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El dictador venezolano, Nicolás MaduroAFP

Maduro intenta borrar el masivo fraude electoral de hace un año con unos comicios municipales farsa

El chavismo ha organizado actividades para celebrar el primer aniversario de la «victoria» de Maduro y en anticipo a una «gran victoria» en las municipales, en las que esperan obtener las 335 alcaldías en disputa

El chavismo, incapaz de aceptar su derrota en las urnas hace un año, se empeña en maquillar su dictadura como una democracia mediante nuevos comicios, esta vez municipales, sin competencia real ni garantías.

La dictadura blindó el fin de semana los pasos fronterizos terrestres de Venezuela con Colombia y Brasil para «facilitar el desarrollo de las elecciones municipales» explicó en un comunicado Delcy Rodríguez, vicepresidenta de Maduro y hermana de Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional chavista.

Miles de efectivos de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) fueron desplegados como parte del Plan República, un operativo para resguardar las instalaciones y el material de votación en unos comicios en los que el abstencionismo y el rechazo ciudadano fueron los principales protagonistas.

Si bien algunos líderes opositores locales han decidido participar e intentar su reelección para no ceder cuotas de poder al chavismo, María Corina Machado y Edmundo González Urrutia, presidente electo en los comicios presidenciales del 28 de julio de 2024, reiteraron su llamado a la abstención, al considerar que no había las garantías electorales tras su denuncia de «fraude» de hace exactamente un año.

En aquella ocasión, el Consejo Nacional Electoral (CNE), controlado por funcionarios afines al chavismo, proclamó vencedor -sin pruebas ni actas de escrutinio- a Maduro mientras la opositora Plataforma de Unidad Democrática (PUD) publicó más del 80 % de las actas de escrutinio donde quedó demostrado el triunfo opositor y la elección de Gonzáles Urrutia como presidente de Venezuela.

Para este lunes, el chavismo ha organizado actividades para celebrar el primer aniversario de la «victoria» de Maduro y en anticipo a una «gran victoria» en las municipales, en las que esperan obtener las 335 alcaldías en disputa.

Un imborrable fraude masivo

Hace un año, el presidente del CNE, el chavista Elvis Amoroso, proclamó ganador a Maduro con el 80 % de los votos emitidos, mientras que Machado no reconoció el resultado anunciado y denunció que en la jornada electoral se violaron «todas las normas, al punto de que -aseguró en un primer momento- aún no han sido entregadas la mayoría de las actas» electorales.

Amoroso anunció entonces que «en las próximas horas» el CNE publicaría en su página web el detalle de los resultados, mesa por mesa, y entregaría a los 38 partidos políticos que compitieron en aquella elección un informe digital sobre el desenlace de la contienda, promesas que nunca llegó a cumplir.

El funcionario denunció «ataques informáticos masivos desde distintas partes del mundo» que «retardaron la transmisión de las actas y el proceso de divulgación de resultados», algo que puso en duda el rector del CNE Juan Carlos Delpino, quien luego salió de Venezuela y fue destituido del cargo.

Los hechos poselectorales

La PUD denunció fraude electoral y aseguró que la victoria la obtuvo González Urrutia, lo que desató protestas en los días posteriores a las presidenciales y, en este contexto, murieron 28 personas y se detuvieron a más de 2.400 —una buena parte ya excarcelados—, según la Fiscalía del régimen, que vinculó a los arrestados con el comando de la oposición y los acusó de «terroristas».

La oposición reafirmó su denuncia de fraude cuando publicó más del 80 % de las actas electorales de las presidenciales, recabadas por sus testigos de votación, y que daban como ganador a González Urrutia, algo que reconocieron más de 10 países, entre ellos Argentina y Estados Unidos.

Sin embargo, el régimen chavista calificó las actas como falsas sin mostrar las supuestamente verdaderas que ellos habrían recabado y exigió que se respetara el proclamado triunfo de Maduro, que fue convalidado —a solicitud del propio dictador— por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), controlado por jueces afines al chavismo.

A pesar de los múltiples intentos del chavismo por ocultar el monumental fraude, grupos de observación electoral que participaron en las presidenciales, invitados por el propio CNE, validaron las actas mostradas por la oposición.

Uno de ellos fue el Centro Carter de EE.UU. que dijo que las elecciones venezolanas no fueron democráticas, mientras que un panel de expertos de la ONU destacó que las presidenciales carecieron de «medidas básicas de transparencia e integridad que son esenciales para celebrar elecciones creíbles».