El presidente de Francia, Emmanuel Macron, y Alberto II de Mónaco
Francia
Macron impone a Alberto II un nuevo primer ministro para Mónaco
Todo parecía idílico el pasado 7 de junio cuando Emmanuel Macron, acompañado de su esposa Brigitte, inició su visita de Estado de dos días a Mónaco, la primera de un presidente francés al Principado mediterráneo desde la realizada por el general Charles de Gaulle en octubre de 1960. El patio de honor del palacio principesco fue el escenario de una exhibición de afecto con Alberto II, la Princesa Charlène y los hijos gemelos del matrimonio, seguida de himnos, inspección de los Carabineros del Príncipe e imposición al mandatario visitante de las insignias de la Gran Cruz de la Orden de San Carlos, sin reciprocidad esta vez, pues Alberto II ya es, desde hace décadas, Gran Cruz de la Orden de la Legión de Honor.
Era la forma de poner de manifiesto el excelente momento por el que atraviesan las relaciones entre ambos países, certificada por el anuncio, hecho justo antes de la visita de Estado, del nombramiento del nuevo Ministre d'État –primer ministro– del Principado. Desde el Tratado de 1918, el soberano monegasco designa para el cargo a un alto funcionario de francés. Sin ir más lejos, en 2000 el diplomático Patrick Leclercq pasó a ocuparlo tras cesar como embajador de Francia en España. En esta ocasión, la elección de Alberto II recayó sobre el magistrado Philippe Mettoux, hasta la fecha director jurídico de la Sncf —equivalente francés de Renfe— y antiguo asesor del exprimer ministro Dominique de Villepin.
Lo que parecía un mero trámite empezó a complicarse al terminar Macron su estancia en Mónaco. Parece ser que no fue de su gusto el nombramiento de Mettoux. ¿Por qué no se lo dijo a Alberto II a lo largo de las 48 horas en las que fue su huésped? Sigue sin despejarse el misterio. Lo cierto es que, de vuelta a París, el presidente de Francia empezó a presionar al Príncipe para que reconsiderara la designación del magistrado.
Mientras, el interesado, que ya había publicitado su llegada al Principado y elogiado el «modelo monegasco» –ambas comunicaciones las hizo en su perfil de LinkedIn–, instó a Alberto II a no hacer caso a Macron y a sus advertencias de un posible conflicto de intereses. Mettoux, incluso, según informa el semanario satírico Le Canard Enchaîné, amenazó al Príncipe con reclamar una indemnización, dando a entender que ya había dejado sus funciones en la Sncf para incorporarse el 4 de julio —era la fecha inicialmente prevista— a la jefatura del Gobierno de Mónaco.
El hijo y sucesor de Rainiero III acababa de caer en una trampa que ya no podía desmontar. La única salida era ceñirse a lo estipulado por el Tratado en vigor entre Francia y Mónaco, en vigor desde 2005: «La República Francesa garantiza al Principado de Mónaco la defensa de su independencia y soberanía y así como la integridad del territorio monegasco en las mismas condiciones que las suyas». A cambio, «el Principado de Mónaco se compromete a que las acciones que emprenda en el ejercicio de su soberanía sean conformes con los intereses fundamentales de la República Francesa en los ámbitos político, económico, de seguridad y de defensa».
En este caso implicaba renunciar al pulso con Macron. El propio Mettoux, de alguna manera, facilitó la tarea al Príncipe al publicar el 27 de junio una declaración —siempre en LinkedIn— en la que renuncia a ser Ministre d'État de Mónaco; no sin descargar su resentimiento al denunciar a las «fuerzas negativas y opuestas que ya actúan para perpetuar las prácticas arcaicas del pasado», sin precisar de qué y quién se trata. Aunque a buen entendedor pocas palabras bastan.
Ya solo quedaba a Macron convencer a Alberto II de la idoneidad de la persona que le sugería para ocupar el cargo de Mettoux: Christophe Mirmand, exsecretario general del Ministerio del Interior durante la pandemia de la covid y antiguo prefecto de los Alpes Marítimos, la provincia que bordea a Mónaco. El presidente de Francia también se cobra una pequeña venganza sobre el Príncipe de Mónaco que, en 2024, y en contra de la voluntad del Elíseo, se decantó por el exministro de Agricultura Didier Guillaume, para ser Ministre d'État. Guillaume falleció repentinamente a principios de este año.