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25 de abril de 2024

Miguel Pérez Pichel, redactor de El Debate

Miguel Pérez Pichel, redactor de El Debate

Una llamada interceptada revela la «carnicería» de soldados rusos en Ucrania

«Quedaron partidos en dos. Metieron sus cuerpos en bolsas y los mandaron a algún sitio», explica un soldado a su madre cuando le narra la muerte de sus superiores

El caos entre las tropas rusas es la nota tónica desde el inicio de la invasión a Ucrania. Los errores de previsiones, la falta de una logística adecuada, la baja moral de las tropas y el mal estado del material militar llevaron al Ejército ruso a un número de bajas insoportable para cualquier Ejército.
Según la inteligencia militar ucraniana, desde el inicio de la invasión, el 24 de febrero, han muerto en combate más de 42.000 soldados rusos, mientras que el Kremlin reconoce sólo unos pocos miles de muertos entre sus filas.
Aunque la propaganda rusa trate de ocultar la muerte en combate de sus soldados, las evidencias de la catástrofe humana en el Ejército ruso se acumulan y la realidad es ya un secreto a voces en Rusia, donde la población es cada vez más reticente a unirse al Ejército como voluntarios.
Los servicios de inteligencia ucranianos interceptaron recientemente una serie de conversaciones entre soldados rusos y sus familias en las que se pone de relieve la «carnicería» que los rusos sufren en sus filas.
La transcripción de las conversaciones, realizada por la agencia Ukrinform, de una de las llamadas muestra a un asustado soldado que explica a su madre cómo resultaron muertos el comandante y su adjunto de su compañía: «No sobrevivieron. Quedaron partidos en dos. Metieron sus cuerpos en bolsas y los mandaron a algún sitio».
El soldado habla del gran número de muertos entre los soldados rusos y le advierte a su madre que no se crea lo que dicen por la televisión rusa porque no cuentan la verdad de la guerra. «Claro que no cuentan la verdad», contesta la madre, «si la contaran la gente se amotinaría».
«La unidad con la que combatíamos tienen 300 heridos, casi todos sin brazos ni piernas», continúa el soldado en su narración de los horrores de la guerra. «Ahora no tenemos a suficientes soldados para seguir avanzando. Actualmente nos mantenemos a la defensiva. Por el momento, aguantamos».
El soldado, además, insiste en la poca formación de los combatientes rusos: «Muchos están viendo una batalla por primera vez, y tenemos muchas deserciones». También advierte de lo que sucederá si la guerra continúa el próximo invierno: «Si esto no se calma antes del invierno, será un infierno».
En la conversación la madre del soldado se revela enfadada con el gobierno ruso por la guerra: «¿Cuántos de nuestros jóvenes, como tú, morirán? ¿Para qué? ¿Para que nadie pueda entrar en Rusia?».
En otras conversaciones registradas por los servicios de inteligencia ucranianos se reconocía que parte del armamento ruso está obsoleto y tiene que descartarse.
Además, la artillería rusa falla con frecuencia sus objetivos y termina bombardeando sus propias posiciones.
En otras conversaciones interceptadas se escuchan órdenes de oficiales rusos a sus subordinados para que torturen y asesinen a civiles.
Recientemente, el Pentágono difundió la cifra de 80.000 bajas rusas, entre muertos y heridos, desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania.
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