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20 de abril de 2024

Tanque ucraniano

Tanque ucraniano en el DonbásAFP

Guerra en Rusia-Ucrania

¿Qué tipo de guerra se está desarrollando en Ucrania?

La guerra en Ucrania ha entrado en fase de guerra convencional, sin embargo, tiene una serie de características propias

Ciberataques, propaganda, desinformación… La crisis ucraniana comenzó como el paradigma de la «guerra híbrida», con estrategias que buscaban desestabilizar al Gobierno ucraniano sin recurrir a los tanques, soldados y misiles.
La situación ahora es muy distinta con los bombardeos masivos contra zonas residenciales de las ciudades de Ucrania, el avance de los soldados rusos en varios frentes, miles de víctimas civiles y cientos de miles de refugiados.
La invasión rusa a Ucrania ya no parece tener nada que ver con las modernas técnicas de guerra y sí se parece, cada vez más, a las guerras convencionales con movimientos de tropas y un sinfín de víctimas mortales.
El profesor de Historia Contemporánea de la Universidad CEU San Pablo José Luis Orella señaló a El Debate que la invasión a Ucrania ha entrado «en una fase de dominio del terreno».
En esta fase lo primero es «el empleo de unas divisiones de élite, unas unidades que pueden conseguir sus objetivos rápidamente, pero que, si no tienen un respaldo de unas unidades de segunda línea más convencionales, de infantería, etcétera, pueden ser eliminadas rápidamente por el ejército contrario».
Esa falta de respaldo de unidades convencionales en segunda línea a las primeras oleadas de tropas invasoras rusas es lo que habría provocado el crack del ejército ruso al inicio de la invasión. Un error estratégico que habría impedido a Rusia alcanzar sus objetivos militares en unos pocos días.

Evitar grupos de resistencia

Explicó que «para dominar el terreno y tener una posición firme hay que recurrir a lo de toda la vida: poner a todas las reservas militares en el campo de batalla e ir dominando el terreno con un mayor número de hombres, con unidades que puedan proteger esas vanguardias de élite e ir tomando el control y organizando la retaguardia recién tomada».
De esa manera se evitan «grupos de resistencia o grupos de sabotaje a las líneas de comunicación y abastecimiento y, por supuesto, con el control del cielo en ese espacio».
En su estrategia, el ejército ruso «está procurando controlar amplias zonas evitando los grandes centros urbanos. Por el momento las están sitiando, pero están evitando entrar en ellas».

Errores de cálculo

Dentro de los errores de cálculo de los estrategas rusos, el profesor Orella destaca el error al pensar en un rápido apoyo popular entre las poblaciones rusófonas de Ucrania. «Pensaban que llegarían a una ciudad y que la masa prorrusa rápidamente provocaría un golpe de Estado a nivel local y pondría las poblaciones de su parte».
Sin embargo, eso no se está produciendo: «Están viendo que la sociedad está toda escondida en casa y que procuran no actuar, no definirse». Ante ese imprevisto, «las tropas rusas están intentando ampliar su zona de influencia y de control y dejar los grandes centros urbanos cercados para proceder a la ‘limpieza’ de las guarniciones en un momento posterior, cuando tengan una mayor acumulación de fuerzas».
Por el momento, las tropas rusas están centrado sus acciones en las zonas de mayoría de población rusófona, donde pueden encontrar un mayor respaldo social, «como en la ciudad de Járkov, donde más de un 44 % de la población es prorrusa».
«Por ahora, están actuando en esos ámbitos: el sur meridional y la parte oriental, donde pueden tener un mayor respaldo social». Además, se trata de las áreas geográficas más estratégicas pues, al controlarlas, «convierten en inviable cualquier tipo de ayuda a través de ruta marítima que pueda recibir Ucrania». Sin acceso a la ruta marítima, Ucrania «ya solo podrá recibir suministros a través de la frontera de Polonia».

Más que una guerra convencional

También en declaraciones a El Debate, el profesor de Historia del pensamiento y de los Movimientos Sociales y Políticos de la Universidad CEU San Pablo, Antonio Alonso Marcos, destacó que la guerra en Ucrania es «una guerra convencional, porque hay un enfrentamiento de ejércitos con bandera y uniforme, pero es mucho más complejo que una guerra convencional».
Para empezar, «el mismo hecho de que el presidente Zelenski haya prohibido a los varones de cierta edad abandonar el país y armarles nos indica que estamos hablando de otro escenario».
Asimismo, «el que se haya animado a usar cócteles Molotov, indica que entramos en una guerra de guerrillas, es decir que ya hablamos de insurgencia o contrainsurgencia, o de rebeldes».
El profesor Antonio Alonso también destacó la guerra de propaganda, una característica de la guerra convencional, pero que en este conflicto cobra unas dimensiones especiales.
Por lo tanto, «por un lado, guerra tradicional, por otro lado, guerra de propaganda, por otro lado, esta guerra de guerrillas que empieza a perfilarse y, por último, la posible guerra nuclear».
«Estamos entrando en una escalada de retórica que no hace presagiar nada bueno. O se pone freno a todo esto, o va a seguir escalando», advirtió.

Putin no puede perder la guerra

«Putin no puede perder la guerra», aseveró, «porque donde se está jugando la batalla no es en territorio ruso, sino en territorio ucraniano y no parece que eso vaya a cambiar. El ejército ucraniano no puede hacer avances, no puede hacer incursiones en territorio ruso, eso parece bastante obvio», afirmó.
Para el profesor Antonio Alonso, «lo que parece bastante claro es que Rusia le está ganando el pulso a Ucrania porque, evidentemente, el ejército ruso, por mucho que estén resistiendo los ucranianos, es imbatible frente al ejército ucraniano».
Por último, defendió su opinión de que, si la guerra se está alargando, no es por la resistencia de los ucranianos, sino por la voluntad de Putin de «provocar una sensación en Europa de inseguridad, una sensación de que necesitamos sentarnos a dialogar, necesitamos acudir a la diplomacia para, al final, llegar a un acuerdo pacífico que pasa por un presidente prorruso en Ucrania».
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