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19 de mayo de 2024

Parque de Villa de Este, Carl Blechen, 1830

Parque de Villa de Este, Carl Blechen, 1830

Cuando el cardenal Hipólito d'Este perdió toda oportunidad de ser Papa en el cónclave de 1549

Alcanzado el rango de Príncipe de la Iglesia solo le faltaba un peldaño para conseguir el Pontificado, pero cada cónclave resultó ser una amarga decepción: siempre «papable», pero nunca Papa

Le llamaron Hipólito por el hermano de su padre y, como a su tío que llegó a cardenal, lo destinaron a la Iglesia. Fue nieto de Ercole d´Este, duque de Ferrara, y del Papa Alejandro VI. Fueron sus padres Alfonso d´Este, duque de Ferrara, Módena y Reggio y de Lucrecia Borgia. Hipólito d´Este (1509 – 1572) recibió todo el apoyo familiar para que su carrera progresara como se esperaba de él. Con diez años fue nombrado administrador apostólico del arzobispado de Milán y en 1539 el Papa Pablo III puso un capelo cardenalicio sobre su cabeza. Alcanzado el rango de Príncipe de la Iglesia solo le faltaba un peldaño para conseguir el Pontificado, pero cada cónclave resultó ser una amarga decepción. Vio como fueron elegidos: Julio III, Marcelo II, Pablo IV, Pío IV, Pío V y Gregorio XIII. Siempre «papable», nunca Papa.
Hipólito fue un cardenal muy mundano. Tuvo también pasión por el arte, en especial por las antigüedades. Decoró su villa de Este con esplendidez, aunque para ello tuviera que despojar, hasta del último trozo de mármol, a la villa que se hizo construir el Emperador Adriano a 23 kilómetros de Roma.
Con todo, su búsqueda del lujo y del placer producen la sensación de una profunda insatisfacción. Debemos agradecerle la protección que dio a muchos artistas, de lo que dejó constancia el propio Benvenuto Cellini. Pero lo que yo quería contarles es su actuación durante el cónclave de 1549/50.

Una lucha entre tiburones

El cónclave fue convocado a la muerte de Pablo III y se inició el 29 de noviembre de 1549 y duró hasta el 7 de febrero del año siguiente. Ya de inicio la familia d´Este se hizo notar cuando pillaron a Francesco d´Este, hermano de Hipólito, intentando trepar por el tejado de la Capilla Sixtina, con ánimo de establecer un puesto de escucha o espionaje. Se pensó que había actuado de común acuerdo con su hermano el cardenal. El choteo fue tan descomunal, entre los príncipes de la Iglesia, que la acción resultó muy contraproducente para las aspiraciones de Hipólito. El golpe final le llegaría antes de fin de año.
Como siempre, los votos estaban divididos pero se podían agrupar en dos grupos principales: el francés y el imperial. Ambos muy igualados. El candidato lógico hubiera sido el cardenal inglés Reginald Pole, tanto por su experiencia como por sus profundos conocimientos de leyes, diplomacia y política. Pero era inglés, algo inaceptable para Enrique II de Francia. La tensión que se vivía dentro del cónclave, más algún problema de tipo médico, hicieron que se agravara la alopecia que padecía Hipólito: su cabello se caía a puñados y se le abrieron calvas en la barba.
En esa piscina de tiburones que era un cónclave en el siglo XVII, cualquier cosa era susceptible de ser utilizado como arma, por lo que al poco era la comidilla entre los cardenales que el responsable del lamentable aspecto del cardenal d´Este era el Morbo Gallico (así era como llamaban los italianos a la sífilis, el origen viene de la invasión de la península por las tropas francesas del Rey Luis XIII que ayudó a expandir esta enfermedad al grado de epidemia).
La gracia se corrió y con rapidez brotaron chascarrillos y agudezas, no demasiado elegantes ni caritativas, que acabaron llegando a oídos de Hipólito. Reunidos los cardenales para una de las votaciones del día, el cardenal d'Este –hirviendo de indignación– cayó en la trampa y se alzó para proclamar su inocencia y denunciar el infundio.
«¡Enfermo del Mal Francés! Sabed todos que he llevado una ejemplar castidad desde hace más de un año». De esta manera Hipólito d´Este se cargó cualquier posibilidad de ser elegido Papa.
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