Fundado en 1910
presidente de Venezuela, Nicolás Maduro (centro), junto al presidente del Banco de Desarrollo de China, Tan Jiong (izq.), y la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez

presidente de Venezuela, Nicolás Maduro (centro), junto al presidente del Banco de Desarrollo de China, Tan Jiong (izq.), y la vicepresidenta de Venezuela, Delcy RodríguezAFP

Venezuela refuerza lazos con China en medio de la creciente tensión militar con EE.UU.

Maduro advierte posible lucha armada si EE.UU. ataca Venezuela

En medio de un nuevo episodio de tensión geopolítica en el Caribe, el régimen dictatorial venezolano afianza su alianza estratégica con China, en un gesto que busca respaldo internacional frente al creciente despliegue militar de Estados Unidos en la región. El canciller de Venezuela, Yván Gil, se reunió este miércoles con el embajador chino en Caracas, Lan Hu, destacando el apoyo de Pekín ante lo que calificó como «acciones hostiles e ilegales» por parte de Washington.

«Durante esta reunión, también recibimos un mensaje de apoyo y solidaridad de Beijing hacia los esfuerzos de Venezuela por preservar la paz y la seguridad en el Caribe», aseguró Gil a través de su cuenta en Telegram. El funcionario subrayó que dicho respaldo llega en respuesta a los recientes movimientos militares estadounidenses en las aguas del Caribe, realizados para combatir el narcotráfico vinculado al territorio venezolano.

La diplomacia chavista vuelve así a recurrir a sus aliados estratégicos, especialmente a China, en una maniobra política que intenta contrarrestar el aislamiento internacional y las sanciones impuestas por Occidente. En el encuentro con el embajador chino, se reiteró, además, el «compromiso» del dictador Nicolás Maduro de «fortalecer la unidad regional ante amenazas externas» y de promover una «auténtica lucha contra el narcotráfico» desde una perspectiva de cooperación sur-sur.

El trasfondo no es menor. Desde el pasado martes, Maduro ha elevado el tono de su retórica contra Estados Unidos, calificando el despliegue militar estadounidense —que incluye al menos ocho buques de guerra, un submarino nuclear de ataque rápido y más de 4.500 soldados— como una «amenaza militar» directa. «Es un problema de carácter internacional», advirtió el venezolano, dejando entrever una posible escalada diplomática en foros multilaterales.

Más aún, Maduro ha ido más lejos al declarar que Venezuela se encuentra en una «fase de lucha no armada», pero que si el país fuese agredido, pasarían «inmediatamente» a la «lucha armada» para enfrentar al «grupo yanqui invasor». Una narrativa que, si bien se inscribe en el tradicional discurso antiimperialista del chavismo, prende nuevas alarmas en una región marcada por la inestabilidad política, el narcotráfico transnacional y las pugnas por influencia entre potencias globales.

Washington, por su parte, ha insistido en que el refuerzo militar en el Caribe obedece exclusivamente a operativos contra el narcotráfico, aludiendo directamente a Venezuela como un punto neurálgico en las rutas del crimen organizado.

La reconfiguración de alianzas y los discursos beligerantes confirman que Venezuela continúa instrumentalizando la tensión internacional como estrategia de cohesión interna y de posicionamiento exterior, justo en un año donde las variables políticas y económicas internas siguen siendo inciertas.

En este tablero, China aparece como un socio silencioso pero estratégico, cuya solidaridad —aunque medida— proporciona al régimen un respiro diplomático frente al cerco occidental. La pregunta sigue siendo cuánto puede durar esta narrativa antes de que los hechos superen las palabras.

comentarios
tracking

Compartir

Herramientas