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25 de abril de 2024

Soldados franceses embarcan rumbo al Sahel para combatir al yihadismo

Soldados franceses embarcan rumbo al Sahel para combatir al yihadismoGTRES

Así se convirtió el Sahel en territorio de Al Qaeda

El Sahel se ha convertido en una zona de actuación predilecta de Al Qaeda, que ha establecido en la región su centro de operaciones

El Sahel es un cinturón desértico de África que limita al norte con el Sáhara, al sur con las sabanas y selvas del Golfo de Guinea y de África Central, al oeste con el Océano Atlántico y al este con el Nilo Blanco. Tiene una extensión aproximada de cuatro millones de kilómetros cuadrados e incluye: sur de Mauritania, Senegal, Malí, Argelia, norte de Guinea y Burkina Faso, Níger, norte de Nigeria y Camerún, así como Chad, Sudán y Eritrea.
La región del Sahel cobró protagonismo por la actividad terrorista de Al Qaeda para el Magreb Islámico (AQMI), unida al tráfico de drogas. Muchos yihadistas, procedentes de los conflictos de Líbano, Afganistán o Chechenia regresaron, en los años noventa del siglo pasado, a sus países de origen en África septentrional, encuadrándose en AQMI.
«El Sahel se ha convertido en otra zona más vacía de derecho, como Afganistán o Pakistán o como el Índico en Somalia. Esto es un verdadero mar de arena que va del Atlántico al Mar Rojo, por el que se puede navegar sin un solo obstáculo administrativo. Así es como se trafica entre Iberoamérica, Oriente Próximo y Europa», aseguró Suleymou Boubeye Maiga, exministro de Defensa y exjefe de los servicios secretos de Malí. Los terroristas y los traficantes de armas actuaban en zonas donde el Estado está ausente. Movían mucho dinero entre una población paupérrima. El norte de Malí ocupa más de 800.000 kilómetros cuadrados, más del 60 % del territorio nacional, donde vive menos del 10 % de la población.
Los terroristas entregaban parte de los beneficios del contrabando a las tribus y clanes aliados. Construyeron una red de complicidades familiares casándose con mujeres indígenas. Los cooperantes españoles Albert Vilalta, Roque Pascual y Alicia Gámez estuvieron secuestrados, en 2009, por el argelino Mojtar Belmojtar, casado con una tuareg del norte de Malí. Al Qaeda reclutó a muchos militantes mauritanos aunque los jefes seguían siendo argelinos.
El más fiero de los jefes terroristas en el Sahel era Abdenhamid Abu Zeid, verdugo del francés Michel Germaneau y del británico Edwin Dyer, en mayo de 2009. El servicio secreto galo denunció que AQMI se enriqueció con los rescates pagados por Roma y Madrid para liberar a sus cinco rehenes.
Otro factor que impulsó el crecimiento de AQMI fue la debilidad de los Estados de la zona. Chad, Níger, Malí, Sudán, Burkina Faso y Mauritania eran países con alto índice de pobreza, corrupción e ineficacia del Estado.
También los traficantes de drogas sudamericanos usaron esa zona de África para hacer llegar estupefacientes a Europa, con protección de Al Qaeda. Como ocurría con las marxistas FARC colombinas, la línea que separa terrorismo de narcotráfico desaparece. «El tráfico está en auge en nuestra zona, en especial el tráfico de drogas procedente de Sudamérica. Existe una estrecha cooperación entre narcotraficantes y terroristas», destacó Mohamed al-Azari, responsable del Consejo de la Comunidad de Estados Sahelosaharianos.

Intervención occidental

Francia aplicó la acción directa. Sus instructores entrenaron, desde 2008, al Grupo de Intervención Especial (GIS) de Mauritania. Incrementó su presencia militar con el envío a Niamey, Níger, de otros cien soldados que hacían reconocimientos con cinco aviones Bréguet-Atlantique 2 y Mirage F1 sobre el norte de Malí para detectar las comunicaciones de los terroristas. París envió, además, comandos de Operaciones Especiales a Burkina Faso, apoyados por ocho aviones de transporte y dos helicópteros, según reveló el periodista Jean-Dominique Merchet
Gilles Denaur, entonces agregado militar francés en Níger, no quiso comentar la operación. Los GIS mauritanos realizaron varios ataques al grupo de Yahya Abou Hamame, un lugarteniente de Abu Zeid. Cayeron 12 terroristas y ocho soldados. Los GIS capturaron a seis prisioneros, mientras un avión mauritano les prestaba apoyo desde el aire.
El entonces presidente de Mauritania, el general Mohamed Ould Abdelaziz, presentó las operaciones como «una guerra santa» para acabar con AQMI y «vengar» la violencia terrorista en su país.
Estados Unidos, por su parte, perseveró en el programa Trans Sahara de lucha contra la delincuencia organizada y el terrorismo en el Sahel. Sus instructores adiestraban a tropas de Malí en el desierto junto a Gao. El mando del Pentágono para África (Africom) organizó unas maniobras militares de tres semanas (Flintlock 10) en cuatro países del Sahel, con participación del Ejército español. El Gobierno de Malí quiso ganarse a los jefes tuaregs, pero el dinero que los terroristas repartían era abundante.

Argelia funda un mando antitterrorista

Argelia, Malí, Mauritania y Níger crearon un mando conjunto antiterrorista en la zona desértica. El Comité de Estado Mayor Operacional Conjunto estableció su base en Tamanrasset, a 2.000 kilómetros al sur de Argel. Argelia quiso liderar esa lucha. Los argelinos consideraban que los pagos para liberar a rehenes occidentales y la protección que los terroristas daban al tráfico de drogas eran los dos pilares que financiaban los atentados de AQMI en el norte de Argelia.
La creación del mando tuvo como prólogo un encuentro, en Argel, de los jefes de Estado Mayor de ocho países de la zona. Tres países africanos –Chad, Senegal y Burkina Faso– que asistieron a la reunión no se unieron al mando común. Argelia objetó la colaboración de Libia y Marruecos. Rabat quiso incluir al Frente Polisario como grupo terrorista, acusándole de complicidad en los secuestros de europeos en el norte de Malí.
El representante argelino, el general Gaïd Salah, recalcó que la iniciativa es «un dique a las veleidades de intervención» en el área de países extranjeros, en referencia a Francia y a Estados Unidos.
Las autoridades regionales acordaron crear un corredor militar en las fronteras norte y noreste con Argelia y Malí. Para ellos se fijaron 35 puntos de entrada obligatorios en el territorio. Ponerle puertas al campo.

Coordinación regional e internacional

Los mandos locales carecían de medios para vigilar el vasto desierto. Requerían acuerdos regionales. Con ese objetivo, Mauritania participó en un encuentro ministerial en Dakar sobre tráfico de drogas en África occidental. Acudieron los ministros del Interior de Mauritania, Senegal, Cabo Verde, Gambia, República de Guinea, Guinea-Bissau, Malí, Francia y España para pergeñar una estrategia común. Malí, Mauritania y Níger se comprometieron en la lucha contra AQMI.
El reto sigue siendo «desarrollar esas zonas desérticas. Hacer que lleguen hasta allí el agua y la luz», afirmó Isselmou Uld Mustapha, analista mauritano, para reducir las complicidades locales de AQMI.
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