Fundado en 1910
Stephanie Hollenstein

Stephanie Hollenstein

Picotazos de historia

Stephanie Hollenstein, la única artista del «arte degenerado» admirada por los jerarcas del partido nazi

Los jerarcas del partido nazi, alemanes y austriacos, quedaban fascinados con su personalidad y admiraban su arte y su persona, lo entendieran o no

Me gustaría hablarles de una pintora expresionista austriaca del siglo pasado. Un verso suelto, como ahora les ha dado por decir a los políticos cuando alguien les sale díscolo o –¡peor!– con ideas propias.

La joven de la que les quiero hablar fue la quinta hija de un granjero, Ferdinand Hollenstein, humilde propietario de una pequeña granja con vacas en las afueras de la ciudad de Lustenau (pequeño municipio en el estado de Vorarlberg).

La pequeña Stephanie (1886 – 1944), pues tal era su nombre, estudió en la escuela primaria de Lustenau y ayudaba en la casa a la vuelta de clase. Para entretenerse mientras pastoreaba a las vacas le dio por dibujar, algo que instintivamente se le daba bien. Cuando se graduó fue a Múnich con la idea de estudiar en la Real Escuela de Artes y Oficios. Stephanie llevó consigo los dibujos que pergeñaba mientras hacía de vaquera y el tribunal de la Real Escuela los juzgó con mérito suficiente como para admitirla sin pasar por el tramite previo del examen de ingreso.

Paisaje con una posada

Paisaje con una posada. Obra de Hollenstein

Cuando se licenció abrió su propia escuela de dibujo, en el año 1910, y participó en diferentes concursos y exhibiciones. Por entonces su obra había adquirido un estilo expresionista muy influenciado por la obra de Van Gogh.

Al estallar la Primera Guerra Mundial la pintora se transformó (travistió) en Stephan Hollenstein y así poder alistarse en un regimiento de tiradores alpinos. Durante meses compartiría los rigores y peligros del frente alpino con sus compañeros de unidad. Estos estaban al tanto de la verdadera identidad de Stephanie pero la encubrían y protegían cuanto podían. Pero esta situación no podía durar siempre.

Hollenstein durante la Primera Guerra Mundial

Hollenstein durante la Primera Guerra Mundial

Descubierta por los oficiales, y a pesar de contar con las simpatías de todos, fue devuelta a la vida civil. Esta acción le valió una gran notoriedad, que aprovecho para impulsar movimientos de reclutamiento de enfermeras y de ayuda sanitaria para las tropas. Reclutada por la Oficina de Prensa Imperial partió al frente varias veces como artista de guerra. Fue condecorada con la Medalla de las Tropas y la Cruz de Honor (conocida como Cruz Hindenburg por se creada por orden suya) y el Museo de Historia Militar adquirió un gran numero de obras suyas para sus fondos.

Como sucedió con muchas personas que habían sobrevivido a la terrible experiencia de la guerra, los siguientes años fueron de cierto desmadre. Stephanie salió del armario y se mostró públicamente como lesbiana, a demás de presentar a su amante (una doctora en medicina). Continuó pintando, participando en muestras y exhibiciones; viajó por Europa para estudiar a los antiguos maestros y durante ese tiempo no paró de recibir el reconocimiento a su obra y su talento.

Será durante la década de los años treinta que Stephanie quedará deslumbrada por la estética y el ideal de exaltación de la masculinidad como ideal, tanto en lo civil como en lo militar, que defendía el Nacional Socialismo Alemán. La estética asociada a los roles definidos y exaltados en el arte propagandístico –exactamente igual que con el realismos socialista, a fin de cuentas el nazismo y el comunismo son primos hermanos y nietos del socialismo marxista– la cautivó al punto de afiliarse al clandestino partido nacional socialista alemán en Austria.

Retrato de un soldado. Obra de Hollenstein

Retrato de un soldado. Obra de Hollenstein

Tras el «Anschluss» (disolución del estado austriaco y su integración dentro del Reich Alemán, en marzo de 1938) pudo inscribirse públicamente, aunque se puso en su ficha la fecha de la inscripción original.

Antes del «Anschluss» , Stephanie, había fundado, junto con la pintora de estilo expresionista Fanny Harlfinger-Zakucka, la Wiener Frauenkunst: una asociación para las mujeres artistas vienesas (más tarde se ampliaría a toda Austria). Y es que Stephanie era una artista ferozmente reivindicadora de los méritos y talentos de las mujeres, aprovechando su posición para fomentarlas y promocionarlas. Y esto en medio del auge del nazismo, siendo lesbiana públicamente declarada y con un estilo artístico considerado dentro del llamada «arte decadente».

Y es que cuando se mostraba en todo su esplendor la enorme contradicción, la personalidad de Stephanie parecía agigantarse. Supo conjugar su feminismo reivindicativo, su sexualidad no aceptada por el Estado y una visión artística definida como «arte degenerado», sin encontrar –para ella– diferencias irreconciliables. Los jerarcas del partido nazi, alemanes y austriacos, quedaban fascinados con su personalidad y admiraban su arte y su persona, lo entendieran o no.

La reconocían como una influyente singularidad cuyas contradicciones y valor la exponían sobre una muy delgada capa de hielo, que amenazaba con romperse pero que nunca lo hacía. Esta extraordinaria situación permitió a Stephanie defender y proteger a colegas artistas como fue el caso del escultor Albert Bechtold y otros que no encajaban en el esquema artístico del Tercer Reich.

Stephanie Hollenstein sintió declinar su salud a consecuencia de una dolencia cardíaca, por lo que acabaría renunciando a la presidencia de la Asociación Austriaca de Artistas y a otros cargos que desempeñara. Vivió tranquilamente en Viena hasta su fallecimiento el 24 de mayo de 1944, a consecuencia de un fallo cardíaco. Su obra, protegida por sus hermanas y luego regalada a la ciudad natal de Lustenau, sigue cosechando elogios y admiración, así como el reconocimiento de críticos y coleccionistas. Lo que no cabe duda es que jamás dejó de ser una personalidad brillante, vital y desconcertante.

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