Rommel en el desierto africano en junio de 1942
Picotazos de historia
La hija secreta del mariscal Erwin Rommel
Existen numerosas fotografías de Rommel dirigiendo a sus tropas durante la campaña del desierto. En muchas de ellas se le ve con una bufanda que tejió para él Gertrud, su hija secreta
Walburga Stemmer (1892 – 1928) fue hija de una humilde costurera. Se sabe muy poco de su padre por lo que se piensa que debió abandonar el hogar teniendo su hija muy poco tiempo de vida. En el año 1912, cuando contaba con veinte años de edad, la encontramos trabajando en un puesto de fruta del mercado de la ciudad alemana de Weingarten, en Württemberg, donde conoció a un guapo teniente del ejército, apenas año y medio mayor que ella.
El joven oficial acababa de ser destinado a Weingarten con la misión de entrenar a los nuevos reclutas. Además de ser bastante inocente, era la primera vez que estaba lejos de su casa y de su novia (que estudiaba en Dantzing). El flechazo entre el joven teniente y la guapa Walburga fue instantáneo y un año después nació una niña a la que pusieron el nombre de Gertrud, pero que se registró con el apellido de la madre, pues no era fácil llevar la contraria a Helena von Luz, la madre del joven oficial con un fuerte carácter que se opuso a aprobar una relación que consideró perjudicial para el futuro de su hijo.
Erwin Rommel de joven
Helena fue hija de un prominente político y funcionario del reino de Württemberg, quien había sido recientemente ennoblecido y con derecho a anteponer el 'von' a su apellido. Así, Helena tenía ambiciosas aspiraciones para su hijo. Permitir que el muy descarriado se casara con una humilde tendera –por guapa y buena que fuera– sería un desastre que ella no estaba dispuesta a permitir. Helena amenazó, lloró, presionó de todas las maneras imaginables e incluso hizo traer a la novia desde la lejana Dantzing.
Abrumado, el joven acabó rompiendo con Walburga pero se negó a romper el trato o desentenderse de la madre y de la niña. Pagó una pensión para la crianza de la niña y siempre mantuvo contacto con ellas. El joven teniente se casó con la recién llegada novia, para alegría y alivio de Helena von Luz, a quien puso al tanto de su relación anterior, de la existencia de Gertrud y de su voluntad de mantener el contacto y proveer de medios. La novia aceptó y, tras el matrimonio, pasó a utilizar el apellido de su marido, llamándose Lucie Rommel, esposa del joven teniente Erwin Rommel.
La pobre Walburga nunca pudo superar el abandono y terminó suicidándose en 1928, al enterarse del nacimiento del hijo de Erwin y Lucie: Manfred. Parece que Walburga siempre pensó que Erwin volvería a ella debido a la existencia de Gertrud, pero el nacimiento de un hijo frustró esas expectativas y la condujo a la depresión y al suicidio. La muerte de Walburga ocasionó que Gertrud se vinculara más a la familia de su padre, pasando largas temporadas con ellos. Solo hubo una exigencia por parte de Lucie, la esposa del futuro mariscal, y fue que a Manfred se le dijera que Gertrud era su prima y no su hermana.
Rommel (izquierda) con el pañuelo a cuadros que le hizo su hija Gertrud
Gertrud convivió con la familia Rommel y el militar fue tierno y afectuoso con la niña, siempre lamentó la parodia que se veía obligado a representar. Empezada la guerra, Erwin Rommel mantuvo la rutina de escribir a su esposa, a Gertrud y a Manfred. Las cartas revelaban el lado humano y tierno del militar. Existen numerosas fotografías de Rommel dirigiendo a sus tropas durante la campaña del desierto. En muchas de ellas se le ve con una bufanda en el cuello. Bufanda que tejió Gertrud y que le envió como regalo y que su padre, como muestran las fotografías, se ponía siempre que tenía ocasión.
Tras el suicidio del mariscal, tanto Lucie como Manfred, estrecharon –más aún– los lazos y el contacto con Gertrud. Ésta se casó en 1946 con Josef Pan, un vendedor de fruta de su Württemberg natal, con quien tuvo dos hijos. Gertrud falleció a los ochenta y siete años de edad, en el año 2000, y a su entierro acudió su hermano Manfred con todos sus hijos y nietos. La historia de Gertrud se hizo pública ese mismo año cuando su hijo Anton Pan, publicó las cariñosas cartas que el mariscal de campo escribió a hija y que Gertrud había conservado durante toda su vida.
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