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17 de mayo de 2024

Armita Garavand en la UCI del hospital

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La joven agredida en el metro de Irán por no llevar el velo estaría ya en muerte cerebral

Según medios locales, Armita Garavand, de apenas 16 años, no se está recuperando de la agresión sufrida hace unas tres semanas

Armita Garavand, la joven de 16 años que lleva semanas hospitalizada en Irán después de un altercado con las autoridades por no llevar el velo islámico en el metro, no está evolucionando favorablemente
Según recoge la agencia EFE a través de varios medios locales, la joven se encuentra cerca de la «muerte cerebral», con un pronóstico que parece irreversible. «Lamentablemente el estado de salud de Armita Garavand no es prometedor y su muerte cerebral parece segura a pesar de los esfuerzos del personal médico», informaron medios como las agencias IRNA y Tasnim.
Garavand, de 16 años, se encuentra hospitalizada en coma desde principios de mes tras sufrir un supuesto altercado con las autoridades del metro de Teherán por no llevar el velo islámico, según las denuncias de la organización kurda de derechos humanos Hengaw, con sede en Oslo.

Dos versiones antagónicas

La agencia oficial IRNA ha negado las acusaciones y asegurado en repetidas ocasiones que la joven se desmayó a causa de una bajada de tensión lo que le provocó una caída en la que se golpeó la cabeza con el suelo. Imágenes de seguridad difundidas por IRNA muestran cómo Garavand y dos amigas entran en unos de los vagones del metro de la capital y a continuación dos de ellas salen cargando a la tercera.
Sin embargo, desde Amnistía Internacional afirman que el vídeo ha sido manipulado, que se han acelerado fotogramas en cuatro secciones y hay lapsos de más de tres minutos en la grabación hecha pública.
El secretismo en torno a este suceso ha sido intenso. Una periodista quiso comprobar su estado en el hospital y fue detenida, a la familia de la joven le sustrajeron los móviles tras filtrar imágenes de su hija...
Este suceso recuerda mucho al de la joven Mahsa Amini, que murió hace poco más de un año tras ser detenida por la policía de la moral por no llevar bien puesto el velo islámico, una muerte que las autoridades atribuyeron a causas naturales. Su fallecimiento provocó fuertes protestas que durante meses pidieron el fin de la República Islámica y solo desaparecieron tras una represión que causó 500 muertos, la detención de al menos 22.000 personas y en las que fueron ejecutados siete manifestantes, uno de ellos en público.
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