
Aeródromo de Borisoglebsk, en la región rusa de Vorónezh
Ucrania contraataca y bombardea el aeródromo de Borisoglebsk, la «base de operaciones» de los cazas rusos
Ucrania ha contraatacado este sábado, tras sufrir tan solo un día antes el peor ataque aéreo ruso contra su país en lo que va de guerra. Rusia superó este viernes la barrera de los 500 drones y atacó con todas sus fuerzas, incluyendo once misiles balísticos, al país vecino, ensañándose especialmente con la capital, Kiev. A modo de represalia, el Ejército ucraniano decidió contestar bombardeando el aeródromo de Borisoglebsk, en la región rusa de Vorónezh, considerado como la «base de operaciones» de los cazas rusos.
«El 5 de julio, unidades de las Fuerzas de Operaciones Especiales de las Fuerzas Armadas de Ucrania, en cooperación con otros componentes de las Fuerzas de Defensa, atacaron el aeródromo de Borisoglebsk, en la región de Vorónezh, como parte de los esfuerzos para reducir la capacidad del enemigo para realizar ataques aéreos», confirmó Ucrania a través de un comunicado castrense.
Así, explicaron que en esta base aérea están estacionados los aviones de combate rusos Su-34, Su-35S y Su-30SM, empleados para atacar territorio ucraniano. Además, el Estado Mayor ucraniano señaló que en la ofensiva lograron alcanzar un depósito que contenía bombas planeadoras, un avión de entrenamiento y «posiblemente otras aeronaves», sin ofrecer más detalles. «Las Fuerzas de Defensa siguen tomando todas las medidas necesarias para socavar la capacidad de los ocupantes rusos de atacar la infraestructura civil y obligar a Rusia a cesar su agresión armada contra Ucrania», aseguró el Ejército del país invadido.
Varios canales rusos de Telegram confirmaron el ataque contra el aeródromo de Borisoglebsk y apuntaron a otro bombardeo contra la planta Progress en Cheboksary, en la región rusa de Chuvashia, una instalación clave para la producción de componentes de sistemas de navegación por satélite para drones, misiles, bombas aéreas guiadas y otras armas de precisión. Como parte de esta ofensiva, decenas de drones ucranianos también trataron de alcanzar otros dos aeródromos militares en la capital, Moscú, y en la segunda ciudad más importante del país, San Petersburgo.
Durante esta noche, Rusia volvió a lanzar unos 322 drones contra Ucrania, de los cuales las Fuerzas de Defensa ucranianas lograron neutralizar 292. Según la Fuerza Aérea ucraniana, la región occidental de Jmelnitski fue el principal objetivo del ataque. En los últimos meses, y coincidiendo con el inicio de las negociaciones de paz auspiciadas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el Ejército del Kremlin ha recrudecido sus ataques contra el país vecino. Este viernes, Ucrania sufrió el peor bombardeo de la guerra, que ya dura más de tres años, tan solo un día después de que el mandatario ruso, Vladimir Putin, mantuviera una conversación telefónica con su homólogo estadounidense.
La conversación, de poco más de una hora de duración, no supuso ningún avance hacia un posible alto el fuego en Ucrania. De hecho, el ruso insistió a Trump en que «no renunciará a sus objetivos» en la guerra, por lo que el republicano confesó estar «muy decepcionado» con Putin. Este viernes, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, tuvo el oído del presidente estadounidense, con el que acordó trabajar para «reforzar» las defensas aéreas de su país, la misma semana en la que Estados Unidos anunció que había paralizado temporalmente el suministro de armas a Ucrania. En ese paquete se incluían misiles antiaéreos Patriot, vitales para hacer frente a los bombardeos rusos.
Aunque Trump evitó comprometerse de manera clara sobre el envío de sistemas de defensa aérea al país invadido, tras su conversación con Zelenski se mostró algo más abierto. «Los van a necesitar para su defensa. Van a necesitar algo porque están recibiendo fuertes impactos», reconoció el republicano a los periodistas que le acompañaban a bordo del Air Force One este viernes. Asimismo, se mostró muy negativo ante la perspectiva de una futura tregua. «Es una situación muy difícil. No me gustó nada mi llamada con el presidente Putin. Quiere llegar hasta el final, simplemente seguir matando gente; no sirve de nada», zanjó.