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29 de marzo de 2024

El presidente de Chile, Gabriel Boric (Iz) y el presidente de Colombia, Gustavo Petro

El presidente de Chile, Gabriel Boric (Iz) y el presidente de Colombia, Gustavo PetroJuan Barreto / AFP

La pandilla sudamericana

Arce de Bolivia, promotor de la «plurinacionalidad» y socio indigenista de Petro y Boric, intenta reescribir la historia de sus países, condenando a España

El cambio de mando en Colombia, permitió que algunos miembros de la «pandilla sudamericana», se reunieran de manera presencial. Los presidentes Alberto Fernández de Argentina, Luis Arce de Bolivia y Gabriel Boric de Chile, compartieron con el recién asumido Gustavo Petro de Colombia.
También estuvieron presentes en Bogotá, algunos presidentes que no son parte de la pandilla. Quien sí estuvo ausente –aunque quería estar presente– fue el dictador venezolano Nicolás Maduro, a quien el saliente presidente Iván Duque, le impidió su ingreso.
El presidente Boric tuvo en Colombia un protagonismo impresionante, mientras que en Chile su popularidad ha caído de manera vertiginosa, más que ninguna de sus predecesores en tan corto plazo.
Arce de Bolivia, promotor de la «plurinacionalidad» y socio indigenista de Petro y Boric, es parte del grupo que intenta reescribir la historia de sus países, condenando a España por su accionar hace más de 200 años.
El argentino Alberto Fernández, no tuvo mayor protagonismo, toda vez que en la práctica quien «gobierna» Argentina es Cristina Fernández, próxima a ser condenada por la justicia de su país por corrupta.
El Rey de España, una vez más enfrascado en una polémica artificial y sin tener responsabilidad alguna en lo ocurrido. En el cambio de mando en Chile, Boric lo acusó de llegar tarde a la ceremonia oficial, cuestión que se probó como falsa. En Colombia, lo culpan de no haberse levantado frente al paso de la espada de Bolívar.
Nunca se había visto que los invitados a una ceremonia, debían levantarse ante el paso de una espada. Nadie ha reparado en la falta de respeto hacia Su Majestad, al instalarlo a un costado irrelevante del escenario. Para Petro, el joven Boric, merecía una mejor ubicación que el Rey de España.
Es posible que la pandilla sume un nuevo aliado: Lula da Silva. En efecto, las encuestas anticipan que será el ex procesado y ultraizquierdista, quien asuma en Brasil próximamente, aunque Jair Bolsonaro podría repuntar en lo que resta del proceso.
Con Venezuela, Colombia, Bolivia, Brasil, Argentina y Chile gobernados por extremistas y socios de Diaz-Canel, Ortega y AMLO, el futuro regional será de pobreza y desesperanza. Lo que suceda en Perú es impredecible, pues no se sabe qué pasará con Pedro Castillo en el corto plazo.
Boric le ha ofrecido a Petro, que Chile sea sede de las nuevas negociaciones de paz. En el intento anterior, bajo el gobierno de Juan Manuel Santos, la sede de las negociaciones –finalmente fallidas fue La Habana, epicentro de una de las dictaduras más terribles del planeta.
Gustavo Petro debuta con una propuesta de reforma tributaria, que es lo que hacen los progresistas para financiar sus sueños, pensando que los recursos son infinitos y que todo se resuelve aumentando los impuestos y el tamaño del Estado.
Boric y Petro han demostrado y confirmado que tienen ideologías similares e ideas coincidentes acerca de cómo conducir a sus pueblos hacia el paraíso terrenal. El crecimiento para ellos no es tan relevante. Lo que los une es que se consiga «la igualdad», sin profundizar los caminos concretos que permitan alcanzar el desarrollo.
La crisis económica sudamericana es evidente y no se avizoran tiempos mejores, pues la pandilla tiene otros planes. Por ahora, lograr en Brasil, Argentina, Colombia y Chile, el poder total al estilo de Cuba, Nicaragua y Venezuela, es la prioridad.
Ya han hablado de una posible moneda común, propuesta impracticable en lo económico y en lo político. Boric ha planteado que su foco en política exterior es América Latina, olvidando la pertenencia de Chile a la OECD y considerando que sus socios comerciales relevantes están en Asia, Europa y Norteamérica.
Lo que viene en el corto plazo es decisivo para la región. Es posible que Boric pierda en el plebiscito de salida de la propuesta constitucional. También es posible que la actual oposición gobierne pronto en Argentina, que caiga Castillo en Perú y que el furor inicial por Petro en Colombia, se derrumbe tan rápido como la popularidad de Boric, su nuevo socio de correrías.
Lo que de seguro no cambiará, serán las dictaduras en Cuba, Nicaragua y Venezuela. Se ha iniciado una nueva década de pobreza, delincuencia, narcotráfico y promesas incumplidas para el continente sudamericano.
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