Israel vive el acuerdo de paz entre la felicidad y la desconfianza
En Gaza, la población vive entre la esperanza y el miedo. «Si Hamás cumple lo que promete, será el primer respiro en meses», dijo un palestino de Jan Yunis
La gente celebra en la Plaza de los Rehenes de Tel Aviv el 9 de octubre de 2025
La gente al enterarse del acuerdo salió a festejar en Tel Aviv, «la ciudad que nunca duerme». En la «plaza de los secuestrados», donde vienen reuniéndose para protestar y darse fuerza parientes y amigos, se aplaudía, los automóviles tocaban el claxon y se celebraba. Fue un día de esperanza y alivio. Pero también un día de tristeza y preocupación. Emociones confrontadas y pasiones tormentosas dentro del alma. No fue, de todos modos, un día para críticas.
Fue para los israelíes una jornada de victoria. Un día en el que el optimismo triunfó sobre la incertidumbre. A pesar de las dudas de muchos por el futuro, sobre si el grupo terrorista Hamás respetara lo firmado. El Estado judío siente un agradecimiento profundo a Donald Trump, Steve Whitkoff y a Jared Kushner.
Sin Trump no se hubiera logrado el acuerdo, pese a todas las victorias militares. Durante dos años millones se reunieron y exigieron al gobierno, no aceptaron rendirse, no descansaron, no se calmaron. Fue el día de las familias de los secuestrados, de las madres, padres, abuelos, hijos, hermanos, amigos y novias, que no se rindieron ni un segundo. En cualquier situación, con cualquier clima, en cualquier lugar, a cualquier precio, de cualquier forma.
Los manifestantes representaron la conciencia judía, que no abandona heridos, muertos ni secuestrados
Los manifestantes representaron la conciencia judía, que no abandona heridos, muertos ni secuestrados en manos del enemigo.
Hubo por otro lado los que callaron. Un político incluso fomentó campañas de odio contra los manifestantes, contra las familias que sufrían, contra el esfuerzo por rescatar a los secuestrados de los túneles del infierno.
Netanyahu
Parte del Gobierno se molestó y calumnió a las familias, sosteniendo que la lucha solo complicaba el esfuerzo bélico y prolongaba el proceso. El premier «Bibi» Netanyahu con una carrera militar y política llena de logros, confundió el rumbo. No entendió que la presión no era ideológica. Era de votantes de todos los partidos, nacionalistas que no eran menos patriotas que él. Perdió gran parte de su olfato político, y eso le va a costar las próximas elecciones. Y no ante una coalición de izquierda, sino igualmente conservadora, pero con líderes que le perdieron la confianza.
Mientras, el propio Donald Trump brilló y valoró las imágenes y sonidos de la protesta masiva en Israel, vio cuál era el verdadero sentimiento de la gente. Un «pueblo que no ha vendido sus valores, ni su fe». Después, el presidente mostró una foto de la plaza de los secuestrados. Hoy es una imagen de victoria. Muy dura, muy dolorosa, pero no se puede cambiar el pasado. Sólo aprender de él.
Hubo increíble trabajo de inteligencia, de los oficiales de la mítica unidad 8200
Israel recuerda ahora a quienes ya no están. A los que sacrificaron sus vidas. Los hombres y mujeres que removieron cada piedra, que entraron en cada pozo e investigaron cada túnel. Hubo increíble trabajo de inteligencia, de los oficiales de la mítica unidad 8200, que recopilaron información, y brindaron a la fuerza aérea los datos para golpear en el Líbano, Siria, Irán y Yemen, además de Gaza.
Ellos y todos los que llevaron la carga, que participaron en el esfuerzo, que saltaron al infierno, que alcanzaron una quinta ronda de servicio de reserva, que se acostumbraron a respirar el polvo de Gaza y oler a aceite de motor de tanque, durante dos años, para poner fin a esta pesadilla, para ganar e incluir la única victoria real del pueblo de Israel, con una virtud: el regreso de los secuestrados a casa.
Un acuerdo complejo
La firma del nuevo acuerdo entre Israel y Hamás marca un punto de inflexión en una guerra que durante dos años ha mantenido en vilo a Oriente Medio. La noticia, confirmada por fuentes israelíes y estadounidenses en la noche del miércoles, fue recibida con cautela en Jerusalén, Doha y El Cairo.
El entendimiento se alcanzó tras cuatro días de intensas negociaciones indirectas en el balneario egipcio de Sharm el-Sheij, con mediación de Egipto, Qatar y Turquía. Según los mediadores, el documento inicial firmado por las partes constituye la «fase uno» de un plan más amplio, diseñado en Washington y respaldado por varias capitales árabes.
Palestinos celebran en Jan Yunis el acuerdo entre Israel y Hamás
Los términos incluyen la liberación de rehenes, una retirada limitada de tropas israelíes de zonas urbanas de Gaza y la apertura inmediata de corredores humanitarios bajo supervisión internacional.
Gaza
En Gaza, la población vive entre la esperanza y el miedo. «Si Hamás cumple lo que promete, será el primer respiro en meses», dijo un palestino de Jan Yunis. Las calles permanece sin celebraciones, pero con la expectativa de que el alto el fuego permita la llegada de más alimentos y asistencia médica.
El acuerdo tiene un fuerte componente geopolítico. Washington lo presentó como un éxito diplomático del presidente Donald Trump, quien regresó al centro de la escena para ofrecer incentivos económicos, garantías militares y un plan para reconstruir Gaza bajo supervisión multinacional. Entre los temas pendientes figura el futuro político de la Franja (apenas con una superficie de 360 kilómetros), el desarme de Hamás, la restitución de la Autoridad Palestina en determinadas zonas y la seguridad de la frontera sur con Egipto que controlará Israel.
Las guerras son siempre tragedias humanas, confiemos que el fin de esta abra una mejor etapa para todos.