
El director ejecutivo de Tesla y SpaceX, Elon Musk, hace gestos mientras habla durante el desfile inaugural
Starbase ya es ciudad: Elon Musk consolida su influencia con la incorporación oficial del enclave de SpaceX en Texas
Los residentes de Boca Chica Village votan a favor de la conversión de su comunidad en una nueva municipalidad, dominada por empleados de SpaceX y rodeada de críticas medioambientales
La pequeña comunidad de Boca Chica Village, ubicada en el extremo sur de Texas junto al Golfo de México, ha votado mayoritariamente a favor de convertirse en la ciudad de Starbase, un enclave donde la presencia de la empresa aeroespacial SpaceX, propiedad de Elon Musk, es prácticamente absoluta. El proceso de votación, llevado a cabo este sábado 3 de mayo, ha culminado con una decisión que marca un nuevo paso en la expansión del multimillonario dentro del territorio texano.
Con una participación que incluyó a los 283 residentes censados en esta zona no incorporada del condado de Cameron, el resultado ha sido rotundo: 173 votos a favor y solo 4 en contra, superando holgadamente los 143 necesarios para aprobar la creación de una nueva entidad municipal. Según confirmaron fuentes electorales del condado, la aprobación era «estadísticamente irreversible» desde el cierre de las urnas, dada la elevada participación anticipada y el predominio de votantes vinculados laboralmente a la empresa.
Más del 60 % de los electores habilitados son empleados de SpaceX, lo que ha contribuido a que el respaldo a la iniciativa fuese casi unánime. La compañía fundada por Musk ha operado en la zona desde 2012, estableciendo allí su base de lanzamientos y pruebas, a escasos kilómetros de la frontera con México. La transformación de Boca Chica en ciudad permitirá ahora instaurar un gobierno local, con un alcalde y comisionados encargados de definir políticas fiscales, urbanísticas y de infraestructura, ámbitos en los que previsiblemente SpaceX y Musk tendrán una influencia determinante.
El único candidato a alcalde es Bobby Peden, actual vicepresidente de operaciones de lanzamiento y prueba de SpaceX en Texas. Con 36 años y más de una década en la compañía, se perfila como el futuro líder municipal de Starbase, ciudad que abarcará un territorio de unos 3,9 km².
Elon Musk, dueño de la empresa SpaceX, hablando con Donald Trump
Una vez certificados oficialmente los resultados, un juez del estado emitirá la orden legal que incorporará formalmente a Starbase como una ciudad reconocida dentro del estado de Texas. La peculiaridad de este proceso radica en que la mayor parte del terreno urbano ya pertenece a SpaceX, lo que genera inquietudes sobre la autonomía del nuevo gobierno local frente a los intereses corporativos.
No obstante, no todo el entorno ha celebrado esta transformación. Diversas organizaciones ecologistas, como la South Texas Environmental Justice Network, han expresado su rechazo frontal a la expansión de SpaceX en la región. En un reciente comunicado, la agrupación denunció que las operaciones de la empresa han destruido ecosistemas, contaminado fuentes de agua y cerrado reiteradamente el acceso a la playa de Boca Chica, un espacio históricamente utilizado por comunidades indígenas y pescadores locales.
Además de estas críticas, Elon Musk ha sido objeto de cuestionamientos por su rol político en la administración de Donald Trump. Actualmente encabeza el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), una agencia federal que impulsa drásticos recortes presupuestarios y despidos masivos en la estructura del gobierno estadounidense. Según anunció recientemente en una reunión de accionistas de Tesla —empresa que atraviesa una caída de beneficios—, Musk planea reducir su implicación en el Gobierno para centrarse en sus empresas privadas, entre ellas SpaceX.
La constitución de Starbase como ciudad plantea un nuevo escenario de gobernanza donde confluyen intereses públicos y corporativos. Mientras unos celebran la creación de una ciudad tecnológica impulsada por la innovación espacial, otros advierten del riesgo de que una empresa privada dicte las normas de vida y desarrollo urbano en un territorio que, en el papel, aún pertenece al Estado.