Sébastien Lecornu, primer ministro de Francia
Macron nombra de nuevo a Sébastien Lecornu como primer ministro de Francia
A pesar de haber dimitido a inicios de semana el presidente francés confía en él como un negociador con fama de prudente y resistente al desgaste
El presidente Emmanuel Macron nombró de nuevo este viernes como primer ministro al centroderechista Sébastien Lecornu, cuya dimisión a inicios de la semana agravó la profunda crisis política que sacude Francia desde 2024.
«El presidente nombró a Sébastien Lecornu primer ministro y le encargó formar gobierno», indicó la presidencia francesa en un corto comunicado, sin más precisiones.
Tras el anuncio Lecornu señaló que «hay que terminar con la inestabilidad política que daña la imagen de Francia y sus intereses» y aseguró que su equipo de Gobierno estará formado por personalidades que no tengan ambiciones para las presidenciales de 2027.
«Haré todo lo que esté en mi mano para dotar de un Presupuesto a Francia hasta finales de año y para responder a los problemas de la vida cotidiana de nuestros compatriotas», declaró Lecornu en redes sociales, en sus primeras declaraciones tras ser nombrado jefe de Gobierno por segunda vez en un mes y tan solo cuatro días después de haber dimitido.
Lecornu, un político de 39 años que se autodefine como un «monje soldado», tendrá la misión de buscar una mayoría parlamentaria para aprobar unos presupuestos para 2026, que permitan reducir la elevada deuda pública.
Pese a su juventud, Lecornu no es un recién llegado. Alcalde de Vernon con apenas 28 años, presidente de un consejo departamental al año siguiente y protegido de Bruno Le Maire y Édouard Philippe, Lecornu fue ascendiendo con discreción pero con paso firme. Su gran salto llegó en 2017, cuando abandonó Los Republicanos tras el escándalo de François Fillon y se sumó al incipiente macronismo.
Lecornu tendrá que gobernar con una Asamblea Nacional partida en tres bloques irreconciliables, con la calle en ebullición y con una deuda que roza los tres billones de euros.
Macron confía en él porque, en un país en bloqueo político y social, Lecornu se presenta como un negociador con fama de prudente, fiel al presidente y, por encima de todo, resistente al desgaste.
Su primera misión será mantener unida a la alianza macronista, cada vez más crítica con el presidente y en la que algunos de sus componentes se oponen a renunciar a la reforma de las pensiones.
Además, Lecornu tendrá que convencer a la derecha moderada, cuyos votos son importantes para conseguir una mayoría de supervivencia, pero cuyo presidente, Bruno Retailleau, actual ministro del Interior en funciones, toma distancias con el macronismo.
En tercer lugar, deberá buscar el apoyo de la izquierda, en particular de los socialistas, cuyos 66 diputados son esenciales para conformar una mayoría, pero cuyos líderes exigen retirar la reforma de las pensiones.
La tarea de Lecornu aparece más compleja de la que tenía sobre la mesa hace una semana, con la amenaza de una moción de censura de Le Pen y Mélenchon.