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28 de abril de 2024

Juan en una cacería de ciervos

Juan en una cacería de ciervos

Picotazos de historia

De cómo Juan 'Sin Tierra' se empecinó en una guerra y las consecuencias de ello

Fue una batalla decisiva ya que supuso el punto final a las ambiciones inglesas en el continente. En otro plano tuvo unas consecuencias que hacen de esta batalla una de las más decisivas de la Historia

En el año 1199 murió el Rey de Inglaterra Ricardo I «Corazón de León» y le sucedió en el trono su hermano Juan. En los siguientes años Inglaterra llevará a cabo una política agresiva y mal organizada en Francia que provocará la perdida de las posesiones inglesas en Anjou, Bretaña y Normandía. Pero es que Juan se enfrentará con dos antagonistas de primera categoría: por el lado francés Felipe II «Augusto», el primer Rey de Francia porque la fórmula anterior era la de «Rey de los Francos». Él es el primero en utilizar esta denominación. El otro será el Papa Inocencio III.
En el año 1208 Inocencio III nombró arzobispo de Canterbury a su amigo Stephen Langton, algo que molestó al rey Juan, a quien no se le había consultado, por lo que impidió que tomara posesión de la sede arzobispal. El Papa puso el reino de Inglaterra bajo interdicto: prohibición de oficiar los oficios divinos e impartir los sacramentos, con algunas excepciones, y enterrar en sagrado. Juan I respondió con la incautación de los bienes de la Iglesia y con el arresto de las amantes y barraganas de los obispos y clérigos.
Posteriormente permitió su libertad tras el pago de una multa. En el año 1209 el Papa Inocencio III subió la mano al excomulgar al Rey inglés y al pedir que los obispos y abades del Inglaterra abandonaran sus sedes. Esto fue un error ya que permitió que todos los ingresos y rentas de la Iglesia pasaran al Tesoro Real, por lo que Juan I no tuvo ninguna prisa en arreglar las cosas. Así, tanto el interdicto como la excomunión, duraron hasta el año 1212 ( el de la batalla de las Navas de Tolosa). Durante ese tiempo Juan I reformó su ejército, calmó con dineros a sus levantiscos barones, contrató mercenarios, forjó alianzas con el Imperio, con los condes de Flandes, Lorena, Brabante, etc.; y aún le quedó un jugoso superávit de 100.000 libras en el Tesoro. Todo ello gracias a los ingresos extras.
La victoria francesa en la batalla de Bouvines condenó el plan de Juan de retomar Normandía en 1214 y propició la primera guerra de los Barones

La victoria francesa en la batalla de Bouvines condenó el plan de Juan de retomar Normandía

El objetivo del Rey inglés era combatir a Felipe II y recuperar los territorios perdidos. El domingo, 27 de julio de 1214, tuvo lugar en Bouvines (cerca de Lille, Francia) una batalla entre las fuerzas reunidas por el rey de Inglaterra y las del rey de Francia. El ejército de Juan I, que no estuvo presente en la batalla, fue contundentemente derrotado. Fue una batalla decisiva y supuso el punto final a las ambiciones inglesas en el continente. En otro plano tuvo unas consecuencias que hacen de esta batalla una de las más decisivas de la Historia.
El Rey Juan I volvió, políticamente, muy debilitado a su reino, lo que le llevaría a firmar la Carta Magna. Este documento se considera como el antepasado y origen de las libertades y derechos que, con el tiempo, darían lugar a la Declaración de Independencia de Estados Unidos, la Revolución Francesa y la democracia moderna pero, a corto plazo, también dio lugar a una guerra civil en Inglaterra. Guerra que se haría internacional cuando los barones ingleses llamaron al futuro Luis VIII de Francia a invadir la isla.
Felipe II «Augusto» consolidó su dominio en el norte de Francia e inició la expansión de su reino por el sur, absorbiendo los territorios de la antigua provincia romana de la Septimania pero acabando con una riquísima cultura: la Occitana. La de la Lengua de Oc.
El Emperador Otón IV tras ser derrotado en Bouvines, perdió el apoyo y financiación de su tío el rey Juan I –que era hermano de su madre– y, con el tiempo, la corona. El Papa Inocencio le retiró su apoyo y lo pasó a un jovenzuelo, nieto del gran Federico Barbarroja, y que sería emperador como Federico II aunque en todas las cortes sería llamado Stupor Mundi (Asombro del Mundo) al ser el monarca más culto y refinado, con mucha diferencia, de su tiempo. En cuanto al Papa Inocencio III, uno de los pontífices más importantes de la Edad Media, cuando le hablaron de la Carta Magna no vio en ello un instrumento en defensa de la ley frente a los abusos. Hijo de su tiempo, lo que vio fue una insurrección feudal contra la autoridad real así que lo declaró inválido y nulo.
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