Cristóbal Colón de Carvajal y Gorosábel
Entrevista al descendiente directo del Almirante de la Mar Océana
Cristóbal Colón: «El descubrimiento de América supuso el hito más importante de la historia de la humanidad»
«El indigenismo surgido los últimos años obedece al movimiento woke de EEUU», ha aseverado el descendiente del Almirante en entrevista con El Debate
No ha sido necesaria una máquina del tiempo, aunque sí hemos viajado al pasado durante esta conversación con el actual descendiente directo del Almirante de la Mar Océana. El vigésimo Cristóbal Colón, empezó a navegar a vela a los 15 años, ingresó en la Escuela Naval, donde dio la vuelta al mundo a bordo del Juan Sebastián de Elcano como guardiamarina. Como oficial estuvo destinado en varios buques de guerra y puestos de responsabilidad en tierra firme. Más allá de su vida militar y marinera, es académico correspondiente de la Real Academia de la Historia y de la Real Academia del Mar. Miembro de honor de la Real Liga Naval Española y del Patronato del Museo Naval y otras instituciones de renombre, ha dedicado gran parte de su vida a representar a España en diferentes actos y conmemoraciones relacionadas a la Hispanidad y la figura de Cristóbal Colón en Estados Unidos y Centroamérica.
Con una larga trayectoria a sus espaldas, que incluye varios premios e interesantes artículos en prensa, hablamos con Cristóbal Colón de Carvajal, Almirante de las Indias y duque de Veragua, sobre el peso histórico de su apellido, las acusaciones de genocidio, las tesis sobre el lugar de origen de Colón y la importancia que tiene el mar para comprender la historia de España.
–¿Entiende su apellido, de alguna manera, sin estar ligado al mar?
–Sí, perfectamente. En las anteriores generaciones, la verdad que hemos sido pocos marinos, la mayoría se han dedicado a otras funciones. Por ejemplo, durante el siglo XIX y la mitad del XX, la familia se dedicó a la ganadería de toros bravos. Tuvimos una que se llamaba Toros de Beragua, que era famosísima, y de ella descienden muchos de los sementales que conformaran las ganaderías actuales.
–¿España se ha olvido de mirar al mar?
–Sí, yo creo que ese es uno de los motivos de la creación de la Academia de la Mar, porque precisamente se trataba de despertar la conciencia colectiva de España, de los españoles, para que vieran que el mar es muy importante en la vida de España. Y para todo su comercio: aproximadamente el 80 % de las importaciones vienen por mar. Cuando yo era joven, España era uno de los países punteros del mundo en construcción naval de grandes buques. Nosotros construíamos aquí superpetroleros de unas 300 mil toneladas. Y luego también había unos astilleros muy importantes de este tipo de buques en Cádiz. De hecho, en aquella época se construyó el mayor dique de Europa en la bahía de Cádiz. Entonces el Canal de Suez estaba cerrado y los barcos tenían que dar la vuelta por el Cabo de Esperanza. Cuando se abrió Suez los superpetroleros dejaron de tener tanta importancia. A la vez, otras naciones, como Corea o Japón, crecieron mucho en la construcción de buques civiles y no podíamos competir. Desde entonces, España se ha especializado en la construcción de buques más pequeños y grandes pesqueros oceánicos que buscan el atún en las costas de África y los buques oceanográficos.
–Usted es miembro de la Real Academia de la Mar y la Real Liga Naval Española ¿Qué papel juega esta organización?
–Sí, yo soy académico de honor. En la Real Academia de la Mar tienen cabida la Armada, la Marina Mercante, la Marina Deportiva, la Marina de Pesca y todo lo que es el mundo de la ingeniería naval. Tenemos presencia en prensa, se promueven estudios acerca de distintas disciplinas, conferencias sobre temas históricos y técnicos, distintos grupos de trabajo, etc. La Real Liga Naval Española tiene unos fines parecidos, porque nació en su momento con la idea de divulgar el efecto del mar, pero la Liga tiene más penetración entre los clubes náuticos de la costa y la industria.
–Ha sido embajador de España en misión especial en diferentes países del mundo. En concreto uno de sus viajes estuvo destinado a conmemorar el quinto centenario del descubrimiento de América, en 1992 ¿Cómo fue rememorar el legado de Colón?
–Estuve en Estados Unidos hasta en tres ocasiones. Una de ellas estuve presente en la proclamación del Columbus Day como fiesta nacional, que se hizo en el Salón Indio de la Casa Blanca. De aquel acto tengo un recuerdo curioso, porque el presidente Bush estaba sobre un atril, allí le presentaron el documento, lo firmó y entonces se volvió y me entregó la pluma; yo estaba como a un metro por detrás de él, me entregó la pluma con la que había firmado el decreto y tengo el recuerdo de aquel día. En otra ocasión también estuve con él, en esta ocasión fue en Nueva York, en un congreso donde además conocí a la madre Teresa de Calcuta y hablé con ella unos diez minutos. Esto fue en torno al 92, pero no me nombraron embajador hasta el año 2002. Desde entonces fui varios años embajador en misión especial y estuve en actos y conmemoraciones en Centroamérica y Caribe.
