Autonomía
Atrás quedan los años en los que la potencia, la aceleración o la velocidad punta eran los valores que cualquier aficionado al automóvil o comprador ocasional de coches miraba para analizar un coche. Poco a poco el consumo fue ganando en importancia, de la mano de unos diésel que superaban la barrera de los 1.000 kilómetros de autonomía sin despeinarse.
Incluso llegaron a verse coches del Grupo Volkswagen, Mercedes y BMW que coqueteaban ya con los 1.500 kilómetros. Eran otros tiempos, en los que el litro de gasóleo rondaba la barrera de los 80 céntimos y llenar un depósito costaba unos 40 euros. En condiciones normales podrías hacer un Cádiz-Madrid ida y vuelta sin tener que repostar en caso de hacer conducción ahorradora.
Hace menos de una década siglas como TDi, HDi o dCi eran sinónimo de autonomía, estos motores diésel de última generación se convirtieron en verdaderos mitos hasta que los problemas de emisiones, que acabaron por salpicar a todos los fabricantes, acabaron con ellos.
En aquel momento los departamentos de investigación de las marcas dejaron de lado los motores de gasóleo y pusieron sobre la mesa los de gasolina, que debían evolucionar a la velocidad de la luz para cumplir con las sucesivas normas Euro en materia de emisiones que llegaban desde Europa.
En este punto se impuso la hibridación de los motores como única solución para poder cumplir con ellas, al dictado de Toyota, que llevaba ya años de ventaja en este tipo de tecnología.
A igualdad de depósito de combustible con un vehículo diésel, un coche de gasolina tiene difícil superar el 60 % de autonomía que es capaz de alcanzar el vehículo alimentado por gasóleo, un duro hándicap para los compradores que se habían acostumbrado ya a recorrer grandes distancias sin pasar por una gasolinera.
Recordemos que entonces coches alimentados por motores diésel marcaban un consumo medio en torno a los 4 y los 5 litros a los 100 kilómetros, una cifra aún muy lejana para los de gasolina incluso hoy en día.
Es cierto que los híbridos enchufables homologan consumos de gasolina menores a los 2 litros a los 100 kilómetros, pero tan pronto como se acaba la batería eléctrica se disparan los consumos lastrados por el peso de la misma.
Afortunadamente aún quedan alternativas en este sentido como pueden ser los motores híbridos GLP, en este caso Renault es un auténtico experto en la materia, y gracias a los dos depósitos, de gasolina y de gas licuado de petróleo llega a firmar consumos que rondan los 1.000 kilómetros de autonomía.
En el caso de su tecnología híbrida E-Tech también parece acercarse a esa cifra, aunque aún le queda, homologando un consumo de 4,1 litros a los 100 kilómetros gracias al magnifico sistema de regeneración de energía que tienen este tipo de motores híbridos no enchufables.
Mercedes, por su parte, ha hecho pruebas en condiciones muy especiales donde ha logrado superar los 1.000 kilómetros de autonomía en su prototipo Visión EQXX, pero aún es eso, sólo un prototipo.
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