
Nombres de batallas y personalidades grabados en el Arco del Triunfo de París
Por qué hay 31 localidades españolas grabadas en el Arco del Triunfo de París
Estas localidades hacen referencia a las victorias napoleónicas en suelo español
Junto con la Torre Eiffel, el monumento más destacado de la capital francesa es el Arco del Triunfo, diseñado por el arquitecto Jean Chalgrin, quien se inspiró en el arco romano del emperador Tito. Napoleón Bonaparte mandó su construcción en 1806, tras finalizar la batalla de Austerlitz, cuando prometió a sus hombres que volverían «a casa bajo arcos triunfales».
Treinta años más tarde, el rey Luis Felipe I fue el encargado de inaugurar el monumento desde entonces ha sido testigo de innumerables momentos históricos, como el paso de los restos mortales de Napoleón el 15 de diciembre de 1840 o los desfiles militares de las dos guerras mundiales en 1919 y 1944.

15 de diciembre de 1840: Funeral de Estado de Napoleón
Con sus 50 metros de altura, 45 de ancho y 22 de profundidad, el Arco del Triunfo parisino se convirtió en un lugar destacado de la memoria nacional, con frescos que narran las grandes batallas y recuerdan a los artífices de esos triunfos en sus paredes. Este carácter simbólico cobró más significado cuando, en 1920, se instaló la Tumba del Soldado Desconocido, cuya llama eterna arde en homenaje a los combatientes de la Primera Guerra Mundial.
Sin embargo, pocos saben que, entre el recuerdo de generales, ejércitos y lugares clave de las campañas militares francesas, se encuentran grabadas una treintena de localidades españolas como recordatorio de los enfrentamientos que acabaron en victoria durante las guerras napoleónicas.
Las localidades españolas que aparecen en el Arco
De las 158 batallas representadas en el Arco del Triunfo, 31 se libraron en territorio español, concretamente entre los años 1808 y 1813. No todas fueron conquistas contundentes ni rápidas: muchas de estas inscripciones conmemoran plazas conquistadas tras largos asedios o duros enfrentamientos.
Conviene recordar que Napoleón nunca logró someter completamente la península ibérica, «al requerirse su presencia en París pues, ante el ejemplo español, en enero de 1809, el Imperio austriaco se había rebelado contra su autoridad», destaca el profesor titular de Historia Contemporánea de la Universidad de Alcalá, Antonio Manuel Moral Roncal, en un artículo publicado en El Debate.
Batallas napoleónicas en suelo español
- Medina de Rioseco
- Burgos
- Espinosa de los Monteros
- Tudela
- Somosierra
- Madrid
- Zaragoza
- Uclés
- La Coruña
- Valls
- Medellín
- Gerona
- María de Huerva
- Belchite
- Almonacid de Toledo
- Ocaña
- Alba de Tormes
- Vic
- Astorga
- Ciudad Rodrigo
- Lérida
- Mequinenza
- Almeida
- Tortosa
- Olivenza
- Badajoz
- Gévora
- Fuentes de Oñoro
- Tarragona
- Sagunto
- Valencia
Zaragoza cayó tras una defensa excepcional, convirtiéndose en un símbolo de resistencia civil y militar. La ciudad sufrió dos asedios, el primero entre junio y agosto de 1808, y el segundo entre diciembre de 1808 y febrero de 1809. Esta plaza era clave para el abastecimiento de Cataluña y como lugar estratégico para ir a Madrid y Valencia, por lo que para Napoleón era importante dominarla.
Gerona también fue una de las ciudades símbolo de la resistencia española ante el enemigo. Soportó un asedio de siete meses en 1809 que lideró el mariscal francés Saint-Cyr. Pese a estar aislada y sin apenas suministros, la guarnición y la población consiguieron resistir con extraordinario coraje. Sin embargo, se vio obligada a capitular tras una brutal hambruna y epidemia.
En 1811, Tarragona fue protagonista de una defensa feroz: el ejército español resistió valientemente el asedio del mariscal Suchet. No obstante, el ejército de Napoleón consiguió tomar la ciudad en junio tras varios combates sangrientos y una masacre de civiles y soldados. La caída de esta ciudad catalana fue una gran pérdida estratégica y un golpe moral para los españoles.
En otras plazas como Mequinenza, Astorga, Espinosa de los Monteros o María de Huerva y Belchite, la defensa española fue tan tenaz que consiguieron retrasar el avance francés durante unos días o incluso semanas.
Arco del Triunfo
Aunque estas 31 campañas figuran con orgullo en el monumento parisino, Napoleón acabaría reconociendo que había subestimado al pueblo español. No en vano, España se convirtió en el origen de todos los desastres y derrotas del Gran Corso: «Todas las circunstancias de mis desastres vienen a vincularse con este nudo fatal; la guerra de España destruyó mi reputación en Europa», reflexionó un moribundo Napoleón durante su exilio en Santa Elena.