Incluso estuve en Jamaica, que no tiene nada que ver, en teoría, con la historia hispana, pero fue un señorío que perteneció a mis antepasados hasta 1670. Viaje hasta allí con motivo de la conmemoraban el quinto centenario de la estancia de Cristóbal Colón en la isla, porque se había pasado un año entero esperando ser rescatado en la bahía de Santa Gloria, en la costa norte de Jamaica.
–Hay una memoria histórica también ligada a los Cristóbal Colón, muchas veces mezclada con conceptos como el genocidio de los indígenas en América. ¿Qué le diría a alguien que piense que su antepasado fue un exterminador de indios?
–Yo le diría que realmente todo este movimiento indigenista que ha salido hace unos años obedece al movimiento woke que se conoce en Estados Unidos. Es decir, un grupo de presión y terrorista, de extrema izquierda para ser exactos, que trata de subvertir todos los valores tradicionales. Precisamente ahí se entiende lo que ha ocurrido últimamente en Estados Unidos. En 2021, el presidente Joe Biden instituyó la fiesta de la resistencia indígena, pero no se le ocurre otra cosa mejor que poner ese día el día 12 de octubre, como si no hubiese otros días en el calendario. Desde luego en el calendario español tenemos más días, me imagino que en el americano también. Esto fue como fastidiar por completo a toda la sociedad americana tradicional, que tienen un gran respeto por la historia, y no están dispuestos a que venga cualquier persona por ahí sin conocimientos muchas veces a tratar de subvertir todo eso. El presidente Trump ha querido reinstaurar el día de Colón como fiesta nacional, de acuerdo con los valores tradicionales de la sociedad americana, a la cual se debe, porque debe gobernar para una mayoría.
–Aunque Trump haya reconocido el día de Colón, hace pocas semanas felicitó a los italianos, confundiendo el origen del marino. ¿Ustedes tienen otra teoría en la familia o lo tienen claro su origen?
–Yo en ese terreno permanezco completamente neutral. Conozco todas las tesis que se han ido publicando. Es más, he hecho el prólogo de libros de distintas tesis, como uno del Colón gallego, otro mallorquín, del ibicenco y dos tesis del Colón genovés escritas por investigadores españoles. Pero no solo se ciñen a España, también hay dos tesis portuguesas y un Colón corso, de la isla de Quíos. Pero como le decía, ese es un asunto que queda en manos de los historiadores.
–¿Qué razones le llevan a permanecer neutral?
–El origen tampoco no es tan importante. Es, digamos, irrelevante porque la obra del descubrimiento de América la hace España con barcos y tripulaciones españolas. Cristóbal Colón lo que hace es prestar su servicio a los reyes de España, como hizo Magallanes años más tarde. El caso de Magallanes es muy próximo. Y, de hecho, las biografías de Magallanes y Colón tienen ciertas similitudes. Además, Magallanes es el continuador del proyecto colombiano.
–Usted no solo escribe prólogos sobre su antepasado, acaba de publicar una novela ¿Sobre qué trata?
–Se llama La premonición de Adela, arranca con un sueño premonitorio que tiene una niña de seis años, que es la hija del protagonista, en la cual le dice a su padre que no salga a la mar porque su barco se va a hundir. Es una novela de aventuras donde aprovecho toda mi experiencia en la mar. Como hemos hablado, yo empecé a navegar con 15 años en barcos de vela ligera. Dentro de la Escuela Naval pertenecía al equipo de vela y tuve la suerte de dar la vuelta al mundo en un viaje de nueve meses a bordo del Juan Sebastián de Elcano, que es un premio gordo porque los viajes habituales son de seis. En la vuelta al mundo conocí cómo es la navegación y esa experiencia la he querido recoger en una novela que está ambientada en las aguas del Caribe y en la isla de Cuba, en una localidad que se llama Mariel, entre 1914 y 1959. El protagonista se maneja en barcos de pesca locales y luego se embarca en un gran velero y hace tres viajes a lo largo del Atlántico. Pero también hay otros mundos alrededor de todo esto porque, por ejemplo, he querido hablar de los últimos balleneros de las Azores y de los buzos de escafandra.
–¿Ve usted algún paralelismo entre los valores que pudiese tener el primer Colón y los de ahora?
–Sí, la vida en el mar es completamente distinta a la vida en tierra. Pensemos que la vida a bordo implica que los tripulantes se sirven del barco, pero a su vez son siervos del barco. Es decir, que lo tienes que cuidar permanentemente y es como quien tiene un hijo o una mascota a la que tienes que estar dedicando permanentes cuidados, porque no puedes dejarlo ni un minuto. Hay muchos barcos que se han hundido, si le coge un ciclón, un huracán. La mar sigue siendo un reto para el marino y para la construcción naval.
–¿Cómo definiría usted a ese primer Colón y el papel que jugó en la Historia?
–Cristóbal Colón era un personaje que vivió para sacar adelante su sueño, su proyecto, que era cruzar el Atlántico, el océano, y llegar a las costas de Asia. El descubrimiento de América supuso el hito más importante de la historia de la humanidad. El descubrimiento de América potenció dos siglos de desarrollo sin igual, no solamente en Europa, en América, Asia, cambió por completo todo lo que se estaba considerando. Solamente pensemos una cosa: ¿cómo hubiera sido la trayectoria histórica de España si no hubiera descubierto América? ¿Dónde estaríamos ahora? ¿Qué hubiera sido de nuestra historia? Seguramente hubiéramos pasado mucho más desapercibidos.