
Nawaf Salam, ahora primer ministro del Líbano
Líbano rompe el bloqueo político y forma su nuevo Gobierno tras dos años de parálisis
Nawaf Salam asume el desafío en medio de la presión internacional y el frágil alto el fuego con Israel
Después de más de dos años sin un Gobierno plenamente operativo, el Líbano finalmente tiene un nuevo Ejecutivo. El presidente Joseph Aoun firmó este sábado el decreto que designa a Nawaf Salam como primer ministro y confirma un gabinete de 24 ministros, poniendo fin a una interinidad que ha agravado la crisis económica y política del país. La formación del nuevo Gobierno no ha sido sencilla: durante semanas, los partidos han negociado bajo la sombra de la inestabilidad, la crisis social y la presión de potencias extranjeras, especialmente de Estados Unidos, que ha dejado claro que no aceptará la participación de Hezbolá en el Ejecutivo.
El nuevo gabinete incluye nombres clave como Michael Mansaq en Defensa, Yusef Raye en Exteriores, Amer Lebsaq en Economía, Kamal Shehade en la cartera de Desplazados y Rakan Nasr el Din en Salud Pública. Pese a la insistencia de organizaciones y sectores progresistas en una mayor representación femenina, el Gobierno solo cuenta con cuatro mujeres, al frente de Turismo, Asuntos Sociales, Juventud y Deporte, y Medioambiente.
El momento en que se anuncia el nuevo Gobierno no es casual. Se produce a solo diez días de que venza el alto el fuego con Israel, en un contexto en el que la tensión con Tel Aviv no deja de aumentar. Aunque oficialmente el país no está en guerra, las hostilidades en la frontera sur han escalado en los últimos meses, y el papel de Hezbolá en la ecuación sigue siendo un factor de enorme peso. La visita de Morgan Ortagus, enviada adjunta de EE.UU. para Oriente Medio, dejó claro que Washington no aceptará ninguna participación de la milicia chií en el nuevo Ejecutivo, una postura que ha sido recibida con reservas por parte del liderazgo libanés.
El Líbano lleva años en una crisis económica devastadora, con una moneda en caída libre, un sistema financiero colapsado y un nivel de pobreza que no deja de aumentar. La ausencia de un Gobierno ha dificultado cualquier tipo de reformas estructurales, mientras el país sigue dependiendo en gran medida de las remesas de su diáspora y de la ayuda internacional.

El presidente del Líbano, Joseph Aoun
Nawaf Salam, un jurista con experiencia en la diplomacia internacional, asume el cargo en un momento extremadamente complicado. Sus primeras declaraciones han sido cautelosas, evitando confrontaciones directas con ningún actor clave. Sin embargo, es evidente que tendrá que maniobrar con cuidado entre las demandas de los distintos bloques políticos, la presión de actores internacionales y la urgencia de evitar un colapso total del país.