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25 de abril de 2024

La Guerra del Rosellón, de la Convención o de los Pirineos fue el frente pirenaico de la guerra de la Primera Coalición contra la Primera República Francesa, entre 1793 y 1795

El cuadro Batalla de Le Boulou, de Jacques Gamelin, que ilustra la Guerra del Rosellón, que fue el frente pirenaico de la guerra de la Primera Coalición

La cabeza perdida del Conde de España

El 4 de julio del 1838 Carlos d'Espagne ocupó el cargo de Capitán general del Ejército carlista, pero la Junta de Berga consideró que se había excedido en crueldad y fue detenido y ejecutado

Carlos José Enrique d'Espagne, de Courserans, de Cominges, y de Foix, Cabalby, d'Espras, Orbesan y Dupac, era el hijo menor del marqués don Enrique Bernardo d'Espagne. Nació el 15 de agosto del 1775 en el castillo de Remefort (Ariége). En su casa paterna se formó en instrucción y cultura. En 1791 el castillo fue asaltado por los revolucionarios. Después de la prisión de Luis XVI, su padre se ofreció para constituirse junto con sus tres hijos en rehenes, mas denegada la solicitud por la Convención, supo que iba a ser preso, por lo que el marqués con sus hijos emigró a Alemania entrando en el llamado Ejército de los Príncipes, siendo destinado el joven Carlos a la Compañía de Nobles mosqueteros, en la Brigada que mandaba su padre.
Disuelto el Ejército de los Príncipes, pasaron el padre y los tres hijos de Holanda a Inglaterra, y mientras el marqués se dirigía a España para entrar en el servicio de Carlos IV, los tres hermanos, Andrés, Arnaldo y Carlos, fueron a servir al Regimiento Francés Royal Emigrants, con el que hicieron la campaña del 1793. Poco después el marqués los llamó a España. Arnaldo no quiso dejar Inglaterra, y formó parte del Cuerpo de emigrados franceses, que en 1795 desembarcó en Quiberón y en aquella infausta jornada murió.
Mientras esto ocurría, Carlos, con su padre y su hermano Andrés, hicieron la guerra del Rosellón contra la república francesa, siendo el marqués Coronel agregado de la Legión Real, Cuerpo de emigrados franceses, y los dos hijos tenientes del mismo regimiento, que luego fue batallón de la reina. Al firmarse la paz, Carlos fue nombrado Capitán en el regimiento de Borbón, donde estaban los emigrados franceses, y su hermano pasó a la caballería. Habiendo sido trasladado el regimiento de Borbón a Mallorca, Carlos d'Espagne casó con Dionisia Rossiñol, de Desplá y Comellas, de aristocrática familia mallorquina.

De Carlos d'Espagne a Carlos de España

En Mallorca fue ayudante del Capitán General, Juan Miguel de Vives. Estando en este destino fue comisionado para la evacuación de los ingleses de Mahón, conforme a la paz de Amiens, habiendo conseguido que se llevara a cabo con unos días de anticipación a la fecha que debía efectuarse. Al estallar la guerra de la Independencia, el general Vives fue nombrado Capitán General de Cataluña, acompañándole su ayudante, que ya utilizaba oficialmente su apellido castellanizado de Carlos de España.
En 1814 mandaba la División española que entró en Francia, batiéndose todavía contra los franceses en la acción de Bayona. Durante la guerra de la Independencia, al ser recuperado Madrid por los españoles, fue Comandante General y jefe político de dicha provincia. En 1815 pasó destinado a mandar una división que debía intervenir en Francia durante el período conocido por los «Cien días», pero la victoria de los aliados en Waterloo hizo innecesaria su actuación. Comandante general de Tarragona antes de recibir dicho mando, volvió al mismo destino cuando los temores de restauración del Imperio en Francia quedaron disparados.
Carlos de España

Carlos de España

En 1818 fue segundo cabo en la Capitanía General de Cataluña, de cuyo cargo fue depuesto al triunfar la revolución constitucionalista iniciada por Riego en Cabezas de San Juan. Triunfante el régimen absoluto de Fernando VII, en 1824 fue nombrado Capitán general de Aragón. En 1827 pasó a Cataluña con el cargo de Capitán general. Fue destituido 11 de diciembre del 1832.

Las Juntas Carlistas

La Junta Carlista de Berga inició conversaciones con él para que se adscribiera al Carlismo. Los primeros contactos se produjeron en el 1835. El 4 de julio del 1838 ocupó el cargo de Capitán general del ejército carlista. Además de su vertiente militar, durante la guerra de los siete años, el Conde de España posibilitó la creación de la Universidad carlista de San Pedro de la Portella. Con el tiempo, la Junta de Berga consideró que se había excedido en crueldad, sobre todo en Olvan, Gironella y Berga. Esto provocó su detención y destitución. Un rápido juicio ordenó su ejecución. Sus mismos compañeros lo estrangularon y lo lanzaron al río Segre. Su asesinato se produjo en Coll de Nargó el 2 de noviembre del 1839.
En el año 1840, María Roset, hija de un médico y catedrático de la Universidad de Cervera, que a la sazón fue amigo del Conde de España; su hermano, José Roset; el señor Caba; un pariente de estos, y dos sirvientes decidieron ir a la feria de Orgañá. Al pasar por el Coll de Nargó, uno de los criados les mostró el lugar donde había sido muerto el Conde de España y su tumba. José Roset, que era médico como su padre, deseó tener un recuerdo del que fuera gran amigo de su padre. Según parece, ayudado por sus compañeros de viaje, abrieron la tumba del Conde, cogió la cabeza, la depositó dentro de una bolsa y se marcharon.
Poco después de cometer el robo del cráneo fueron sorprendidos por una cuadrilla de ladrones. Durante ocho días permanecieron en manos de estos criminales, sin que nadie los reclamara. Los cautivos consiguieron huir y regresaron a Igualada, su ciudad natal, con la cabeza del Conde de España. José Roset deseaba hacer un estudio frenológico del cráneo. Años después marchó a las Filipinas y, según cuentan, la cabeza del Conde viajó con él. Alguna enfermedad tropical acabó con la vida del médico. Malas lenguas opinaban que la maldición del Conde había matado al insigne doctor. En carta testamentaria, José Roset legó a su hermana Antonia todos sus bienes. Así pues, hizo traer desde las Filipinas muebles, joyas, efectos personales y el cráneo, de nuevo, a Igualada. Antonia Roset depositó el cráneo en la iglesia de San Agustín, donde se estableció la Congregación de la Buena Muerte. Antonia Roset, al morir, dejó como herederos del cráneo a estos religiosos.
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