Habemus paz
La primera versión de la paz para Israel y Gaza ha llegado y se ha logrado, aunque a muchos les duela, también gracias a Donald Trump
Dos años y un puñado de días desde que se desató la masacre de Hamás. Dos años y un puñado de días han tenido que pasar para que la organización terrorista que ha estado gobernando la franja entendiera que no tenía escapatoria. No hay salida por los cerca de 500 kilómetros de túneles construidos con los dineros de las Naciones Unidas de buena voluntad (y engañadas). No hay escapatoria bajo las bombas de un Gobierno como el de Benjamín Netanyahu, dispuesto a borrar de la faz de la tierra esa lengua de tierra palestina. Tampoco, entendió Hamás y se lo hicieron ver los países árabes, hay lugar en el mundo donde puedan esconderse.
La primera versión de la paz para Israel y Gaza ha llegado y se ha logrado, aunque a muchos les duela, también gracias a Donald Trump. La forma de hacer política del presidente de Estados Unidos, con el lenguaje del golpe encima y por debajo de la mesa, que entiende el fundamentalismo islámico ha funcionado. Hamás no ha puesto en duda las amenazas del hombre que busca desesperadamente que le concedan el Premio Nobel de Paz. El infierno en el que sobreviven los gazatíes desde hace años iba a ser menos que un purgatorio si no firmaban ese acuerdo que se hará real este jueves a las 11 y que Israel suscribirá después.
Los rehenes, los que están vivos y sus cadáveres, los entregará esa banda que se se resiste a entregar las armas (lo deja para una segunda fase). No dice cuándo lo hará porque pocos saben dónde están los supervivientes y dónde esconden o conservan los cuerpos de los muertos. Tampoco saben cuántos son, hasta hace unas horas se aseguraban que entre unos y otros eran 48. Netanyahu, en declaraciones de esta semana se equivocó en dos ocasiones y redujo la cifra. En las próximas horas o en pocos días tendremos respuesta a todo.
En lo que queda de la franja de Gaza se celebra el acuerdo, un primer y definitivo paso para poder sentirse seguros. En Israel los familiares de las víctimas derraman lágrimas de alegría. Apenas algunos extremistas del Gobierno de coalición amenazan con dejar sólo a Netanyahu, pero la oposición se ha ofrecido a sostenerle. Es la hora de la verdad total o se está cerca. Tan cerca que el mundo celebra y sólo los extremistas que ayer votaron en el Congreso el embargo de armas a Israel están tristes y eso que «habemus paz». ¿Por qué será?
