Crisis en el Báltico: Lituania acusa a Bielorrusia de los globos de contrabando
El Aeropuerto de Vilna ha cerrado diez veces en dos meses debido a la detección de globos sospechosos. La última esta madrugada:7.400 pasajeros afectados; 31 vuelos cancelados; 10 desviados y 9 han sufrido demoras
Globo en la ciudad. Lituania desde Bielorrusia
En la madrugada del 30 de noviembre al 1 de diciembre, el Aeropuerto de Vilna ha vuelto a interrumpir su actividad. Las autoridades informan que la suspensión se debió a la localización de globos sospechosos en su espacio aéreo, considerados «objetos no identificados», pero clasificados por el gobierno como posibles «globos de contrabando». Según la propia operadora del aeropuerto, durante este último cierre fueron afectados más de 7.400 pasajeros y 50 vuelos.
Las cifras ya no son un caso aislado: el Aeropuerto cerró en la madrugada del 28 al 29 de noviembre afectando a 22 vuelos; en la madrugada del 23 al 24 de noviembre afectando a 30 vuelos, y así hasta 10 veces en dos meses.
Las autoridades lituanas aseguran que los globos entran desde territorio bielorruso con carga de contrabando, principalmente cigarrillos de mercado negro. Según el CEO del proveedor de navegación aérea, Saulius Batavičius, en este último episodio se detectaron hasta 60 globos, de los cuales alrededor de 40 entraron en zonas críticas para los vuelos de aproximación y despegue.
«Operación híbrida»
No se trata de globos meteorológicos inocuos: su uso reiterado a altitudes elevadas similares a las de aviones en aproximación y su carga –cigarrillos, a menudo envueltos y ocultos– han llevado a las autoridades a calificarlos como un método masivo de contrabando, y en algunos casos como parte de una «operación híbrida».
Las autoridades admiten que los globos detectados y alcanzados puede ser solo «una parte» del total lanzado: el número real de globos que cruzan la frontera podría ser mayor y podrían descender en zonas boscosas o poco vigiladas, sin dejar rastro.
Ante la repetición de incidentes, el gobierno de Lituania ha reaccionado con dureza. La primera ministra, Inga Ruginienė, calificó las incursiones como un «ataque híbrido», una «agresión deliberada disfrazada de contrabando».
La vigilancia en el Báltico se ha intensificado en los últimos meses tanto por tierra como por aire; se han puesto en marcha patrullas de búsquedas de globos con autorización para abatirlos y militares y policías fronterizos han impuesto protocolos más restrictivos para detectar, neutralizar y sancionar los lanzamientos.
Para las autoridades lituanas, esto va más allá del contrabando: este patrón persistente es una prueba de vulnerabilidad en la defensa del espacio aéreo y un desafío de seguridad nacional. La respuesta, por ahora, pasa por cierres preventivos, vuelos desviados y una vigilancia constante. Los responsables lituanos han pedido apoyo internacional e interpretan los hechos como una forma de presión e intento de desestabilización de la región. La alerta se ha extendido más allá de Lituania y desde los países vecinos se observa preocupación y cooperación para aumentar la vigilancia en las zonas fronterizas con Bielorrusia y Rusia.
Letonia confirmó que en la noche del 23 al 24 de noviembre detectaron globos que cruzaron desde Bielorrusia hacia el país. Fueron interceptados 8 globos con carga de cigarrillos de contrabando. El jefe regional de la guardia de fronteras letona declaró que estos globos son «casi imposibles de controlar» ya que dependen del viento, y que los lugares de descenso son imprevisibles.
La combinación de contrabando masivo, rutas aéreas comerciales y tensiones geopolíticas ha generado una crisis sectorial, social y diplomática. Los viajeros se hallan como piezas inesperadas en un tablero mayor: vuelos cancelados, demoras, reprogramaciones, desvíos a otros aeropuertos, y, sobre todo, incertidumbre.
Desde octubre hasta este cierre de fin de noviembre, miles de personas –turistas, emigrantes, trabajadores, familias– han visto sus planes alterados. Y aunque las cifras oficiales indican decenas de miles de pasajeros afectados, el impacto social es difícil de cuantificar: interrupciones de vuelos, pérdida de conexiones, noches imprevistas…
¿Desde dónde envían los globos?
Las investigaciones y rastreos apuntan a que los globos se lanzan desde Bielorrusia. Lituania acusa al régimen de Alexander Lukashenko de estas operaciones y de que la práctica forma parte de acciones que describen como tácticas «híbridas» o «provocaciones sostenidas». Bielorrusia ha negado responsabilidad y denuncia las sospechas de Lituania como «provocativas».
¿Por qué los mandan? El móvil declarado por las autoridades es el contrabando, sobre todo de cigarrillos, hacia la Unión Europea, donde estos productos tienen mayor precio; sin embargo, el Gobierno de Lituania y analistas califican la persistencia como un hecho que trasciende del crimen organizado y lo elevan a un asunto de seguridad nacional.
Lituania incluso ha puesto sobre la mesa la posibilidad de activar consultas bajo el Artículo 4 de la OTAN –el mecanismo que permite reunir a los aliados cuando cualquiera de ellos considere amenazada su integridad territorial, independencia política o seguridad– si la situación continúa agravándose.