de la pareja tenía que fijar su residencia en Dinamarca y cursar su formación en el país.
Princess Benedikte of Denmark attending annual New Years Dinner, Copenhagen, Denmark - 01 Jan 2024 *** Local Caption *** .

Es la única de sus hermanas que no ostenta la condición regiaGTRES

Ninguno de los tres hijos de la pareja –los Príncipes Gustav, Alexandra y Nathalie– optó por esa vía, pero la posición de su madre en la Corte de Copenhague no se vio en absoluto afectada: por eso ha seguido asumiendo tareas de representación, compartiendo su vida entre el castillo de Bad Berleburg, cercano a Colonia y rodeado de 13.000 hectáreas muy fértiles –la tala anual de madera alcanza los 100.000 metros cúbicos–, y su país natal. Los Príncipes Benedicta y Richard llevaron una vida sin sobresaltos dese que contrajeron matrimonio aquel 3 de febrero de 1968 en la capilla de Fredensborg, en presencia de una nutrida representación de personas reales, entre las que destacaba la Reina Madre Isabel de Inglaterra, madrina de bautizo de la novia.
Los hijos del matrimonio no han gozado de existencias tan estables: el Príncipe Gustac, actual jefe de la Casa de, tuvo que esperar décadas (ver apoyo) antes de poder casarse con Carina Axelsson, y las uniones de sus hermanas acabaron ambas en divorcios. Unos contratiempos sin apenas incidencia en la vida de la Princesa Benedicta, que hoy recibirá un merecido homenaje en Dinamarca.

Protestante y de raza aria

El Príncipe Gustav de Sayn-Wittgenstein-Berleburg, abuelo y homónimo del actual jefe de la Casa, dejó escrito en su testamento que, para heredar el inmenso patrimonio familiar -en régimen de mayorazgo, como suele ser costumbre en la realeza y alta aristocracia alemanas, y valorado en 500 millones de euros- sus sucesores por la línea de varón debían casarse con mujeres de «confesión protestante y de raza aria». Unos requisitos que la Princesa Benedicta cumplía con creces. Pero no Carina Axelsson, la elegida de su hijo, Carina Axelsson, de ascendencia mexicana por parte de madre. El Príncipe Gustav ha batallado durante años antes de que los tribunales anulasen disposiciones testamentales con reminiscencias de otras épocas.
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