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Celebraciones junto al quiosco de la calle Gran Vía de Madrid que ha vendido el número 45.225, el quinto de los ocho quintos premios del sorteo de la lotería de Navidad

Uno de los mayores riesgos es el deterioro de las relaciones personalesEFE

Los problemas psicológicos que puede traer el «síndrome del ganador de la Lotería de Navidad»

A ello se suma la llamada «culpa del superviviente», un sentimiento frecuente entre quienes ganan mientras su entorno sigue enfrentando dificultades económicas

Cada año, cuando los bombos del Teatro Real reparten millones durante el Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad, miles de personas sueñan con escuchar su número cantado por los niños de San Ildefonso.

Sin embargo, detrás de la euforia colectiva y las celebraciones con champán se esconde una realidad poco conocida: el llamado «síndrome del ganador de la Lotería», un conjunto de problemas psicológicos que puede afectar de forma seria a quienes de pronto se ven con una fortuna inesperada.

Este fenómeno, estudiado desde hace décadas en países con gran tradición de loterías, describe cómo el súbito aumento de riqueza puede generar estrés, ansiedad, aislamiento e incluso depresión. Para muchos agraciados, pasar de una vida normal a gestionar cientos de miles —o incluso millones— de euros supone un choque emocional difícil de asimilar.

La presión por tomar decisiones financieras, el miedo a equivocarse o la sensación de no estar preparado para manejar tanto dinero desencadenan una tensión que puede prolongarse durante meses.

Gastos excesivos o donaciones descontroladas

Uno de los mayores riesgos es el deterioro de las relaciones personales. Familiares, amigos e incluso conocidos de la infancia pueden comenzar a ver al ganador como una fuente de dinero. Las peticiones de préstamos, las expectativas de regalos o las insinuaciones sobre cómo debería gastar su premio provocan conflictos que, en ocasiones, terminan en rupturas afectivas.

Algunos ganadores, incapaces de gestionar esa avalancha social, optan por el aislamiento, lo que agrava la sensación de soledad.

A ello se suma la llamada «culpa del superviviente», un sentimiento frecuente entre quienes ganan mientras su entorno sigue enfrentando dificultades económicas. Esta mezcla de responsabilidad y presión moral puede derivar en conductas impulsivas, como gastos excesivos o donaciones descontroladas, que ponen en riesgo la estabilidad financiera que el premio debería aportar.

Los expertos recomiendan a los agraciados mantener la calma, evitar decisiones precipitadas y buscar asesoramiento profesional, tanto financiero como psicológico. Tras la emoción inicial, el verdadero reto comienza: aprender a convivir con la fortuna sin que esta se convierta en una carga emocional.

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