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06 de mayo de 2024

Estatua de Tartini en Piran, su ciudad natal

Estatua de Tartini en Piran, su ciudad natal

Picotazos de historia

La agitada juventud del maestro Giuseppe Tartini

El joven Giuseppe tenía una mente brillante y era disciplinado por lo que completó sus estudios sin problema alguno y sacó tiempo para perfeccionar su técnica con la espada en las mejores salas de esgrima de la ciudad

En otro artículo les hablé a ustedes de Giusepe Tartini (1692 – 1770) y de su famosa composición musical El Trino del Diablo y su supuesto origen satánico, ahora me gustaría relatarles los novelescos inicios del maestro.
Giuseppe nació en el seno de una familia de la pequeña nobleza de la ciudad de Piran (Istria), en la actual Eslovenia. Inició sus estudios y a temprana edad recibió sus primeras lecciones de lo que serían sus dos pasiones: el violín y la esgrima. Esta última disciplina le apasionó de tal manera que consiguió superar a sus maestros antes de terminar los estudios. Los padres habían tenido la esperanza de que abrazara la carrera eclesiástica pero el niño dejó bien claro que no tenía ni inclinación para ello ni intención de hacerlo.

Tartini estaba tan inmerso en su pasión por la espada que estaba decidido a encaminarse a París o Nápoles para convertirse en maestro de armas

Resignados, los padres le enviaron a la universidad de Padua para que estudiara derecho. El joven Giuseppe tenía una mente brillante y era disciplinado por lo que completó sus estudios sin problema alguno y sacó tiempo para perfeccionar su técnica con la espada en las mejores salas de esgrima de la ciudad. Cuando se licenció ya era veterano de varios duelos y tenía ganada fama de hábil y peligroso espadachín. Tartini estaba tan inmerso en su pasión por la espada que estaba decidido a encaminarse a París o Nápoles para convertirse en maestro de armas, y hubiera realizado sus proyectos si unos oscuros ojos no le hubieran arrebatado la voluntad.
El pobre Giuseppe se enamoró como un becerro de la hermosa Elisabetta Premazone, a quien daba clases de música. La guapa niña era sobrina del arzobispo de Padua, Giorgio Cornaro o Corner, quien pertenecía a una de las familias más antiguas, influyentes y poderosas de la República de Venecia. El padre de la niña falleció durante esos días y la pareja aprovechó la falta de un cabeza de familia para casarse en secreto. Esto sucedió en el año 1710.

La joven fue encerrada en un convento y Giuseppe tuvo que abandonar Padua a la carrera si quería salvar la vida

Cuando la familia se enteró de lo sucedido puso el grito en el cielo. El más furibundo de todos era el arzobispo, quien se consideraba tutor de Elisabetta y por ello sintió la ofensa a su persona con más intensidad. La joven fue encerrada en un convento y Giuseppe tuvo que abandonar Padua a la carrera si quería salvar la vida. La familia de la joven le persiguió con saña y varios miembros del séquito del arzobispo le dieron caza con ánimo de ganarse el favor de su señor. En este punto hay que aclarar que el arzobispo nunca alentó de manera alguna el asesinato del ofensor.
Presionado por la implacable persecución, Tartini tuvo que abandonar Roma y varias ciudades más. Dejó varios heridos por el camino pero tuvo mucho cuidado de no matar a ninguno de sus atacantes, pues ello le hubiera ocasionado más problemas. Por fin pudo alcanzar tranquilidad en el refugio que le brindó un pariente en el Sacro Convento de San Francisco de la ciudad de Asís. Este pariente salvó dos veces la vida del joven: una, al acogerle y darle amparo, la otra al animarle a retomar sus estudios de violín.
Retrato de Giuseppe Tartini

Retrato de Giuseppe Tartini

Los siguientes dos años los pasó estudiando y practicando el instrumento, con igual o mayor pasión que había puesto en perfeccionar la esgrima. Lo más curioso fue que en ese tiempo se completó un cambio radical en el carácter del joven; donde antes había orgullo cambió a humildad, de violento se tornó amable, de altivo a considerado. Todos los franciscanos se admiraban y aprobaban el cambio en Giuseppe. El dominio del violín le llevó a participar en los actos eclesiásticos más importantes. Durante uno de ellos, mientras interpretaba una pieza con su violín, la cortina que le ocultaba dentro del coro se abrió y fue descubierto por el arzobispo de Padua que estaba de visita. Llamado ante su presencia el arzobispo le hizo saber que hacía tiempo que había sido perdonado y que Elisabetta, ansiosa, le aguardaba en Padua. De esta manera un nuevo Giuseppe, más amable y mejor persona, regresó a Padua para vivir con la joven y ser músico.
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