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El primer ministro británico, Keir Starmer, se reúne con la canciller británica, Rachel Reeves, dos días antes del anuncio del primer presupuesto del nuevo gobierno laborista, en Downing Street, en Londres

El primer ministro británico, Keir Starmer, con la ministra de Finanzas, Rachel ReevesAFP

¿Mintió el Gobierno británico presentando los presupuestos? El nuevo escándalo que acorrala a Starmer

La oposición ha pedido en masa la dimisión de Reeves, pero Starmer ha redoblado su apuesta en ella

El primer ministro británico, Keir Starmer, sale de un agujero para meterse en otro. En los tumultuosos acontecimientos que le acorralan, el último problema que afronta son las acusaciones de que su ministra de Finanzas, Rachel Reeves, ocultó de forma deliberada información clave sobre el estado real de las cuentas públicas, con el objetivo de justificar su gran ajuste fiscal en los Presupuestos de 2026.

La clave del escándalo está en los datos de la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR), el organismo independiente que supervisa las cuentas del Estado. Según han revelado en estos últimos días medios británicos, como The Times, Reeves fue informada semanas antes de presentar los Presupuestos de que el empeoramiento de las previsiones provocado por la menor productividad había quedado prácticamente compensado por el aumento de la inflación y de los salarios, que disparó los ingreso fiscales.

Pese a ello, la ministra compareció el 4 de noviembre –tres semanas antes de presentar el Presupuesto– en una rueda de prensa extraordinaria en la que habló de un «panorama sombrío» para Reino Unido y vinculó directamente la rebaja de las previsiones de productividad con un agujero en las cuentas que obligaría a subir impuestos e imponer un durísimo ajuste de 26.000 millones de libras (unos 22.500 millones de euros). En ningún momento explicó que, a esas alturas, el déficit se había convertido incluso en un superávit de 4.200 millones de libras.

El caso ha estallado definitivamente esta semana, después de la presentación del Presupuesto por parte de Reeves, cuando el presidente de la OBR, Richard Hughes, envió una carta al comité del Tesoro de la Cámara de los Comunes revelando que su organismo había informado al Gobierno el 17 de septiembre de una mejora sustancial de los ingresos públicos, y que cuatro días antes de la comparecencia de Reeves el saldo era positivo.

Además de estas declaraciones de Hughes, la agencia Reuters también publicó, aprovechándose de una filtración, el documento que confirmaba oficialmente que los ingresos habían mejorado de manera significativa en los últimos meses.

El líder del Reform UK, Nigel Farage, presenta el manifiesto electoral general de su partido en Merthyr Tydfil, Gales del Sur

El líder de Reform UK, Nigel Farage, lidera los sondeosAFP

La ministra de Economía, por su parte, niega haber mentido y se apoya en tres argumentos: que la rebaja de productividad equivale a 16.000 millones de libras menos de crecimiento potencial; que el superávit de 4.200 millones era marginal dentro de un presupuesto anual de 1,3 billones de libras; y que ese pequeño colchón desaparecía si se incluía el coste de varios giros en política social, estimados en 7.000 millones, lo que devolvería a las cuentas a un déficit de 2.800 millones. Además, Reeves subraya que el Tesoro decidió aumentar de forma deliberada el margen de seguridad fiscal hasta los 22.000 millones, para blindarse frente a futuras crisis. Con ese criterio, el escenario que ella tenía sobre la mesa el 4 de noviembre no era de superávit, sino de un agujero cercano a los 25.000 millones.

Sea como fuere, las decisiones de Reeves han levantado ampollas tanto en la oposición como dentro del propio laborismo. La líder de los conservadores, Kemi Badenoch, ha pedido la dimisión de Reeves y el líder de Reform UK, Nigel Farage –que aparece como líder en intención de voto en numerosos sondeos–, ha solicitado formalmente una investigación al asesor ético de Downing Street. A su vez, Starmer afronta una nueva crisis que le enfrenta con el ala más izquierdista de su partido, que critican su agenda de austeridad.

Mientras tanto, el primer ministro no solo se ha negado a cesar a Reeves, sino que ha redoblado su apuesta encargando un informe para recortar el Estado del Bienestar al exministro de Tony Blair, Alan Milburn. En julio, esa misma estrategia ya provocó una rebelión interna contra la reforma de las bajas por enfermedad.

Con la oposición criticándole y su partido resquebrajándose, Starmer se enfrenta a una encrucijada de donde también quiere sacar ventaja el ex primer ministro Jeremy Corbyn, que este fin de semana ha presentado oficialmente su nuevo partido político, Your Party, que pretende reclutar a aquellos votantes laboristas descontentos con las decisiones del Ejecutivo.

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