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23 de abril de 2024

Andrew Van der Bijl

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El Hermano Andrés (1928-2022)

El «contrabandista de Dios»

Introdujo clandestinamente miles de Biblias en los países de la Europa comunista durante la Guerra Fría

Andrew van der Bijl icono
Nació el 11 de mayo de 1928 en Sint Pancras (Países Bajos) y falleció el 27 de septiembre de 2022 en Harderwijk (Países Bajos)

Andrew van der Bijl

Empezó solo su andadura como misionero antes de articularla a través de Puertas Abiertas.

Al misionero protestante neerlandés Andrew van der Bijl, mundialmente conocido como el Hermano Andrés, no le gustaba que le apodasen el «contrabandista de Dios» por sus incansables esfuerzos para introducir, clandestinamente biblias en los países situados del otro lado del Telón de Acero durante la Guerra Fría. Decía que él se limitaba a cumplir su deber de difusión de la Palabra de Dios.
Sin embargo, era el término más adecuado para describir su actividad. Baste decir que cada vez que un funcionario de aduanas se acercaba a inspeccionar su camioneta, murmuraba: «Señor, cuando estabas en la Tierra, hacías que los ojos ciegos vieran. Ahora, te ruego que hagas que los ojos que ven sean ciegos».
La primera vez que pasó por esa prueba fue en Polonia en el verano de 1955, con motivo del Congreso Mundial de la Juventud, celebrado en Varsovia. En su maleta llevaba una Biblia, algo de ropa y cientos de folletos con «El camino de la salvación» a modo de titular. Allí encontró iglesias que además de literatura, necesitaban también apoyo moral. Lo tuvo en cuenta. Al año siguiente repitió la experiencia nada menos que en Moscú.
Cuando tocaba tramitar el visado, el misionero –cuya formación académica transcurrió en Escocia– se autodefinía como profesor, estratagema que a menudo facilitaba el cruce de fronteras. Aunque hubo señuelos espontáneos: en una ocasión, un guardia fronterizo búlgaro abrió la parte trasera de su furgoneta y una canoa inflada se cayó, casi aplastando al guardia: «Empezó a intentar empujarla de nuevo. Le ayudamos y se olvidó de buscar en la furgoneta, que estaba llena de Biblias».
Proseguían sus arriesgados periplos por la Europa comunista al tiempo que su actividad atraía a cada vez más voluntarios que, o bien le acompañaban, o bien viajaban por su cuenta. Uno de los pocos incidentes tuvo como escenario Yugoslavia, donde fue detenido y deportado. El episodio desembocó en la a la creación de Puertas Abiertas, hoy presente en decenas de países a lo largo y ancho del planeta.
El Hermano Andrés actuó, por ejemplo, en Cuba y en China, país en el que, en una sola noche, metió un millón de Biblias impresas en Estados Unidos en idioma vernáculo. Reveló, asimismo, en los noventa que los equipos de Puertas Abiertas habían creado alrededor de 540 células clandestinas en Corea del Norte. Con el final de la Guerra Fría, el Hermano Andrés amplió sus misiones a los lugares donde surgían las nuevas amenazas para los cristianos, principalmente en los países musulmanes.
El misionero permaneció en activo hasta 2016, dejando una obra imperecedera que él mismo no hubiera imaginado, ni siquiera cuando experimentó una conversión en un hospital militar mientras cumplía con sus obligaciones castrenses. Los caminos de Dios son inescrutables.
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